por Marisol Oviaño
La brisa corre como agua entre las hojas de los árboles, no suena en el alámo igual que en cedro libanés y éste, a su vez, suena diferente a la sequoia. Como si cada árbol fuese un instrumento distinto.
En el silencio de la noche puedo oír por donde entra y por dónde sale. Empieza por los pinos, se derrama por los álamos que hay frente mi terraza y acaba escapando a través de las ramas del cedro libanés.
Pero no sé de dónde viene ni dónde ira después.
¿Mueren las corrientes de brisa?
¿Nacen?
Lo ignoro todo sobre el viento en cualquiera de sus acepciones.
Y, sin embargo, cuánto lo disfruto.
Una respuesta a «Brisa»
Nacieron con la vida y con ella convivirán mientras exista.