por nidiosniamo
Fotografía en contexto original:fn24
Bruselas es el cuartel general del Mal.
O de la burocracia, la corrupción y la indolencia, que viene a ser lo mismo.
De allí salen las leyes que rigen nuestras vidas y los yihadistas que trabajan en suelo europeo. Los últimos atentados se han gestado en Molenbeek, a media hora de los imponentes edificios institucionales de la UE, esa perra inútil que ya no sirve para defendernos, sino todo lo contrario. La UE invierte nuestro dinero en fomentar la natalidad entre musulmanes –a más hijos, más ayudas-, que no tienen costumbre de integrarse. Echarle la culpa de su no integración a los países que los acogen, sólo denota un serio problema de endofobia. En Europa hay inmigrantes de todo el mundo, a todos ellos les resulta duro salir adelante en un país desconocido. Pero sólo los musulmanes se vuelan por los aires. Y no son precisamente aquellos que acaban de llegar, sino los hijos y los nietos de quienes hicieron el trabajo más difícil: emigrar. Son chavales europeos que se mueven a sus anchas por nuestras calles porque se han criado en ellas, son sus calles y saben que allí estarán a salvo, protegidos por los suyos y arropados por la podredumbre de la ineficacia europea. Cuando Salah Abdeslam terminó de matar gente en París, se volvió tranquilamente a Bruselas y se quedó en su barrio, probablemente preparando nuevas operaciones con las que aterrorizarnos. Tres meses ha tardado la vieja perra en dar con quien estaba escondido en el patio trasero de su propia casa.
Todo es tan chapucero, que lo fácil sería empezar a creer en teorías conspirativas. Lo difícil, y lo más doloroso, es pensar que esto no se debe a un plan magistral trazado por los Señores Oscuros, sino que es la consecuencia del buenismo y la incompetencia de la burocrática y acomodada clase dirigente europea. Ellos son los responsables de que el dinero del contribuyente vaya a la UE, de la UE a Bélgica –por poner un ejemplo-, de Bélgica a Bruselas, de Bruselas a Molenbeek y de Molenbeek a Siria, de donde ya vuelve rentabilizado: el delincuente de medio pelo de ayer, ya es todo un muyahidín de Alá. Y todo eso delante de las narices de los centenares, miles de funcionarios de seguridad de todos los países de la UE. Imaginad la burocracia que tendrá que atravesar el informe de un policía búlgaro, por poner un ejemplo, hasta llegar a manos de un político belga. O catalán, ya que estamos.
Y como el incompetente hace siempre muchos aspavientos y mucho ruido para desviar nuestra atención de su incompetencia, ahora nos dicen que Bélgica, como ya hizo antes Francia, va a bombardear Siria. El país que ha amamantado con fondos públicos un criadero de muyahidines de Alá dispuestos a inmolarse entre la gente, el país que ha puesto su seguridad en manos de unas remolonas fuerzas del orden público que están troceadeas por cuestiones identitarias, el país que acumula un sinfín de derechos absurdos, como el de no ser detenido a las cuatro de la madrugada; ese país, digo, ahora suelta los perros de la guerra y va a bombardear Siria.
Ya.
Me parto la caja.
Mientras, la ciudadanía, reacciona haciendo lo único que sabe hacer: cantar Imagine y convocar Marchas contra el Miedo. Ya pudimos asistir a la verdadera dimensión de la valentía europea en París, cuando durante una concentración pacífica contra los atentados, alguien tiró un petardo y provocó la estampida de los valientes sobre las flores y las velas. En Bruselas, cuartel general del Mal, se ha rizado el rizo del absurdo: las autoridades habían cancelado la Marcha contra el Miedo por miedo.
Aun así, unos cuantos cientos de personas fueron hoy a la Plaza de la Bolsa a hacer una concentración pacífica, y entre ellas había ido un imán que condenaba los atentados. Hasta que, en un momento dado, cientos de jóvenes vestidos de negro reventaron el acto, acusaron a los musulmanes de ser cómplices de los terroristas y reivindicaron que Bruselas es su casa.
La policía los ha dispersado con agua a presión y ha habido enfrentamientos.
Me da en la nariz que en los despachos de la UE a estos les tienen más miedo que a los de las chilabas.
Fotografia en contexto original: Diariolibre
Una respuesta a «La dictadura de los mediocres»
A mí no me extrañaría que los revoltosos de negro fueran policías belgas o similares. Hay como un empeño obsesivo para que asociemos cualquier protesta que implique remotamente la idea de una chilaba con la extrema derecha. El tabú en Francia ha generado el esmerado eufemismo ‘Daesh’ para evitar el nefando ‘Estado Islxxxxx’, y los periodistas españoles se apresuran ya a adoptarlo. Mundo avestruz. La sociedad europea está entrando en un bucle kafkiano, que es de temer que termine en la apoptosis colectiva. Dadles dos o tres generaciones, y vuestras nietas lo van a tener crudo. Feministas: coméos las almejas mientras podáis, que el mundo se acaba.