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Parados en espera, de Jordi Évole

Una empresa privada, que lógicamente no nos cuesta una fortuna a los contribuyentes, consigue registrar un 197,8% más de ofertas de empleo que el todopoderoso, carísimo e inútil Estado.

por nidiosniamo

Aunque la Sexta es una cadena de adoctrinamiento ideológico izquierdista (del mismo modo que Intereconomía adoctrina por la derecha), a veces Jordi Évole se aparta del discurso oficial de su patrón y nos demuestra que en el sistema está podrido por todas partes.

En el reportaje del domingo pasado, Parados en espera, visita una oficina del INEM y se entrevista con una orientadora. Por supuesto, ella defiende su trabajo y el de todo su organismo, convencida de que sin ellos los trenes dejarían de salir. Sólo en su oficina hay 13 orientadores. Évole le pide entonces que mire cuántas ofertas de trabajo tiene el INEM para toda la Comunidad de Madrid. Ella, encantada de poder resultar al fin de alguna utilidad, consulta con el ordenador y dice:

– Treinta y cinco.

Trece orientadores por oficina para treinta y cinco puestos de trabajo en toda la Comunidad de Madrid. Echad cuentas.

Entonces Jordi saca su ipad y le muestra el número de ofertas de empleo que hay registradas para la Comunidad de Madrid en el portal Infojobs: 6.923.

Una empresa privada, que lógicamente no nos cuesta una fortuna a los contribuyentes, consigue registrar un 197,8% más de ofertas de empleo que el todopoderoso, carísimo e inútil Estado.

No os voy a destripar todo el reportaje, pero os animo a que no os perdáis la lamentable actuación de las portavoces de la comisión de empleo del Parlamento (PP y PSOE), que una vez más, vienen a demostrar lo lejos que está la casta del pueblo. Évole les pide que imaginen que los españoles decidimos hacer un ERE, despedir a más de la mitad de los parlamentarios y bajar el sueldo a los que queden hasta los 1000 euros. Sólo hay una palabra para describir las caras de las dos mujeres: impagable.

Para verlo, pincha aquí

13 respuestas a «Parados en espera, de Jordi Évole»

Lo triste es que la funcionaria encuentra normalísimo que quienes nos dejamos los cuernos para llegar a fin de mes, paguemos los sueldos de trabajos que no producen nada y no solucionan nada. El máximo argumento que encuentra para defender su labor es que tiene que atender a todo el que entra por la puerta.
Coño, y yo. Pero además de darles palmaditas en la espalda, les soluciono la papeleta.
Lo de las sinvergüenzas del PP y del PSOE no merece un ERE. Merece la guillotina.

Buffff.

Volar el estado, Gullotina…

No me gusta, no.

Veo que seguimos dispuestos y con ganas de joderlo todo, ¿no se pueden hacer las cosas de otra manera?.

Comparto mi repulsa y mi descontento, pero no conteis conmigo para tirar cócteles molotov, para echar abajo los pilares del mundo tal y como lo conocemos ya están las novelas de Pahlaniuk.

Hay otras maneras, mucho mas sencillas y efectivas sin tanto panfleto ni sangre, sin necesidad ni siquiera de salir a la calle o de faltar al trabajo, ¿por que no las llevamos a cabo?.

Si sabes cómo convertir el Estado en algo eficiente y honesto, dilo.
Desde mi humilde perspectiva:
– Votar no sirve de nada.
– No votar tampoco sirve de nada.
– Manifestarse no sirve de nada.
– Reunir firmas no sirve de nada.
– Hacer asambleas no sirve de nada.

Y resulta que tú tienes la solución. Y además ni siquiera hace falta ir a la huelga ni manifestarse.
Por favor, comparte con nosotros lo que sabes, propón algo que no hayamos probado ya.

Malkmus no responde. No aun.

Mientras, permítanme responder a la inquietud ya que he sido yo quien incita a optar por la guillotina… lineal.

¿Nadie quiere perder la cabeza? ¿En verdad cree que la tiene? Y si la tiene, porque la siente al sacudirla, ¿le pertenece?

No es tema para reflexionar, claro que no. Menos con todo lo que tenemos en la cabeza por pensar

Disculpa, yo no he dicho que tenga la solucion, solo que se me ocurren unas cuantas (de hecho la mayoria ya las resumes tu), y no me invento nada ni me atribuyo ideas.

¿No votar no sirve para nada? ¿seguro? ¿la iniciativa popular tampoco? ¿seguro?.

A lo mejor resulta que no todos estan tan descontentos como nosotros con este sistema ¿estamos preparados para oirlo? O si no nos gusta el resultado que hacemos ¿todo para el pueblo, pero sin el pueblo?.

De lo que estoy seguro es de que las revoluciones no sirven para nada, al menos para aquellos a los que supuestamente se pretende defender, ¿Disparamos, ponemos bombas, pegamos tiros, fusilamos? ¿a quien, por que, en que orden, quien lo decide?. Y luego ¿que?.

La democracia es una mierda, si, pero creo que es la menor de las mierdas, o la mas llevadera. Y llamadme iluso, pero creo que se puede cambiar desde dentro, ahora, nos tiene que interesar a todos.

Perdonad mi demora en contestar, es que estaba naciendo mi hijo, y los signos de puntuacion, es lo que tiene el ipad.

Saludos desde la maternidad de odonell.

Enhorabuena, Malkmus. La llegada de una nueva vida siempre es motivo de celebración. ¿Es el primero o tienes más?
Y enhorabuena a tu hijo por nacer de un padre tan preparado 😉
(lo digo por el comentario que dejaste en el artículo de Robert Lozinski)

Hay una forma de eliminar la clase política sin guillotinas: no votar.
Hay una forma de volar el estado sin poner ninguna bomba: la insumisión fiscal.
Hay una forma de vencer a los bancos: no pagarles.
El requisito es que sean acciones mayoritarias.
Sería el salto al vacío de poder. La anarquía política y económica.
¿Hay suficientes valientes para esta revolución?
¿Hay propuestas sostenibles para construir una nueva sociedad?
¿Hay nuevos ciudadanos que las formulen y las asuman?
Y mientras se hace ¿quién detendrá a los depredadores?
¡Es el miedo, estúpidos!

Gracias por las felicitaciones, (y por los piropos, Marisol).

No es el primero, es el cuarto (y no, no soy del Opus).

Desde que no me llega el resumen semanal al correo (no se por que) he ido poco a poco y sin querer perdiéndoos la pista, notaba un vacío, un algo que me faltaba y no sabía que era hasta antes de ayer que os busqué de nuevo en Google.

Gracias a vosotros por seguir mandándonos oxígenos desde la trinchera.

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