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No hay palmeras en la ventilla, 1

por Juan Hoppichler
Fotografía en contexto original: elchupete
botellon-madrid

A mí sólo me interesan dos cosas: la literatura y los coños. Y debo admitir que mi obsesión por la primera reside únicamente en su capacidad para hacerme llegar a los segundos. Porque una mujer puede honrarte con una felación si eres un bailarín inagotable o un domador de leones, pero nada te alimenta más el ego que conseguirla exclusivamente por lo que has leído y eres capaz de recordar.

Me llamo Mircea. Soy rumano. Hijo de médicos afines a Caucescu, nos vinimos a Madrid cuando se acabó la fiesta. Contrariamente a lo que pueda parecer, aun con la pérdida de privilegios, no añoro el comunismo. Soy consciente de que tengo poco que hacer con un régimen que prohíbe la pornografía. El día que arrestaron al Conducâtor yo tenía diez años. Mi padre vino a casa corriendo y nos dijo que era mejor que saliéramos un tiempo al extranjero. Nos habló de España. Un país soleado, dijo, con palmeras y gente amable. Convenció a mi madre y a mi hermana de que todo lo que haríamos en nuestra nueva vida sería estar tumbados en la playa comiendo marisco.

Y llegamos a la Ventilla.
A mi madre le dio un ataque de ansiedad.
Mi hermana tomó píldoras azules.
Pero se repusieron, nos quedamos y construimos una vida aquí.

Aprendí el idioma e hice amigos. Crecí con una típica adolescencia española de barrio: botellones, pañuelos palestinos y masturbaciones compulsivas. Chicas de caras tuneadas desfilaban ante mí, pero ninguna se paró nunca el tiempo suficiente como para que entre un arisco “Hola” y un tajante “Adiós” hubiera palabras con un mínimo contenido. Así llegué a los dieciocho.

0 respuestas a «No hay palmeras en la ventilla, 1»

Muchos y muchas,ligan y,parecen ser maravillosos e inteligentes de la muerte,debido a lo que leen,sí.
Quien no se ha encontrado con literatura de la cual deseamos ser los autores,con la cual nos identificamos
y de la cual sacamos partido para ilustrarnos, nutrirnos, hay quien simplemente se deleita y adquiere conociemiento para sí mismo y su satisfacción personal y otros,son como enciclopedias – no ilustradas,por supuesto- solo han grabado en su hueca cabeza datos para usar en determinadas situaciones,pues ellos en sí,no valen para salir del paso, están huecos y,precisamente utilizan esos datos que ni tan siquiera llegan a comprender,como relleno en una conversación o situación,cual sea.. y, claro ese deslumbramiento,les motiva y se chupan y comen entre sí,aun sabiendo o sin saber que,lo que están degustando, simplemente se trata de un poco de mierda,refinada.

Otra cosa es,ligar por lo que tú escribes,pues difícil es llegar a tal popularidad y que te lean…ligar por ello y, menos que te degusten…

«pero nada te alimenta más el ego que conseguirla exclusivamente por lo que has leído y eres capaz de recordar». Supongo que la cuestión es que ella te recuerde tal como eres. Que ella te complemente y te potencie… y se sienta libre contigo en movimiento continuo.

«Chicas de caras tuneadas desfilaban ante mí, pero ninguna se paró nunca el tiempo suficiente como para que entre un arisco “Hola” y un tajante “Adiós” hubiera palabras con un mínimo contenido. Así llegué a los dieciocho.» Así podemos llevar toda la vida…al silencio de no ser recordados. Aunque supongo que todavía es más dificil encontrar a ella, o a ello, o lo que sea que te llene y saber asumirlo.

Luis Espín

Pero Silasoy, la culpa no es del que lee y haciendo exhibición de ello enamora a quienes han leído menos. Sino del ignorante que se se enamora de las palabras.

A mí siempre me dieron grima los hombres que en mitad de una conversación te largaban un poema completo de Machado, o un párrafo de «El extranjero». Hay que rascar para ver qué hay debajo de un lector.

Vale, sabes mucho y eres muy culto, pero quiero verte comer una paella de marisco. Ya he visto la educación que te han dado los libros. Déjame que vea la que te ha dado tu madre.

Hablaba un poco,de la diferencia que existe entre aquellos que,leen solo por prepararse a la última y así intentar impactar y que después de un tiempo ni recuerdan qué han leído-basándome en el texto original-y de aquellos otros que leen,de los cuales se aprende,sin que estos,tengan la menor intención de enseñar absolutamente nada..

No siempre enamoran las palabras,también lo hace ese silencio que nunca calla..

NOCHE DE RONDA

En otro tiempo hubieras empleado la noche
en hablarle de libros y de viejas películas.
Pero ya eres mayor. Ahora sabes que a ellas
les aburren los tipos llenos de nombres propios,
que tu bachillerato les tiene sin cuidado.
De modo que le dejas tomar la iniciativa,
desconectas y finges que escuchas sus historias,
que invariablemente -recuerdas de otras veces-
versan sobre el amor, los viajes, la dietética,
su familia, el verano, la buena forma física,
el más allá, las drogas y el arte postmodemo.
De cuando en cuando asientes, recorriendo sus ojos
con los tuyos, rozando levemente sus muslos,
y elevas a los cielos una angustiosa súplica
para que aquella farsa termine cuanto antes.
Pasarán, sin embargo, todavía unas horas
hasta que, ebria y afónica, se abandone en tus brazos
y obtengas la victoria pírrica de su cuerpo,
que, pese a los asertos de tres o cuatro amigos,
será muy poca cosa. Y, cuando esté dormida,
saldrás roto a la calle en busca de una taza
de café gigantesca, maldiciendo las copas
que arruinaron tu hígado en la estúpida noche
y pensando que, al cabo, merece más la pena
no comerse una rosca y hablarles de tus libros,
amargarles la vida con Shakespeare y con Griffith.
O buscarse una sorda para que nada falte.

Luis Alberto de Cuenca

Me da la sensación que el Rumano usa la lectura para comer la oreja, deleitar los oidos, ser un poco sofista, vender la moto a las mujeres, y bueno si le funciona pues alla él.. Dudo mucho de un tio que recita o habla de lo que dicen los demás… que se aprende de memoria los textos para decirlos en una conversación, no me gusta esa gente. Prefiero los espontaneos, que dicen lo que piensan con sus palabras. Ese es el verdadero arte, tu eres el creador, y nos los escritores que lees. Opino yo. Y por supuesto si quieres ligar usa el humor y dejate de rollos trascendentales chaval!!.

Ay, Óscar, pero qué inocentes sois los hombres… ¿No te das cuenta de que precisamente este artículo es una «creación»? En este artículo hay un creador y un personaje. El primero utiliza al segundo para conquistar a los lectores… y a las lectoras.
Por cierto: no hace falta que dejes los comentarios varias veces. No es que tú hayas hecho algo mal, sino que cuando alguien deja un comentario, no aparece en el acto en el blog: se quedan en un archivo hasta que yo los subo.

…pero nada te alimenta más el ego que conseguirla exclusivamente por lo que has leído y eres capaz de recordar.

Estoy básicamente de acuerdo y a las féminas les dejo esta frase a colación con el ego masculino:

Toca el sexo de un hombre y será tuyo un dia; toca su ego y lo será para siempre

de nada.

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