Nota de la editora:
Claudio Molinari Dassatti es miembro itinerante de la tripulación proscrita que, una vez más, se ha enrolado con nosotros. Esta vez viene cargado con una serie de breves posts sobre viajes que ha hecho por Europa, Diarios neerlandeses, que iré colgando a razón de un par de semana. De momento, para que vayáis entrando en calor, cuelgo los dos primeros. Espero que los disfrutéis tanto como yo.
Benelux (que a cualquier persona normal le suena a marca de cera para suelos) es el antiguo nombre de la región formada por Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo.
Naturalmente, el lux de Benelux corresponde a Luxemburgo, un sitio tan desconocido que solo puede ser o aburridísimo o maravilloso. Años más tarde me habría de enterar de que el pomposamente llamado ‘Gran Ducado’ es un paraíso fiscal, y por tanto debe de ser aburrido y maravilloso a la vez. Volveré a tocar este tema en un futuro no muy inmediato.
Algo parecido ocurre con Suiza. ¿Pero cuánto sabemos en verdad de Suiza? Sabemos que posee innumerables bancos, que allí se fabrican relojes y que una navaja multiuso ostenta su bandera. Sabemos del gusto de sus habitantes por el esquí y por soplar cuernos. Y poco más.
Pero Suiza es también un país bellísimo, silencioso, organizado. Sus plazas y paseos públicos lucen las esculturas más elegantes y vanguardistas. Allí nació el dadaísmo, que de silencioso y organizado no tenía nada. Si yo fuese rico, sin duda querría vivir en un país dadaísta, silencioso y organizado como Suiza. El secreto mejor guardado después de Luxemburgo.
2 respuestas a «Diarios neerlandeses, 1»
Bienvenido a bordo, Claudio, viejo amigo.
«un país dadaísta, silencioso y organizado…»
… y uno de los más aburridos del mundo.