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Y ahora resulta que los rumanos tienen piojos

por Robert Lozinski

Hace cosa de un mes aproximadamente, la selección francesa de balompié vino a Bucarest a jugar un partido con la selección rumana. El encuentro se disputó en pésimas condiciones, en un estadio recién inaugurado pero sobre un césped que resbalaba como las alfombras sobre el parqué. A quien le tocaba pegar el balón se le adhería a la suela del zapato un buen trozo de pasto.

Lo típicamente rumano es hacer el ridículo con trabajos rematados chapuceramente. En fin…
En el programa televisivo «Les Guignols de l’Info” los franceses comentaron la cosa a su manera. “Los futbolistas franceses deben evitar los choques contra los futbolistas rumanos, –explicaban los muñecos a los telespectadores-, porque corren el peligro de llenarse de piojos”. Risas. “¿Cómo se dice en rumano contenedor de basura? Bucarest”. Otras carcajadas, claro.

También puede ser que el césped, que venía de Holanda (o Suiza o Dinamarca, no me acuerdo muy bien) ya llevara piojos y estos saltaran alegremente por el aire cuando el balón era golpeado. Perdón, he sido malo. Total, que se habló cierto tiempo sobre el tema en la televisión y en la prensa, y los rumanos se sintieron heridos por unos días en su orgullo nacional.

Pero no todos tampoco. El Ministro de Asuntos Exteriores rumano, preguntado sobre el asunto, dijo que no veía ningún problema. La solución, en su opinión, sería tomárselo a broma (no vaya a ser que nuestros hermanos francófonos se burlen además de nuestra falta del sentido del humor).

Un periodista rumano, invitado a la tertulia, contaba que los más lujosos y más caros restaurantes de los Campos Elíseos no tienen retretes dignos. Retretes que estén a la altura del las estrellas que salen en la Guía Michelín, y a uno, al querer echar una meada, le entra tanto asco que acaba vomitando el exquisito menú con que le han deleitado.
Pero me parece a mí que a los franceses eso de que sus retretes huelan mal les importa un aspa de Moulin Rouge. Ellos no tienen complejos de ningún tipo; se sienten orgullosos hasta de lo que cagan.

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Robert Lozinski es autor de La ruleta chechena

3 respuestas a «Y ahora resulta que los rumanos tienen piojos»

En España en 2006 se inauguró la Nueva Condomina de Murcia con un amistoso entre la Roja y Argentina, con el campo en unas condiciones aun peores.

La cosa le costó la carrera al bueno de Maxi Rodríguez, que se fue la rodilla para un lado y la pierna para otro.

El Atleti pidió indemnización a Argentina, que hace estos bolos sin control para recaudar, Argentina protestó a España por ponerlos a jugar en un patatal. España no dijo nada, excepto el Sabio de Hortaleza, que acató el enjuague pero estaba de acuerdo con el seleccionador argentino antes del encuentro, en que ese campo tenía más peligro que un indio herido y no se debía jugar en él.

Todo el mundo se lavó las manos. La AFE, la AFA, la FIFA…

En cuanto a los franceses, no te preocupes, bastante desgracia tienen con serlo. Y se les nota. (Lo cual no quita para que yo, de mayor, por otros muchos motivos, quiera ser francés).

Eso mismo han dicho los franceses del campo de Bucarest: UN PATATAL. Por aquí, en el mundo de la cultura está muy de moda buscar semejanzas entre las dos latinidades, española y rumana. Los hispanistas las buscan con lupa y se ponen muy contentos al ancontrarlas. Aquí hay una, muy evidente.

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