por Tímido Celador
El follador ¿nace o se hace?
Cuando veo al Guru tocar la guitarra como Dios lo trajo al mundo, mientras su instrumento cuelga en reposo entre sus piernas, me digo que, para empezar, quizá sea necesario estar bien armado. Eso nos dejaría a la mayoría de los hombres fuera del paraíso, y explicaría por qué en casi ningún epitafio pone: aquí yace un gran follador.
Hoy he ido a llevarle el paquete de cuerdas de guitarra que había encargado, no tenía gran cosa que hacer y me he quedado a hacerle compañía mientras las cambiaba. Hablaba conmigo, mirándome con sus ojos de jodido azul guru, y sus manos se movían como si fueran independientes de su cerebro. Han hecho tantas veces el mismo viaje que pueden reponer las cuerdas con el piloto automático. Y comprendo en el acto que alguien que puede hablar y mirar a los ojos de otra persona mientras sus manos acarician, tocan y excitan, tiene mucho ganado.
– A las mujeres se las conquista por la oreja. Pero ¿tú qué crees- me dice con una pícara sonrisa-: que a ellas le gusta que las hablemos o que a nosotros nos gusta que nos escuchen?
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0 respuestas a «El guru y otras hierbas, 5»
Me ha encantado la serie entera, y lo mejor es el final de esta entrada. Muy bien.
Menos mal que alguien al fin hace un comentario. Tenía la sensación de estar dando palos de ciego. Algunas personas me habían dicho mucho que les gustaba mucho esta serie, pero mi castrante timidez me impedía preguntarles por qué no dejaban comentarios.
Va ya por el número 8. Y continuará.
Gracias por tu aliento XXX. Quien quiera que seas. Otro tímido, seguro.