Gracias a la desobediencia de sus perros, la reina de Inglaterra descubre que un bibliobus se detiene todos los miércoles junto a los cubos de basura de palacio. Allí coincide con Seakins, un lavaplatos gay que trabaja en las cocinas reales y es aficionado a la lectura.
La reina, llevada por su sentido del deber, coge un primer libro en préstamo que le llevará a otros muchos, e inicia una relación literaria con el lavaplatos, probablemente, la única persona del reino que no se siente intimidado por ella. Seakins, que ha trabajado en un asilo de ancianos antes de entrar al servicio de su Majestad, la ve antes como vieja que como reina. seguir leyendo