La fuerza de las personas reside en su espíritu, en su moral, -en su ética si te asustan las palabras anteriores y necesitas un eufemismo-, y no en su cuenta corriente, en su agenda, en su historial sexual -si bien estas tres cosas son estupendas-.
La fuerza de las personas reside en su espíritu, en su moral, -en su ética si te asustan las palabras anteriores y necesitas un eufemismo-, y no en su cuenta corriente, en su agenda, en su historial sexual -si bien estas tres cosas son estupendas-.