Burbuja política

Miguel Pérez de Lema

Cuidado con lo que deseas. O como dijo Santa Teresa: «Se derraman más lágrimas por las plegarias atendidas que por las no atendidas». Lo cual que la españolada se echó a las calles con lo del 15 m para pedir más movida política y vamos viendo que el Señor nos ha colmado de ella. Y lo bien que lo estamos pagando.

Somos gente burbujera. Una cultura de hambres perpetuas salpicada de indigestiones festivas. Ahora toca empacho de política. Regüeldos de Democracia.

Queríamos otra política pero lo que hemos armado entre todos es una de Berlanga, un esperpento coral, donde nadie quiere ser menos que nadie y se empeña en robarle el plano al que tiene la palabra en la tribuna de oradores.

Queríamos otra política y lo que tenemos es la misma política, más otras muchas políticas. En atención a nuestras plegarias hemos conseguido tener que soportar a muchos más políticos, ver y escuchar a muchos más secundarios sobreactuando «por todas las partes», que diría el gran Cañita Brava.

Nos abrasa una plaga de políticos que bulle y se multiplica como un gremlin en una piscina. Con ese follón cualquiera saca una tarde de sosiego para acatar el mandato de los españoles y formar Gobierno. Ellos están en otra cosa, están en el deslumbramiento de los flashes, dándose codazos en el photo call del candelabro político, flipando con esto de que les metan la alcachofa y los lleven al debate de la tele. A muchos se les nota que son gente falta de cariño.

Hemos matado el cerdo de la política y nos estamos dando un festín pantagruélico con sus asaduras. Estamos en la Fiesta de la Democracia más larga, loca y absurda que hemos sido capaces de montar, y al que no le guste la murga tocando casa por casa desde las siete de la mañana es que es un triste y que se vaya del pueblo.

Somos burbujistas y nada puede cambiarnos. Ya vendrá Europa a pincharnos el globo, y verás tú la resaca el lunes siguiente.