Miguel Pérez de Lema
Se habla mucho de las virtudes del terror psicológico sobre el terror de casquería. Una chorrada como poner el erotismo por encima del porno, o considerar el drama un género más sofisticado que la comedia. Sabemos que lo único que importa es la excelencia particular de cada obra con respecto a su género y que estas filigranas son restos de un agonizante paradigma de clásicos impopulares. Los clásicos auténticos son siempre, a la larga, los populares.
En cuanto al terror, podemos ver que hay una tercera categoría, verdaderamente honda, que no es ni escatológica ni psicológica, sino sociológica. Cada generación se ha criado con sus propios terrores sociales y el cine ha estado ahí para darles vida. La ciencia ficción delirante de los 50 era la metáfora del terror atómico de la guerra fría, que se extendía con la amenaza -nada inocente- de una invasión zombi o vampira o marciana o reptiliana, y en todo caso totalitaria, ante la que América debía estar asustada, armada y alarmada.
Más tarde, el gore y su salvaje exhibición de maldad, tortura y muerte de muchachas y muchachos en flor, sirvió de metáfora del pánico profundo a la muerte de una adolescencia que podía ser reclutada en cualquier momento para ir a abonar con sus tripas un arrozal perdido en el sur de Asia.
Rescatamos estas joyas de comienzo de los 70. Terror sociológico ante la amenaza del ascenso del poder negro. Y el reconocimiento de la debilidad del hombre blanco como individuo, cuando no le ampara el poder de sus instituciones. Todo adobado de sexploitation.
Housewife
Matrimonio acomodado sufre el asalto de un fugitivo de la ley en su casa de Beverly Hills. El fugitivo, claro, es negro. El gran hombre negro, joven y vigoroso. Un temido ajuste de cuentas social, que se narra aquí como psicodrama y terapia de choque de pareja, con explícita tensión sexual. La pulsión freudiana del deseo inconsciente de la mujer de ser violada, se extrapola a toda una sociedad.
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Blacula
El gran coco negro vendrá y te comerá -y de paso se cepillará a tu chica-.
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0 respuestas a «Terror sociológico»
En el primer video veo el miedo del hombre blanco al negro.
Pero también veo el miedo del hombre maduro al joven, del intelectual al inculto y vigoroso, del rico al pobre. El miedo del hombre a que otro distinto a él- si no no tiene gracia- venga a quitarle la hembra.
En el segundo, veo el miedo del blanco a la raza negra: el blacula no muerde a chicas blancas, sino a chicas negras que a su vez se tornan en devoradoras de blancos, ¿que a su vez se convierten en vampiros?
¿Qué opinará el autor o autores de estas películas al ver a Obama en la Casa Blanca?