Categorías
General Muerte

La llave de tu puerta

por Robert Lozinski
Fotografía en contexto original: soliturefortress
cerradura1kp1

Un tío pedalea, tiene los oídos taponados con música moderna e hincha globos con el chicle, que mastica de manera muy guarra. Y todo al mismo tiempo, claro. Una burbuja le sale demasiado grande, estalla y la fina membrana se le pega a la jeta. El “chiclista” se desequilibra, el cuerpo se le desencaja en ridículos malabares y pilla una caída brutal.

Una tía conduce su coche moderno y esnob sin mirar la aguja del velocímetro y posiblemente con el móvil pegado a la oreja, adelanta en una curva con escasa visibilidad y se zampa entero a un chaval en su moto, que resultó ser un antiguo alumno del instituto en el que doy clases. Y todo al mismo tiempo, claro.

Un retrasado mental al volante de un microbús con unas veinte personas a
bordo, para el vehículo sobre un paso a nivel a fin de contar, agárrense
bien, cómodamente el dinero. Cien, doscientos, trescientos. Suspense. Llega
el tren y con toda su potencia se calza el microbús tirándolo lejos como un
zapato viejo al que pegas un puntapié. El saldo: más de 10 cadáveres,
conductor incluido, suben al mismo tiempo hacia el cielo en sus ataúdes.

La vida es un túnel luminoso con miles de puertas por donde puede entrar la
muerte. Cuando nacemos, a cada uno de nosotros nos entregan una llave.
Cuídala.
Si notas que no está en tu bolsillo, la has perdido o te la han robado.
Es la llave que guardaba cerrada tu puerta.

0 respuestas a «La llave de tu puerta»

Ese chiste del gran Gila que dice:

Está un hombre en un avión, muy nervioso, antes del despegue. A su lado una mujer le dice:
-No tenga miedo, todos tenemos asignado nuestro día.
Y el hombre contesta:
-Sí, pues como sea el día del piloto…

Hay gente que pierde la vida buscándole el sentido.
Preguntándose qué tienen que hacer para lograr la felicidad.
Con frecuencia buscan la respuesta en los otros.
Pero la respuesta está dentro de cada uno. Sólo hay que detenerse a escuchar esa voz que siempre nos ha acompañado. Esa voz que distingue lo bueno de lo malo, esa voz que te tortura cuando has obrado mal, esa voz que te dice “aléjate del precipicio”. O, por el contrario: “salta, estás preparado para llegar al otro lado”. O, simple y sencillamente: “salta”.

Salta: deja de luchar, ya no merece la pena, lo mejor siempre quedará atrás.

Desde niña sé que cualquier día la voz me puede decir “Salta”.
Aunque no me venga bien, aunque sea inesperado, aunque no me lo merezca, aunque no lo merezcan quienes me quieren.

Siempre he sabido que el único sentido de la vida es hacer lo que has venido a hacer.
Vivir.

Es bueno saber «guardar la llave» que nos dieron originariamente.Vale la metáfora.Algunos podemos sortear las innumerables puertas x donde se nos escapa la vida, x el Gran Hacedor, para unos,x el destino para otros.Solo a los niños se les esfuma la posibilidad de cuidar,la pierden o la delegan x que la vida se supone se les es dada por añadidura,luego al crecer se suman a nuestras legiones, y luchan x vivir, nuestro unico objetivo válido en busca de nuestro utópico «vellocino de oro», nuestra existencia. Susana (una mujer argentina).

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *