por Claudio Molinari Dassatti
imagen en el contexto original: https://savvynaturalcleaning.com/
Caos. Caos es lo único que hay.
Pero no es un caos descontrolado, sino un caos apático, un caos paciente. La realidad se ha quedado como congelada y al mismo tiempo todos sabemos que nada se queda quieto durante mucho tiempo. Es curioso que no percibamos el orden, y sí el caos. Quizá es cierto que los peces no comprenden el concepto de agua. Quizá por eso mismo nosotros no entendamos el concepto de orden. Porque eso es lo que hacemos los humanos: ordenarlo todo. Y después empezar alguna guerrita y volver a desordenarlo todo, pero para volver a ordenarlo todo de nuevo. Como esa gente que cada tanto cambia los muebles de lugar porque se aburre de ver lo establecido.
-¿Hueles eso? –me dice Ivanka.
-¿Qué?
-Es soldadura. Espero que la aprovechen, porque no les va a durar mucho la bonanza.
-¿Otra vez con la energía?
-Te puedo contar del saco de dormir que encontré, apenas huele a cadáver.
-Oye, tenemos que ir a hablar con la mujer aquella.
-¿Cuál?
-La de la bicicleta. Se me ha ocurrido una idea.
-Dibújamelo, hablar es un gasto de energía.
-Pesada.
Para Ivanka todo tiene que ver con la energía. Un tiempo atrás (todo en el universo ha ocurrido hace un tiempo atrás) yo había encontrado un trozo de acero inoxidable pero ella me obligó a dejarlo.
-Cortarlo te llevará más de cuatro comidas –me advirtió–. Y además es difícil de afilar, o sea, más gasto de energía. Mejor búscate un cuchillo viejo y usado.
-Mejor dibújamelo.
-Capullo.