por Marisol Oviaño
Al hilo de noticias aparecidas en El Mundo y El País
Z llegó a España hace quince años. Se quitó el velo, se buscó un trabajo, aprendió español y se divorció de un marido que la pegaba un día sí y otro también.
Desde entonces, no puede entrar en casa de su hermana, que vive a dos calles de ella: el cuñado de Z, camello de hachís, no acepta que haya dejado de llevar velo.
La familia de Marruecos, preocupada por lo que él contaba, se apresuró a buscarle otro hombre, un buen musulmán que nunca había salido de su pueblo. Y Z, que trabajaba de cocinera en un restaurante, se había comprado una casa y vivía divinamente sola, volvió a Marruecos para casarse a regañadientes con un tipo con el que sólo había hablado media hora por teléfono. Le habían asegurado que W era instruido y amable, y en la foto parecía bastante guapo. En el video de la interminable boda de ambos, a pesar del jolgorio que la rodea, Z no es una novia feliz, sino una prisionera.
Su boda tranquilizó a la madre, los hermanos, las hermanas, las tías, los tíos, los primos y las primas, que seguirían con sus vidas en Marruecos; pero no le abrió las puertas de la casa de su hermana, la que vive a dos calles de ella.
W, consciente de que en España sin Z estaría en la miseria (no hablaba español y es demasiado mayor para trabajar en la construcción), permite que su mujer lleve la cabeza descubierta. Sólo le prohíbe que se deje el pelo suelto. Y el cuñado de Z la quiere casada y con velo.
Al poco tiempo de que W llegara, intenté que Z aprendiera a leer y escribir; pero siempre andaba mal de tiempo- casarse le había supuesto trabajar, además, de reponedora en un supermercado – y no podíamos dar clase de una manera regular. W, que había sido maestro en Marruecos, no paraba de preguntarme si no tenía ningún ordenador viejo que pudiera dejarle. Yo acababa de comprar varios portátiles a muy buen precio para trabajar en un proyecto, y le dije que, cuando enseñase a leer y escribir a su mujer, le regalaría uno.
Cuatro años después, Z sigue siendo analfabeta.
– ¿Para qué me he casado yo, Marisol? ¿Eh? ¿Para qué?
0 respuestas a «Integración»
Victimas y victimarios, imprescindibles ambos.Error de Z, del cuñado, de W. Destinos errantes,enfermos de miedo, de censura y mandatos, velos y pelos ocultando deseos y el ¿para qué?…..(Susana (una mujer argentina).
Mira tú por donde, leyendo a Ezra Pound me topo con esto:
Encargo
Id, canciones mías, al solitario y al insatisfecho,
id también al desquiciado, al esclavo de las convenciones,
llevadles mi desprecio hacia sus opresores.
Id como una ola gigante de agua fría,
llevad mi desprecio por los opresores.
Hablad contra la opresión inconsciente,
hablad contra la tiranía de los que no tienen imaginación,
hablad contra las ataduras,
id a la burguesa que se está muriendo de tedio,
id a las mujeres de los barrios residenciales,
id a las repugnantemente casadas,
id a aquellas cuyo fracaso está oculto,
id a las emparejadas sin fortuna,
id a la esposa comprada,
id a la mujer comprometida.
Id a los que tienen una lujuria exquisita,
id a aquellos cuyos deseos exquisitos son frustrados,
id como una plaga contra el aburrimiento del mundo;
id con vuestro filo contra esto,
reforzad los sutiles cordones,
traed confianza a las algas y tentáculos del alma.
Id de manera amistosa,
id con palabras sinceras.
Ansiad el hallazgo de males nuevos y de un nuevo bien,
oponeos a todas las formas de opresión.
Id a quienes la mediana edad ha engordado,
a los que han perdido el interés.
Id a los adolescentes a quienes les asfixia la familia…
¡Oh, qué asqueroso resulta
ver tres generaciones reunidas bajo un mismo techo!
Es como un árbol viejo con retoños
y con algunas ramas podridas y cayéndose.
Salid y desafiad la opinión,
id contra este cautiverio vegetal de la sangre.
Id contra todas las clases de manos muertas.
(Versión de Javier Calvo)
Que les pasa a estas mujeres?? no saben vivir solas? tiene trabajo y casa,para que porrars quiere un marido?? que tenga amigos, queridos o lo que sea… y a su cuñado que le den!, tanto problema es no poder ir a casa de tu hermana?, pues que sea ella la que vaya a tu casa, seguro que estara mejor que con ese marido machista que tiene. Si no lo hace no te quere lo suficiente así que mejor no verla más!!! Cuando vamos a aprender que la familia,si te entiende y respeta esta muy bien y es un lujo
muy preciado, ero si no te respetan, no son familia y mas vale tenerlos lejos. La familia te toca, no la elijes pero si puedes elejir que te respeten. Z sabía perfectamente que su marido solo sería una carga para ella , más trabajo dentro y fuera de casa, es que estamos tontas? no es obligatorio casarse ni tener hijos y menos cuando eres autosufciente.
Cuando vamos a espabilar las mujeres, caundo vamos a hacer como los hombres, yo tengo el trabajo, osea el dinero, yo opino y yo elijo y si me apuras YO MANDO, sobre todo en mi vida.
Aunque estoy de acuerdo en lo esencial con Julia, me gustaría matizar un poco para centrarnos en la realidad.
Z llegó a España, no desde Marruecos, sino desde la Edad Media. Sus hermanos varones fueron al colegio mientras las chicas se quedaban en casa, durante toda su infancia y juventud ha vivido en una cultura en la que la mujer no vale nada.
Sin ir más lejos, cuando mi abuela se quedó viuda, sus hijos varones siguieron estudiando y a las chicas las pusieron a trabajar, porque se consideraba que no tenía sentido que las mujeres estudiaran. Y no hace tanto de eso.
¿Habríamos podido exigir a nuestras abuelas la liberación sexual? No.
No tenemos que olvidar que, hasta hace muy poco, en España, cuando una mujer se quedaba viuda, tenía que vestir de negro toda su vida. Cuando yo era pequeña, mi madre no podía ni abrir una cuenta en un banco sin el consentimiento de mi padre. Si yo hoy disfruto de libertad, ha sido, en gran medida, gracias a mujeres como mi madre, que empezaron a trabajar cuando ninguna mujer lo hacía.
Pero no ha sido ese el caso de Z. Es como si a nuestra bisabuela la hubiéramos trasplantado doscientos años después en un país desconocido, sola- eso de que es muy fácil pasar de la familia no es cierto- y presionada continuamente por los suyos. . No se le puede exigir a una sola mujer que luche contra cientos, miles de años de sometimiento.
El problema es que Z, con su llegada a España, se ha saltado- por así decirlo- varias generaciones. Entre los españoles no deja de ser una marroquí (que no bebe, que no tiene relaciones sexuales con hombres… lo que dificulta que tenga una pandilla de amigos) y entre los marroquíes tradicionalistas, es una traidora. Especialmente entre las mujeres que siguen fieles a la costumbre de la mujer en casa y con la pata quebrada.
Hace unos días ha habido un incidente en un pueblo (creo que de Cataluña) entre una mujer marroquí que trabajaba en un Ayuntamiento y el imán de su comunidad. Incluso el propio Ayuntamiento ha intentado silenciar a la mujer para no provocar un conflicto (algo que me parece vergonzoso: es el imán quien está imponiendo costumbres ajenas a las nuestras a una mujer que se ha integrado). No debe ser fácil aguantar toda esa presión sola, quizá por eso se haya casado Z para que la dejen en paz. Su situación no es comparable ni con la de Julia ni con la de ninguna española.
Z no es una imbécil. Ha roto muchos tabúes, se ha enfrentado a muchas cosas y, aunque esté casada, goza de muchísima más libertad que la gran mayoría de sus compatriotas. Desde mi punto de vista, es casi una heroína.
Lo que yo quería plantear con este artículo es que los esfuerzos dedicados a la integración de culturas tan diferentes, deberían empezar por las mujeres. Cada vez que me cruzo con una mujer con velo cargada de hijos, pienso que en Holanda, la cuarta generación de mujeres magrebíes siguen yendo a Marruecos a buscar mujeres tradicionales para sus hijos, con lo que la integración no se produce jamás.
Cualquiera habría esperado que un gobierno tan «progre» como para tener Ministerio de Igualdad, hubiera prohibido el velo y hubiera exigido a los hombres musulmanes el respeto a la mujer que se le exige a un español. Y, sin embargo, en el colmo del despropósito, nos encontramos con que nada de eso sucede. Quitamos los crucifijos de los colegios, sí. Pero en los comedores, tenemos buen cuidadito de no servir cerdo a los niños musulmanes.
Hace unos meses, estuvo merendando en mi casa un compañero marroquí de mi hija pequeña (nacido y educado en España). Y nos contó, con toda naturalidad, que el año próximo su hermana tendrá que llevar velo porque así lo manda su religión. ¿Dónde estará Bibiana Aído cuando eso suceda?
[…] hilo del artículo Integración publicado aquí. Puede ser un montaje, puede ser una traducción falsa, o puede ser, simple y […]