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Los tres titanes

Miguel Pérez de Lema

Los liantes es la cuarta película de las siete filmadas por ese triunvirato de la comedia ibérica formado por Mariano Ozores a la dirección y guión, y el dúo de actores Andrés Pajares y Fernando Esteso.

A ellos se sumó en la mayoría de las entregas de la saga -aunque discontinuas e independientes, el público recuerda estas películas como un todo, e incluso como un microgénero en sí mismo- la participación de Antonio Ozores como refuerzo cómico de la pareja principal, que forma otro triunvirato de la risa junto a Pajares/Esteso.

A día de hoy, cada metro de película en la que intervienen estos tres titanes es un prodigio de gracia no igualada hasta ahora. Ahora menos que nunca porque nuestro cine ha dejado de hacer comedia y eso es una cosa importantísima. Una cosa que da hasta miedo cuando te das cuenta de que la comedia española era lo mejor, más hondo y necesario de nuestro cine. Lo que más y mejor nos explicaba. Lo perenne.

Por eso, una pieza maestra del subgénero de la «comedia de explotación española de la transición» -me acabo de inventar el género- como Los liantes es de 1981 pero podría ser de ahora mismo. Y de forma simultánea está vigorosamente arraigada en su fecha de creación y es un documento de época insustituible. Ambas cosas no son contradictorias, sino que trascienden la obra artística a la categoría de clásico.

Como me hago asquerosamete mayor, empiezo a entender la hondura de estas películas y pienso que nuestro cine ha jugado desde hace quizá un par de décadas ya, la baza de la extrema juventud, de lo nuevo, para atraerse al público teen -con escaso rendimiento-. Y se ha dejado llevar de la mano de chicos jovencísimos, que en ocasiones tienen conocimientos técnicos espléndidos, pero que careen de cuajo, de fuste, de vida. De tradición.

Y sin tradición no hay comedia.

Veo a estos tres titanes y en sus rostros hay una vida -privada y colectiva- amasada, con su cuota de dolor, y una fantasía e ilusión a prueba de bombas, estrecheces, y excesos, y puterío, y mucha jeta, y eso, en suma, que se llama la expriencia, miles y miles de horas de vuelo en estudios, teatros, teatritos, music-halls de provincias, cafés cantantes, salas de fiestas, y esa Meca del bravo show business madrileño, el Pasapoga.

Materiales si no necesarios sí muy útiles para que un artista pueda comunicar con lo más profundo de su público, agitarlo, y hacerlo partirse de la risa en una carcajada cómplice y liberadora.

Qué grandes, coño, qué putos titanes.

0 respuestas a «Los tres titanes»

Pues tienes toda la razón: la canción es de rabiosa actualidad.
Y nunca lo había pensado, pero sí: a estos se les notan las tablas y la necesidad que pasarían en sus comienzos. Y que agudiza el ingenio

También se les nota mucho que no salieron de ninguna Operación Triunfo, ni de ninguna tele-serie, ni fueron seleccionados en nungún casting por su atractivo físico, a pesar de lo cual, los tres trinfaron en la TV.

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