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Bienvenidos a la la iglesia de Satán

Miguel Pérez de Lema

Esto es material de primera chicos. Lo mismo sirve para tomárselo a risa como rareza antropológica, que para pensar que Lavey sabía lo que hacía y quedarse con la copla. Si le das un par de vueltas a lo mejor te da por pensar que estas gansadas han tenido mucha más influencia de la que queremos reconocer. Que el desmadre de los 60 en la Costa Oeste fue el laboratiorio de pruebas para todo lo que ha ido viniendo, y que en el fondo no hubo nada de naif en todo aquello.

El que vea entero el documental, y asista a los coloquios de los adoradores de Satán, verá hasta qué punto su forma de ver el mundo y su actitud ante la vida son hoy absolutamente main stream/salvamedelux. Qué raros nos parecen los vecinos «normales» y qué normales nos parecen los seguidores de Lucifer.

Lo de arriba abajo, lo de abajo arriba.

Incluso, esa casa, a la que llamaron Gran Hotel -y es la protagonista de la desgarradora canción Hotel California- a la que todo el mundo mira, y esa familia exhibicionista, qué precedente tan directo del granhermanismo y los reailtys MTV.

No hay nada casual en el éxito de Lavey. El Papa Negro era un genio de la semiótica pop. Y pop, hoy, somos todos.

Cuánto de esta subfilosofía de batiburrillo, y de este juanpalomismo relativista, hay nuestro tiempo. Y cómo mola ese despliegue de parafernalia: Pentagramas invertidos, cuernos, campanas, azotes, y chicas desnudas sobre el altar.

¡Ay, pero qué condenaditos estamos!, que diría el bueno de Ned Flanders.

Aquí la primera parte:

http://youtu.be/ybmXeKHMDCw

Una respuesta a «Bienvenidos a la la iglesia de Satán»

«… lo que hacemos nosotros es invertir el procedimiento…»

Y sólo eso es. Tanta risa puede suscitar la ceremonia que ellos practican como la que practica la Iglesia Católica. No existe diferencia entre una y otra más que el color de las túnicas o la desnudez y el punto de vista del creyente u observador. En suma, los prejuicios de cada quien.

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