El esplendor en la hierba

Por Antonio Santos

Rodeé el gran paquete que los repartidores dejaron en mi vestíbulo, buscando por dónde comenzar el desembalaje. Cinco sudorosos minutos después retiraba la tapa frontal y una gruesa capa protectora para descubrir una silueta femenina que parecía congelada en un bloque de hielo parcialmente traslúcido, que en realidad era papel de burbujas.
Un voluminoso manual de instrucciones se había deslizado hasta mis pies al abrir la caja. Sobre su tapa de plástico aparecía grabado un logotipo formado por una R y una D caligrafiadas con estilo romántico, tirando a hortera. Lo abrí y empezé a leer:

“Felicitaciones, estimado cliente. Acaba usted de adquirir el más avanzado producto de la robótica del siglo XXI . Real Dolls ha desarrollado a partir de sus iniciales modelos inanimados, este androide de compañía de la serie 10.
Físicamente está construido con las mismas prestaciones de nuestros modelos de última generación: esqueleto de titanio, masa corporal de flexiflesh (caucho sintético) gelatina y silicona, pelo y vello reales, unidades oculares con mimi cámaras como las utilizadas en las prótesis de cirugía humana, sistema de temperatura corporal variable, secreción de fluidos funcionales sintéticos (saliva, flujo genital, sudor) aromatizados.
Todo ello controlado por un chip que incorpora los últimos descubrimientos del programa Feelix Growing de la universidad de Hertfordshire.
Un sofisticado softweare, permite al robot aprender a interpretar las emociones humanas, a partir del lenguaje corporal universal e inconsciente que hemos incorporado en la evolución de nuestra especie (Charles Darwin “La expresión de las emociones en el hombre y los animales”, 1872).

Una vez que usted lo ponga en funcionamiento siguiendo las instrucciones del capítulo I el robot comenzará a interrelacionarse con usted de forma fértil, flexible y autónoma, aprendiendo a interpretar los signos externos de sus emociones y a adaptarse a sus deseos y necesidades. Por el tono de su voz o sus gestos, el androide aprenderá a discernir lo que a usted le contenta y lo que no y el sistema de recompensa impreso en sus circuitos, le hará corregir los errores y repetir los aciertos. Nuestro laboratorio ha priorizado en este modelo la capacidad de respuesta a los estímulos eróticos que perciba en el comportamiento del cliente. Recuerde en todo momento que reacciona más al lenguaje de signos inconscientes que a las palabras, que por supuesto es capaz también de comprender y articular con voz humana, gracias a nuestro sampler SH 3000.
Su programa operativo contiene las tres leyes llamadas de Asimov: “No hacer daño nunca a un humano, obedecerles siempre salvo en caso de conflicto con lo anterior y autoprotegerse salvo en caso de conflicto con todo lo anterior” El programa de autoprotección es muy avanzado y prevé un funcionamiento autónomo frente a órdenes contradictorias.

Cap. I
Características del modelo (según su orden de pedido 5713-110727)
Nombre: Kaori
Tipo de cuerpo: 4 (petite)
Tipo de cara: 13 (mestiza oriental/latina)
Pelo: Negro
Ojos: Almendrados, color verde ágata
Piel: Aterciopelada, color miel de bambú
Tipo de voz : timbre femenino, adolescente.
Altura : 1,67 m
Contorno : 75 56 80

No pude seguir leyendo. Saqué con cuidado el bloque de papel burbuja con el androide dentro y lo puse en medio del salón. Se mantuvo de pié como un extraño tótem sobre mi alfombra. Con la ayuda de una tijera, fui retirando cuidadosamente las capas de papel hasta dejar totalmente al descubierto mi muñeca.

¡Que guapa! Mucho más que en las fotos de la web. Como en ellas, iba vestida con una blusa deportiva blanca, una falda a cuadros en tonos grises, medias blancas traslúcidas hasta por encima de las rodillas y zapatos negros de charol.

Su cara estaba detenida en un gesto de sorpresa y admiración, con los labios carnosos entreabiertos, mostrando unos preciosos dientes de porcelana. Extraje el mando a distancia de la caja y sin poder esperar más, apreté ON. Se oyó una pequeña vibración metálica y un destello láser brilló en sus ojos. Su cuerpo empezó a moverse con una danza balinesa, a la vez que su voz cantaba una melodía pentatónica en un idioma que no reconocí. Al rato, se plantó frente a mí y me sonrió tímidamente.
“Saludos Maestro. Soy Kaori. Quiero aprender a hacerle feliz”.
“Saludos Kaori, trátame de tú”.
Sonrió más confiada. “Como quieras maestro. ¿Me dices las cosas que te gustaría que te hiciera?” “Bueno, todas así de golpe, aquí y ahora… te diré tres: Me gustaría que te movieses libremente a mi alrededor, para que pueda disfrutar de tu visión. Me gustaría que me rasques la espalda cuando te lo pida y me gustaría que me besases ahora para probar tus labios”. Se acercó a mí, cerró los ojos y me ofreció su boca. Se la mordí suavemente: satén rojo bañado en almíbar, con aroma de menta.
Ha vuelto el tiempo del esplendor en la hierba.

Este relato se ha inspirado en una noticia real sobre las investigaciones de la profesora Lola Cañamero en la universidad de Hertfordshire. Leer artículo

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