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Ada Colau, llévame contigo

Las cosas están muy claras, los malos a un lado del río, y al otro todos los demás, con Ada.
Si Ada no hace carrera política -Rosa, fichála carajo- y acaba como próxima ministra de Vivienda, la Democracia habrá perdido su última opción de regenerarse.

Ada o el ardor -guerrero-.

http://youtu.be/LtNBnc6khHg

Miguel Pérez de Lema

13 respuestas a «Ada Colau, llévame contigo»

No me extraña que la ames, es una máquina, como tú.
No sólo le habrá resultado difícil hablar en público: la dificultad se habrá multiplicado por mil por la hora a la que le ha tocado hablar -todo el mundo cansado- y por el tema que le ha tocado tratar -todo el mundo con cara de póker y miradas de «corta el rollo ya, guapa».
Tiene mucho mérito esta mujer, podría montar un partido ella solita, no le hace falta la «falsa roja» (así llama mi hijo a Rosa Díez)
Lástima que en este vídeo no se vea cómo al final ella se niega a retirar sus palabras e insiste en llamar criminal al compareciente ¿de la banca?

Lo que cada día queda más claro (como hizo Jordi Évole con el programa sobre los parados :https://proscritosblog.es/2012/06/04/parados-en-espera-de-jordi-evole/) es que la ciudadanía está haciendo el trabajo que debería hacer el Estado. Y gratis.

Ya lo dijo Inar de Solange en Seduciendo a dios: «Yo estoy movilizando a millones de personas en todo el mundo y no le he costado nada a ningún Estado. Podemos hacerlo sin ellos, no debemos dejar que nos engañen más haciéndonos creer que son el mal imprescindible si queremos democracia».

Por cierto, esta Ada encajaría de miedo en ese papel de la Comandante.

(Nota mental: hacer un resumen con los puntos más importantes de la intervención de Ada. 20 minutos, aunque a ella le parezcan pocos, son demasiados para la mayoría de la gente. Y dice algunas verdades como puños que todo el mundo debería saber)

Esta chica es una peligrosa demagoga de izquierdas. Peligrosa por inteligente. Yo no puedo aceptar que el responsable de mis actos sea otro. Pese a la presión que ella atribuye a los gobiernos, yo me pasé la burbuja inmobiliaria aconsejando a quien me quería oír que no comprara una vivienda a aquellos precios. Todos estaban cegados, no por la propaganda gubernamental, sino por la codicia de quien piensa que también su piso se revalorizará mucho más que las letras que se ha comprometido a pagar.

No fueron sólo los pisos. Los aeropuertos estaban abarrotados de gamberros y horteras que se metían a los aseos a hacerse rayas y de familias con niños que gritaban y lo ensuciaban todo. Los aviones iban llenos, y en sus asientos no cabía una sardina enlatada. En los barrios de clase media baja abrían saunas y tiendas de vinos exquisitos, y en los hoteles de 4 y 5 estrellas había macuteros sentados en los suelos de los vestíbulos. Para mí, que viajo mucho y no puedo permitirme ir en business, viajar se había convertido en una pesadilla.

No simpatizo con los bancos porque son un oligopolio de facto y porque son básicamente deshonestos. Pero menos simpatizo aún con los millones de analfabetos imbéciles que quisieron ser Rockefeller sin esfuerzo y me amargaron la vida acaparando la sociedad con sus ínfulas. Ahora, ellos deben ser responsables de sus actos, y yo, de los míos.

Que Dios te perdone R., y no te de nunca la ocasión de verte en el lugar de esta gente.

Aunque sus designios son con frecuencia tan inesperados como aleccionadores.

“¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo si pierde el alma?”

Yo he estado en el lugar de esa gente, Miguel. He sido más pobre que una rata, he vivido en una furgoneta vieja que me reparaba yo mismo, he convivido con frikies y ex presidiarios, y he comido arroz blanco con nueces recogidas de los nogales. Sé de lo que hablo. Pero nunca he sentido compasión de mí mismo y siempre he luchado con denuedo por salir adelante. Y nunca nadie, nunca, nadie, ha sido responsable de mis actos desde que tengo uso de razón.

Oye, Miguel, que una cosa es compadecerse con el prójimo y otra distinta es darle la razón sin que la tenga. Eso tambien es otra manera de engañar, muy socialmente admitida, pero no deja de ser engaño.

No todos los deshauciados son imbéciles analfabetos Ricky Mango y tu comentario cae en el maniqueismo típico de la educación católica de esta tierra. Tu comentario desprende tanta inteligencia como pedantería.

¿Pero crees que por ser culto estás libre del latrocinio de los bancos?
Me parto.
Si pides una hipoteca, por muy culto que seas, tendrás que pagar una tasación. Y, bajo ningún concepto podrás elegir un tasador: pagarás una pasta para que el banco te mande a su tasador, que tasará el piso en lo que el banco quiera, no en lo que vale.

Imagina que te compras un piso que te puedes permitir, porque tú nunca has vivido por encima de tus posibilidades, porque eras más listo que nadie y los demás eran idiotas cuando compraban y tú ahorrabas.

Pero resulta que uno de tus vecinos, que no fue tan listo como tú y además de comprar, tuvo hijos, se queda sin trabajo. Y el embargan la casa. Y al del cuarto. Y al del segundo (acuérdate de que todos son analfabetos menos tú). Nadie pagará los gastos de comunidad de esos pisos.

Tendrás que pagarla tú, que eres muy culto.
Esto no va de cultura, va de mafia.
A ver si nos enteramos.

Estimado Ricky, todas las estafas, timos y trileos se basan en estimular la codicia del «primo», lo cual no justifica a los delincuentes que los ejecutan, por muy ignorantes, ingenuos, horteras o codiciosos que sean sus víctimas.
Si prosperase la iniciativa que defiende ADA, los que se acogiesen a la dación en pago estarían perdiendo merecidamente parte de su patrimonio, pero se haría mínimamente corresponsables a quienes se aprovecharon maliciosamente de sus flaquezas humanas y se evitaría un castigo desproporcionado a las víctimas de la mayor estafa de la historia.
Esto no me parece demagogia.

Pues se ha admitido a trámite su propuesta.
No soy tan inocente como para no saber que si al PP no le hubieran pillado con el carrito del helado, si no se hubiera suicidado gente hoy, si no tuvieran miedo, no habrían admitido a trámite nada.
Con que aprueben algunos de los puntos, yo me daría con un canto en los dientes.

Y, sí, el que firma un contrato debe cumplirlo.
Pero también el que se arriesga a dar dinero deber mirar a quién se lo deja. Si yo le presto 300.000€ a una señora de limpieza, soy un imbécil.
A ver si a partir de ahora podemos llamar a un tasador independiente que valoren las viviendas en lo que valen.
Y conste que no tengo ninguna hipoteca.

Interesante el artículo de Ignacio Escolar, aunque ya me lo sabía.
En Publicidad teníamos una asignatura que creo que se llamaba «Propaganda», y Goebbles era uno de los referentes inexcusables. Todavía tengo por casa un libro de aquella asignatura que me apasionó en su día: «Persuasión de masas».

Tenemos que escribir algo sobre los escraches, pero yo no he querido hacerlo para no pisarle la manguera a Miguel, que es el especialista en estos temas. Venga, Miguel, escribe un buen artículo sobre el escrache y el nazismo.

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