Pero como su prestigio profesional permanecía intacto y era un hombre muy querido por su honradez y su bonhomía, los clientes corrieron con las primeras facturas.
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Pero como su prestigio profesional permanecía intacto y era un hombre muy querido por su honradez y su bonhomía, los clientes corrieron con las primeras facturas.
por Marisol Oviaño Fotografía: Eduardo Navarro Cada vez que se sube a un escenario, el orgullo se abre camino a codazos entre mis costillas y siento ganas de llorar. Ya no es aquel niño abandonado que una noche, guitarra y dolor en mano, me dijo enséñame a tocar. Me estaba pidiendo armas para luchar contra […]