por mujerabasedebien
Fotografía en contexto original: Caleidoscopik
Son las dos y media de la madrugada.
Se han evaporado la niebla, el tráfico y la lluvia que me impidieron disfrutar del camino de ida.
Las rotondas, iluminadas sólo para mí, nos reciben a puerta gayola.
Nosotros, cochecito y mujer, ingeniería y poesía, rugimos de placer en sus curvas.
Marcaste mi nuca con tus dientes. Para que pueda recordarte, pensé y no te dije entonces.
El asfalto reluciente aguarda con temblor de virgen los sabios besos de mis neumáticos y piso el acelerador para follarlo como se merece. A ambos lados de mis luces largas, el mundo duerme.
Pertenezco al camino.
A esta negra sincronía, a esta buena música en la radio, a esta soledad de navegante.
Ahora, aquí, en este momento soy yo.
Libre.
Cuando me sienta sola, acariciaré la marca de tus dientes en mi nuca.
Y seguiré acelerando.