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Cuando el anuncio eres tú… ¿postpublicidad?

por Marisol Oviaño
mejor trabajo

El estado australiano de Queensland estaba preocupado por la caída del turismo extranjero y necesitaban una campaña para dar a conocer las excelencias de su tierra. Según he leído, el propósito de la película “Australia” también era publicitario, pero resultó una inversión ruinosa- es decir, no atrajo a miles de turistas- a pesar de que costó ¡150 millones de dólares! Pero en el caso de Queensland, los de Sapientnitro han conseguido que todo el planeta haya oído hablar de Queensland gracias a la campaña del mejor trabajo del mundo . Y sólo ha costado un 1% de lo que supuso la producción de “Australia”.

No han hecho falta grandes estrellas de cine, ni extras, ni animales amaestrados: ha bastado con convocar un concurso a nivel global en el que el premio era un sueldo de 25.000 dólares al mes durante seis meses por ser el blogger oficial de la isla. Lo demás ha venido rodado: se ha hablado de ello y se ha seguido el tema en foros y redes sociales, han recibido millones de visitas en la página web…

Y, lo más importante: los medios han hablado de ello como noticia. Todos hemos sabido de la existencia de la paradisíaca isla por los telediarios, no en los cortes publicitarios, donde una campaña de ficción habría llegado a muchísima menos gente. Meses después del lanzamiento de la campaña, ésta sigue siendo objeto de titulares: ahora parece que el muchacho ganador del concurso ha estado a punto de morir por la picadura de una medusa (¿frenará esto el turismo o ayudará a que los amantes de los deportes de aventura se sientan atraídos también por la isla?)

Ése es el mayor éxito que un publicitario puede ofrecer a su cliente: convertirlo en noticia (y ahorrarle un dineral en páginas de prensa, revistas, televisiones, vallas de autopista, etc…). Desde el punto creativo tiene muchísimo interés, sus autores entienden el potencial que ofrece la red para hacer que el público objetivo pueda sentirse, no sólo receptor de información, sino también protagonista de la misma. Del mismo modo que en la postliteratura el lector pasa a formar parte del relato e incluso puede verse convertido en uno de los protagonistas. Ficción y realidad cada vez más mezcladas.
¿Habrá que hablar de postpublicidad?

0 respuestas a «Cuando el anuncio eres tú… ¿postpublicidad?»

No es por corregir pero, más que isla, es Continente.. ese mi otro terruño.
Nunca han vivido del turismo Europeo y es algo que tienen asumido, ni ellos saben demasiado de nosotros y, nosotros tampoco de ellos. Pasar de Sumatra es como ir al fin del mundo para ellos, al igual que llegar a ellos para nosotros lo es también. Por mucha publicidad que se les quiera dar
no deja de estar a 24 horas de vuelo de Europa pero,al igual que ellos vienen a España a los San Fermines
(a emborracharse y emborracharse)alguno de nosotros también llegamos,por ejemplo a cazar tiburones blancos.. (símil peligrosidad) hablo de peligro? Como bien dices Sol,
la medusa que casi se carga al concursante y, continúo: las arañas y sus telas de 2 metros de diámetro, las ranas venenosas, las serpientes alfombra que conviven en casa, las cucarachas voladoras,las lluvias de sapos, los pulpitos
también venenosos en las playas…allí todo es tan salvaje que uno se convierte y se adhiere a la naturaleza y esta, no te daña,te acoge y se crea un antídoto natural, la naturaleza y el hombre cuidándose mutuamente… andas descalzo por el bosque, te metes en el océano y si te toca, te toca, pero mientras, disfrutas,formas parte. Yo espero que permanezcan allí, tan lejos para así, permanecer..

¿Esto es postpublicidad?

Me alegra verte por aquí, Silasoy.
Gracias por puntualizar. La verdad es que puse isla porque no tenía claro si era una provincia, un estado o un qué, sólo sabía que el tipo de la medusa estaba en una isla.

Y no, lo tuyo no es postpublicidad, es sabotaje publicitario 😉 (¿tan lejos nos vamos a ir a que nos pique un bicho?)

Yo he estado estas fiestas en la aldea de mi abuela. Y cuando voy, me parece un paraíso y me gustaría que siguiera así siempre. Sin embargo a quienes tienen que vivir allí los largos inviernos les gustaría que hubiera escuela (y por lo tanto niños), consulta médica, autobús en la puerta… Toda moneda tiene su reverso.

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