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General Muerte Vejez

Esa manía de no morirse…

Ya hay estudios que han calculado que dentro de poco seremos tantos jubilados, que los programas de los partidos políticos se centrarán en nuestros derechos, en detrimento de los derechos del resto de la población. Y alguna voz ha empezado a apuntar que habría que establecer un límite de edad, a partir del cual ya no se pueda votar.

por Marisol Oviaño
Fotografía en contexto original: blog

tumbas vacías

Antes la vejez era más corta. Moríamos por menos motivo: una gripe, un mal aire. Antes, quienes llegaban a muy viejos eran considerados sabios, hoy cualquier idiota puede llegar a cumplir noventa años. La vejez, que debería ser un último y breve estadio del ser humano, pronto pasará a ser casi la mitad de nuestra vida.
Pronto sólo recordaremos haber sido viejos.
Enciendo un cigarrito y doy un trago a la cerveza.
(Seduciendo a dios)

Hace cuarenta años que la única misión de mi abuela es mantenerse viva en su piso de protección oficial y vigilar que el Estado le ingrese puntualmente la pensión. Dentro de unas semanas cumplirá cien años.

Y el suyo no es un caso aislado, las salas de urgencias de los grandes hospitales están atestadas de ancianos atendidos por abuelos jubilados: sus hijos. Estos últimos viven esclavizados por la absurda e inútil longevidad de sus padres, que perdieron el control de los esfínteres y la razón cuando ellos todavía eran razonablemente jóvenes.

Y al menos la generación de mi abuela tuvo el detalle de tener tres, cuatro, cinco, seis, siete hijos que cotizaran a la Seguridad Social. En la nuestra abunda la gente que no ha tenido ninguno, los hijos únicos y la parejita. ¿Quién va a mantener a esos millones de jubilados que vivirán hasta los ciento diez años?

La excesiva longevidad de la población es uno de los mayores problemas a los que tendrá que enfrentarse nuestra sociedad. Pero el poder y los anuncios de la tele siguen alentándonos a que nos obsesionemos con nuestra salud: no bebas alcohol, no fumes, no te drogues, come diariamente cinco piezas de fruta y bebe dos litros de agua, no pruebes las grasas saturadas, haz ejercicio, mantente joven… Y vivir eternamente parece haberse convertido en un derecho inalienable.

Ya hay estudios que han calculado que dentro de poco seremos tantos jubilados, que los programas de los partidos políticos se centrarán en nuestros derechos, en detrimento de los derechos del resto de la población. Y alguna voz ha empezado a apuntar que habría que establecer un límite de edad, a partir del cual ya no se pueda votar.

Miguel Pérez de Lema, nuestro conspiranoico oficial, dice que quienes gobiernan el mundo y dictaminan qué es lo que tenemos que pensar, ya están trabajando en solucionar el problema: dentro de unos años ocuparemos la Puerta del Sol,debidamente manipulados, para exigir nuestro derecho a morir.

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¿Conoces nuestros talleres on line?

12 respuestas a «Esa manía de no morirse…»

Que artículo más bueno y que gran verdad es todo lo que contiene. Da que pensar, el grave problema que tenemos encima los de nuestra generaciòn. Otro problema que se viene a sumar a otros igual de graves. Acabo de leer un artículo que habla de que estamos en una nueva era, la era del ser humano a nivel geológico, antropoceno me parece que le llama. La huella irreversible que ha dejado el hombre sobre el planeta (deforestación, acidificación de los océanos, aumento del CO2, extinción masiva de especies, etc.) y que nos lleva a nuestra desaparición sin que parezca tener solución conocida. Pues bien esto de no morirse no hace sino agravar el problema. Es patética la imagen del anciano enganchado a telecinco esperando a la siguiente paguita cada vez mas exigua.Yo por mi parte recomiendo una vida de excesos y llena de cosas buenas y malas. Ya lo decían los rockeros de antes, vive rápido, muere joven y tendrás un cadaver bonito. Me moriré antes pero habré vivido más.

Muy bien escrito, Marisol.

Tu breve artículo, la frase tomada de tu libro y el cierre dulcemente ácido de Miguel, son geniales, crueles y oportunos.

Por una vez falta un algo de amor y es que cuando nos apretamos muy juntos dejamos de gustarnos y comenzamos a vernos de otra forma.
No quisiera para nuestro futuro estos escenarios tantas veces vividos en la historia.
Ni aquella inmensa tristeza de las lágrimas en la lluvia al regreso de las Puertas de Tannhäuser. Aquel «forever» que Blade Runner nos dejó para siempre.

No voy a enredarme a estas horas pero me gustaría comentaros dos cosas.
Una: esa especie de que ahora vivimos más o, mejor, que tenemos más esperanza de vida.
Me lo ha asegurado un amigo demógrafo y catedrático pero cuando le pedí que me explicase la forma de calcularlo me habló de muestreos, de estadísticas. Y me sembró la duda porque si disponemos de registros civiles ¿no es más sencillo hacer las cuentas reales caso a caso? ¿Por qué no hacerlas?
Esto me recuerda al censo que hasta los romanos hacían como un rito sagrado y nosotros, en España, hemos comenzado a estimarlo por…»muestreo». A veces parece que es mejor no saber.

Estas cosas me escaman mucho. Porque veréis.

Mis amigos se están muriendo antes que sus padres, no después. Sugiero vayáis tomando nota de los óbitos en vuestro entorno porque para mí que también esto es mentira.

Hace unos meses murió con 93 años la abuela de una de mis nueras.
¿Sabéis qué? Pues resulta que su carné decía 93 pero la verdad es que eran eran 103. Otra señora que tras la guerra civil se quitó diez añitos aprovechando la quema de registros.
En Japón, país del mundo con más centenarios, resulta que cuando van a buscarlos no los encuentran. Vive la cuenta corriente donde se ingresa su pensión, pero ellos no aparecen.

La otra: quizás los proscritos debieran tener la obligación moral de desconfiar del estado y de los programas públicos de eutanasia.
Porque el tinglado Soylent Green ya lo dejó preparado Zapatero. Otro Grito de Munch http://www.ucm.es/info/echi1/imagen/pint/gritomunch.htm

El grito silencioso de «comités de ética» en los hospitales públicos para decidir por nosotros.
Les pone muchísimo decidir por nosotros.
También les pone la muerte. Ni que fueran creyentes.
Viven de ello.
Y una buena reducción de pensionistas arreglaba un buen roto en las cuentas.

Primero les cobramos la contribución para sus pensiones, luego nos la gastamos comprándonos votos con los superávits de los últimos 30 años.
Ahora les acortamos la vida.
Solidaridad intergeneracional.

Nada tan triste puede valer la pena.

Estoy de acuerdo con Miguel como él dice en que pronto exigiremos nuestro «derecho a morir dignamente». Y no le considero un conspiranoico por eso. Los departamentos de Filosofía de las universidades y las fundaciones de elaboración de ideología y programas de partidos políticos están en ello desde hace más de una decada. Y ya ha habido tentativas legislativas en el Parlamento que no han zarpado aun…esperando tiempos más propicios.
Por otro lado, me parece empobrecedora la mirada de que «la única misión» de tu abuela desde hace 40 años…sea la que describes ¿no? me rebelo frente a ese punto de vista.

Ariadna: «la única misión» es una licencia poética. No me seas como mi madre, que quiere que escriba la vida literal.

Manu: La generación de mi abuela cotizó más bien poco o nada (mi abuela, sólo los 15 años que trabajó, media jornada, como limpiadora de un ministerio. Y el 98% de las mujeres de su generación jamás cotizaron).
La tuya cotizó toda la vida, pero las pensiones -como tú muy bien sabes- no viene del dinero que cotizasteis en su día, sino del dinero que está cotizando mi generación que, de entrada, tendrá que trabajar más años para cobrar una pensión..
Cuando nosotros lleguemos a viejos ¿habrá suficientes cotizantes para mantener el sistema?

No sé si las estadísticas son ciertas. Quizá tengas razón y la gente no esté viviendo más. Pero a los padres de tu generación nadie les llevaba de excursión a Benidorm, no se construían residencias ni centros de día para ellos, no tenían descuentos en transportes públicos, museos ni teatros, etc… El problema tal vez no sea que la gente viva más, sino que vive muchos años a cuenta del Estado.

Publiqué este reportaje en el Magazine del diario El Mundo, con motivo del aumento de la edad de jubilación. Quizá tenga interés.
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Jubilarse a los 67 (si es que para entonces hay dinero)

Miguel Pérez de Lema

Tic tac, tic tac, tic tac… Hay una fila de bombas situadas bajo los pilares del estado del bienestar de cada país de la Unión Europea. Y sabemos cuándo explotarán: cuando las generaciones del baby boom vayan llegando al momento de retirarse. Lo único que podemos hacer es prepararnos, económica, física y mentalmente, para reducir los daños.
Estas bombas demográficas están compuestas por un cóctel explosivo a base de ingresos que disminuyen, gastos que crecen de forma imparable, y unas gotas de desconcierto generacional. La población envejece año tras año, aumentando el gasto en pensiones de jubilación, mientras los nacimientos están estancados. Fatalmente, cada vez habrá menos personas en edad de trabajar para mantener y cuidar a más personas mayores. La población activa europea hoy es de 227 millones de personas, pero se va ir reduciendo hasta 183 millones en 2050. Tic tac, tic tac…

¿Y España? Malas noticias: la bomba española es la mayor de Europa. Ahora somos de los que menos gastamos en pensiones. De cada 100 euros que generamos entre todos, nueve y medio son para esta partida. Pero esa cantidad no va a dejar de crecer en los próximos 50 años. En 2030 estaremos al nivel medio europeo. En 2050 tendremos un 8% de jubilados, y en 2060 nos habremos convertido en el país con mayor gasto del continente en pensiones, 16 euros de cada 100.
Así que no habrá más remedio que trabajar más y, probablemente, recibir menos. Y poner al mal tiempo buena cara y no tener miedo a estos cambios. Como explica la psicóloga especializada en gerontología, María Dolores Ortíz “la capacidad de adaptación humana es inmensa y la mayoría de los trabajadores lo hará con éxito”.

Todos a una
Los artificieros de toda Europa buscan urgentemente formas de desactivar sus bombas. ¿Cortar el cable rojo? aumentar los años de cotización. ¿Cortar el cable negro? importar inmigración masiva. ¿Cortar el cable verde? pasar a un modelo privado o semi privado.
Alemania, locomotora y maquinista del tren, tomó la iniciativa en 2007, con retraso progresivo de la edad de jubilación los 65 años a los 67. Además, han previsto ayudas fiscales para quienes suscriban planes de pensiones. Y detrás le han seguido el resto de vagones. Francia, en medio de enormes protestas, ha pasado de los 60 a los 62, y exige 41 años de cotización para tener derecho a la pensión completa. En Italia las funcionarias han perdido el privilegio de jubilarse a los 60 y lo harán igual que los hombres a los 65. Y en Reino Unido la reforma ha sido la más dura, tres años más para los hombres (de 65 a 68) y ocho años más para las mujeres (de los 60 a los 68).
¿Y España? La reforma española, eleva, en función del tiempo que se haya cotizado, hasta en dos años la edad de jubilación, de -65 a 67-. los años cotizados necesarios para cobrar la pensión completa también aumentan, de 35 a 37. Y la edad mínima de jubilación, pasa de 61 a 63. Un mal trago, sin duda, aunque podría haber sido peor.
Según Carmen López, Secretaria de Política Social de UGT, “no podemos decir que se haya retrasado la edad de jubilación, ya que seguiremos pudiendo optar a ésta con 65 años si tenemos 38 años y 6 meses de cotización, a los 66 si contamos con el mismo periodo cotizado y, en el resto de los casos, a los 67 años”. Además, para esta representante sindical, “esta fórmula nos diferencia de los países que han optado por el retraso obligatorio y generalizado de la edad de jubilación, más injusto desde la perspectiva social”.

Aprender a vivir y prevenir
Que nadie se engañe, esto no se acaba aquí. En el propio anteproyecto de la actual reforma ya se ha dejado caer que en 2027 el sistema volverá a revisarse para adaptarlo a la evolución crecimiento de la esperanza de vida. Eso suena a jubilación más allá de los 67.
A la generación de la formación y el reciclaje continuo aun le tocará adaptarse otra vez. Su ventaja es que muchos habrán pasado por multitud de empleos y hasta oficios diferentes hasta llegar al retiro. Su riesgo, en un entorno de competitividad salvaje, el no haber sabido tener vida fuera del trabajo. Según María Dolores Ortiz, quienes alarguen su vida laboral, “mientras están en activo no deben perder de vista que hay que ir teniendo otras cosas que enriquezcan la vida . Dejar espacios para vivir en familia y en pareja. No se puede vivir solo para trabajar, cuando se vive mucho tiempo así la retirada influye más”.
De cara al momento de abandonar la vida activa, la psicóloga especializada en gerontología aconseja, “la retirada paulatina y voluntaria es lo ideal, y cuando no suceda así será aconsejable asistir a cursos de adaptación a la jubilación, que van a ser cada vez más comunes”.
También habrá que cuidarse más para resistir en buenas condiciones. Hay quien teme que con el aumento de la edad crezcan también la siniestralidad y las bajas laborales. Según el presidente de la Sociedad Española de Geriatría, Pedro Gil, a partir de los 65 años «está demostrado que poco a poco se va perdiendo las capacidades auditivas y visuales, y los reflejos y la capacidad de reacción es más lenta».
Aunque seguir trabajando no supone la misma carga para todos los oficios. Para los profesionales liberales, el físico cuenta menos que la experiencia. En estos casos, para Gil, seguir en activo hasta los 70 años puede ser «incluso beneficioso para su estado de salud».

Ahorra lo que puedas
Los baby boomers no sólo se tendrán que trabajar más tiempo que sus padres, sino que al final del camino puede que reciban menos. En España es difícil que el Estado pueda mejorar las condiciones actuales, que están lejos de ser óptimas. La pensión media de jubilación equivale hoy a poco más del 60% de la prestación media de la zona euro. Casi 8 de cada 10 de nuestros jubilados es menos que “mileurista”, y abundan las pensiones mínimas de 601 euros -742 si se tiene conyuge a cargo, y 570 si se tiene un cónyuge pero éste no está a cargo-.
Desde el punto de vista financiero, también conviene prepararse. Muchos analistas aconsejan, a quien pueda, que vaya ahorrando por su cuenta. Todas las señales, según el experto en inversiones David Pérez de Albéniz, “nos están animando sutilmente a aportar a un sistema de pensiones privado, por lo que pueda pasar”.
Como un pez que se muerde la cola, el problema podría ser irresoluble a menos que se cambie el enfoque. Tal como funciona, explica Pérez de Albéniz, “el sistema publico de pensiones es equivalente a una pirámide como la de Madoff, en la que las rentabilidades de los de arriba se pagaban con el dinero de los nuevos captados. Todo fue bien mientras el flujo de los que entraban seguía creciendo, hasta que hubo más gente arriba que en la base y colapsó”.
Para garantizar que las cotizaciones de los trabajadores de hoy no sólo paguen las pensiones de los jubilados de hoy, sino que puedan pagar las suyas en el futuro “no hay otra solución que un sistema mixto”-concluye-.
El sistema mixto propone que una parte del dinero que aportan los trabajadores sirva para pagar las pensiones actuales, como hasta ahora, y que otra parte se invierta para pagar las de mañana. De momento ningún Gobierno parece decidido a abrir ese melón, porque supondría un recorte severo de las pensiones a corto plazo, aunque ayudara a garantizarlas a medio y largo. Tic tac, tic tac…

DIEZ DATOS
Sentirse útil:
El 60% de los jubilados son partidarios de seguir trabajando voluntariamente después de los 65. Y ese mismo porcentaje considera que su salud es buena o muy buena.

No a la fuerza:
Tres cuartas partes de los españoles están en contra de la ampliación obligatoria de la edad de jubilación de los 65 a los 67 años propuesta por el gobierno.

La vida por delante:
Casi dos de cada tres personas mayores consideran que existen las mismas posibilidades de hacer nuevas amistades tras la jubilación que antes de ésta.

Lo que más asusta:
A seis de cada diez estadounidenses les produce más miedo la idea de perder sus ingresos para la jubilación que la de la mismísima muerte.

Pensionistas pobres:
De los 26 países de la UE, España es el sexto con más pensionistas en riesgo de pobreza relativa. Sólo están peor en Letonia, Chipre, Estonia, Bulgaria, Lituania, Reino Unido y Finlandia.

Súper abuelos:
Siete de cada diez abuelos ayudan cuidando de sus nietos, la mitad lo hace todos los días, y dos de cada diez, además, apoyan económicamente a sus hijos.

Falta gente:
Se necesita que cada mujer tenga una media de 2,1 hijos para mantener la población. En España y Europa la media oscila entre 1,3 y el 1,4. Para 2030, Europa tendrá un déficit de 20 millones de trabajadores.

Mayor tú:
La mayoría de los españoles considera que una persona es mayor a partir de los 70 años. La mayoría de las personas mayores piensan que no depende de la edad.

Ellas viven más y cobran menos:
La proporción de mujeres y hombres de más de 65 años es de 57,5 a 42,5. Hay el doble de mujeres de más de 80 años que hombres. Ellas tienen una renta menor y 3 de cada diez carecen de ningún ingreso.

Pensión necesaria:
La pensión es la principal fuente de ingresos para más del 90% de las personas mayores.

Muy bueno, Miguel.
También en El Mundo, Francisco Núñez nos decía en el 2007 lo siguiente.
Es largo pero es un documento para guardar que explica cómo el sistema se compra votos legalizando la apropiación indebida.

Ahí va.

Cita.

Independientemente de la situación actual, la pregunta que debería formularse a la clase política sobre la situación de la Seguridad Social es la siguiente: ¿Cuál sería el superávit real de la caja de las pensiones si no se hubieran empleado sus recursos para ganar elecciones, para favorecer la convergencia española con la UE o para financiar partidas de gasto del Estado?
En un estudio realizado en 2007 sobre el actual sistema y las reformas que habría que realizar (publicado por Funcas), Javier Alonso Meseguer, profesor de la Universidad Carlos III de Madrid, señala que habría que hacer frente «al problema de que los continuos superávits generados por el sistema de pensiones en los pasados 30 años no han sido capitalizados hasta fechas muy recientes». Es decir, realmente la caja de las pensiones lleva registrando beneficios desde hace más de tres décadas, pero sólo se han computado los obtenidos desde 1999.

Según Alonso, el Fondo de Reserva, creado a partir de este último año, debería representar el 34,33% del PIB de 2004. Sin embargo, «sólo ha alcanzado 4,14%», es decir, más de treinta puntos menos. Por tanto, a esa fecha, el superávit real de las pensiones debería haber sido de 309.000 millones de euros y, sin embargo, a finales de 2008 sólo alcanzó, después de 10 continuados de beneficios oficiales, los 57.000 millones, es decir, casi seis veces menos.

¿Qué ha pasado? Alonso lo señala también en este estudio. «Todo ello es debido a que, en el pasado, los excedentes derivados de la buena coyuntura demográfica y del mercado de trabajo fueron gastados en los Presupuestos Generales del Estado de cada año, dejando sin provisionar los derechos a que dieron lugar (el cobro de la pensiones futuras)».

Es decir, la caja de las pensiones, que supuestamente sólo pertenece a los cotizantes, ha sido mangoneada por todos los gobiernos.

Por ejemplo, en 1989 el PSOE decidió que la sanidad debería ser universal (para el conjunto de todos los españoles), cotizasen o no. Desde ese año, y progresivamente hasta 1997, ya con el PP en el poder, la caja de las pensiones pagó la factura de este servicio.

Ese dinero debería haber procedido de los Presupuestos Generales del Estado, que se financian con los ingresos de los impuestos que pagan todos los españoles. Esto quiere decir que, una decisión política, indudablemente con rédito electoral, cayó sobre los hombros de sólo unos cuantos, es decir, de los cotizantes de la Seguridad Social. Y no así, por ejemplo, del sistema cuasi privado de los funcionarios (clases pasivas), que tienen caja propia y separada de la de los trabajadores privados, o de las de diferentes mutualidades, como los colegios profesionales de abogados, arquitectos o incluso públicas como la de los miembros de la judicatura (magistrados).

Esta utilización proporcionó un déficit continuado del sistema de pensiones y una deuda histórica (que todavía existe y que supera los 3.000 millones de euros).

Es lo que se encontró el PP al llegar al poder. No había dinero ni para pagar las pensiones y tuvo que diligenciar un crédito a Hacienda para pagar las prestaciones.

Pero, tras llegar a La Moncloa, y en pleno desarrollo del Pacto de Toledo (suscrito por todos los grupos políticos y sindicatos), los populares también utilizaron la caja de las pensiones para favorecer la convergencia española a la UE.

Resulta que el PSOE se había inventado (con el apoyo de los demás partidos) un complemento a mínimos para las pensiones más bajas con el que garantizar que las cotizaciones más bajas percibieran al menos el Salario Mínimo sin haber causado derecho. Esta decisión política, que debería ser sufragada con los presupuestos del Estado y los ingresos de todos, se cargó también a la caja de las pensiones. Sin embargo, el Gobierno del PSOE abonaba en 1996, vía transferencia presupuestaria, el 38% de ese coste (232.000 millones de pesetas frente a un gasto de 604.000 millones). ¿Qué hizo el PP? Bajó esta aportación en 1997 a 16.000 millones de pesetas, es decir, al 2,6% del coste total para facilitar el ajuste contable de la convergencia europea. Por tanto, le enchufó a las pensiones un gasto de casi 600.000 millones de pesetas más por año.

Y este gasto ha venido castigando las arcas de las pensiones incluso con la llegada de Zapatero, aunque se ha venido atenuando, ya que en 2000 se acordó con CCOO (UGT no participó) que ese complemento a mínimos debería ser financiado en su integridad por el Estado y no por los pensionistas privados en un plazo de 12 años (hasta 2012).

¿Qué ocurre en la actualidad? Pues que todavía ese complemento a mínimos cuesta más de 5.000 euros al año y el Estado sólo aporta 2.406 millones, menos de la mitad.

Por si fuera poco, Zapatero ha subido las pensiones mínimas (más de un 30% en la última legislatura) por compromiso electoral. Lo que significa que, independientemente de que favorece a los que tienen menor carrera de cotización porque les es más rentable incluso no cotizar al tener garantizada una pensión sin esfuerzo y que se revaloriza más que las demás, carga más gastos al sistema de pensiones. Esta decisión también debería ser pagada con los presupuestos.

A este elenco de utilización de la liquidez de la Seguridad Social habría que sumar también que más de una docena de los grandes hospitales que ahora gestionan las autonomías (y ambulatorios) son de los pensionistas y, sin embargo, no pagan un euro de alquiler a sus propietarios, que necesitan ingresos para garantizarse su futuro.
Fin de cita.

El FMI pide bajar pensiones por «el riesgo de que la gente viva más de lo esperado»
El organismo quiere que la edad de jubilación se ajuste con la esperanza de vida
Sus economistas proponen recorte de prestaciones y aumento de las cotizaciones
El Fondo plantea que las aseguradoras privadas cubran el riesgo de longevidad
SANDRO POZZI Nueva York 11 ABR 2012 – 16:20 CET1177
ELPAIS

El envejecimiento de la población es un reto conocido. Y a eso dedica un extenso análisis el Fondo Monetario Internacional, en un adelanto de los documentos de su cumbre semestral. Lo que llama la atención es la agresividad y crudeza con la que pone de relieve el problema. El Fondo reclama, entre otras medidas, que se recorten las prestaciones y se retrase la edad de jubilación ante «el riesgo de que la gente viva más de lo esperado». Y también propone soluciones de mercado para mitigar ese «riesgo».

Es lo que los economistas bajo la batuta del español José Viñals llaman “riesgo de longevidad”. Y dan una cifra para poner en contexto. “Si el promedio de vida aumenta tres años más de lo previsto para 2050, el coste del envejecimiento -que ya es enorme para los Gobiernos, las empresas, aseguradoras y particulares- aumentaría un 50%” en las economía avanzadas tomando como referencia el PIB de 2010.

Para los países emergentes, ese coste adicional sería del 25%. En términos absolutos, se disparará el coste previsto en decenas de billones de dólares a escala global. Eso su pone una amenaza para sostenibilidad de las finanzas públicas al disparar los niveles de endeudamiento público en una proporción similar. En paralelo, es un riesgo para la solvencia de las entidades privadas.

Según ha explicado el propio Viñals en la rueda de prensa en la que ha presentado el informe, “vivir más es bueno, pero conlleva un riesgo financiero importante». «Nos va a costar más como individuos, a las corporaciones y a los Gobiernos. Por eso debemos preocuparnos ahora por los riesgos de la longevidad, para que los costes no nos atosiguen en el futuro”, ha comentado Viñals, responsable del departamento de Mercado de Capitales.

Vivir más es bueno, pero conlleva un riesgo financiero importante. Nos va a costar más»
En 1750, la esperanza de vida en el momento del nacimiento en los países de la Europa occidental no llegaba a los 40 años. Desde 1900, siguió un incremento lineal hasta tocar los 80 en 2010. A escala global pasó de los 48 en 1950 hasta los 70 en el último año de referencia. Pero lo que cambia los cálculos, según el FMI es la esperanza de vida cuando se tiene 60 años.

Naciones Unidas proyecta que para 2050 la esperanza de vida a partir de esa edad llegará a los 26 años en las economías avanzadas y a los 22 años en los países en vía de desarrollo. Eso significa que irá mejorando al ritmo de un mes por año. Tomando como referencia a los europeos de 60 años que vivían en 1910, la esperanza de vida era de 15 años. Un siglo después llegó a los 24 años.

Al vivir más la población, tendrá que pagarse más en pensiones y prestaciones a la seguridad social. En este caso pone como ejemplo los planes de pensiones privados en EE UU. “La empresas tendrían que multiplicar varias veces sus contribuciones para poder afrontar esos pasivos adicionales”, apunta. “Reconocer y mitigar este riesgo es un proceso que debe ponerse en marcha ahora”, remacha.

Tanto el sector público como el privado llevan años preparándose para amortiguar el impacto financiero del envejecimiento. Pero el FMI cree que se subestimó la evolución demográfica de la población y eso pesará “más de lo esperado” en un balance que en ambos casos están ya de por si debilitados. Eso, por tanto, amenaza con exacerbar su vulnerabilidad frente a otras crisis.

Si el promedio de vida aumenta tres años más de lo previsto en 2050, el coste subiría un 50%”
José Viñals
Christine Lagarde, directora gerente de FMI, quiere que la reunión de primavera en Washington sirva para mirar hacia delante. En este contexto, exige a los Gobiernos que reconozcan que el envejecimiento les puede crear un serio problema en el futuro y que es un riesgo. Para neutralizar sus efectos, recomienda combinar el aumento de la edad de la jubilación con otras medidas.

Para el retraso de la edad de jubilación, propone que se ligue a la esperanza de vida, de modo que el número de años en que los jubilados cobran la pensión no aumente. En la reciente reforma española del sistema de pensiones que retrasaba la edad e jubilación a los 67 años de forma progresiva ya se prevé un mecanismo de este tipo, llamado factor de sostenibilidad. Así, la ley prevé que las variables clave del sistema de pensiones (como la edad de jubilación) se revisen cada cinco años a partir de 2027 en función del aumento de la esperanza de vida.

Pero ese retraso no basta. El Fondo cree que hay que tomar más medidas y cita entre ellas el recorte de las pensiones, el aumento de las cotizaciones y la posibilidad de que los Estados contraten con aseguradoras privadas la cobertura de ese «riesgo de que la gente viva más de lo esperado».

Así, el informe de estabilidad financiera plantea que se recurra a los mercados de capitales para que se transfiera el riesgo de la longevidad de los planes de pensiones a las instituciones que tienen más capacidad para gestionarlo.

Los economistas del organismo plantean también que los propios individuos aumenten su ahorro a través de planes de pensiones, recomienda que se facilite o incluso obligue a contratar rentas vitalicias y también apoya el uso de las hipotecas inversas, por las que la casa en propiedad se entrega en el momento de fallecimiento a cambio de recibir hasta ese momento una renta por ella.

El Fondo también pide más transparencia a los países a la hora de informar sobre la tendencia del envejecimiento y como se están preparando para financiar la jubilación.

El FMI concluye recordando que todas estas reformas “tardarán años en dar fruto” y cualquier retraso en el proceso dificultará hacer frente al reto como es debido. “Prestar atención al envejecimiento de la población y al riesgo de la longevidad adicional forma parte del conjunto de reformas necesarias para restaurar la confianza en la viabilidad de los balances del sector público y privado”, remacha.

Dado el grado de falsificación, ocultación y manipulación de los datos oficiales es más que probable que también esa afirmación de una creciente longevidad sea falsa.

Os sugiero hagáis lo siguiente.

Anotad el nombre de vuestros abuelos, bisabuelos y padres así como de todas las personas de vuestro entorno que hayan fallecido a lo largo de vuestras vidas. Junto a sus nombres escribid su fecha fehaciente de nacimiento y la de su muerte.
Una vez iniciado el registro seguid haciéndolo.

Una vez vayáys teniendo un numero elevado, unos cincuenta o más, idlos agrupando por año de nacimiento y observando sus años de vida. En su momento comenzará a dibujarse una muestra de datos reales que podréis comparar con lo que se dice oficialmente.

Yo lo he hecho y sigo haciéndolo.

Lo que veo es que mis amigos y conocidos mueren antes que la generación de mis padres y abuelos (excluyendo el efecto de la guerra civil que no es relevante a efectos de pensiones porque no había).

Además he descubierto –tras el fallecimiento de la abuela de una nuera a los 93 años– que dicha señora realmente tenía 103 porque durante la guerra se quemaron iglesias y registros y, cuando llegó el momento del DNI, la buena señora se quitó diez años. Tras este primer caso he conocido otros dos.

Tienen motivos para mentir, ergo…. probablemente mienten. Lo hacen continuamente.

Buenas noches

No sé, Manu, me parece a mí que andas un poco obsesionado con esa señora (es la segunda vez que te refieres a ella). Que una mujer se quitara diez años después de la guerra, no quiere decir que toda esa generación fuera diez años mayor de lo que decían. Y ¿a qué edad murieron los padres de esa mujer? Probablemente más jóvenes.

Mi abuelo paterno murió a los 70, mi padre murió a los 72, pero es el único de los hermanos que ha muerto, los demás rondan o pasan los ochenta.
Mi abuela paterna, que era mucho mayor que mi abuela materna -y por lo tanto no disfrutó de los avances de que está disfrutando la abuela que me queda-, vivió bastantes menos años que ella.
Mi abuelo materno murió con cuarenta y siete, todos sus hijos han rebasado ya los sesenta.

Siempre ha habido familias muy longevas y familias que mueren muy jóvenes. Hay una cuestión de genes por medio también.

En los países en vías de desarrollo en los que las condiciones de vida son similares a las que había aquí hace cien años, la gente muere mucho más joven. En cualquiera de esos países, el médico cuesta dinero y se puede ver a mucha gente coja, por ejemplo, porque nunca les soldaron una fractura. A los cincuenta años parece que todos tienen ochenta.

Recuerdo que hace unos años representé a una escritora venezolana. Ella y su marido tenían cincuenta años y se hospedaban en un hotel de la calle Velázquez, que a la hora de la merienda se llenaba de ancianas del barrio de Salamanca. Estaban alucinados de la cantidad de viejos que había en Madrid, se volvían locos de contento porque aquí ellos eran jóvenes: en su país eran ancianos. De hecho, creo que él murió antes de cumplir los sesenta o poco después.

A mí me da que mi generación va a vivir mucho menos que la tuya.
Y, la verdad, no me preocupa nada. Sólo quienes no han vivido pueden desear vivir eternamente.

Esa es la cuestión, Marisol.

Que los números que veo entre los fallecidos que conozco no corroboran esa especie mediática de que «hay que reducir las pensiones porque ahora viven más».

Lo que verifico con los «muertos que conozco» es que es mentira. En mi generación la gente se muere antes que en la de nuestros padres y abuelos.

Y además parece que el asunto empeora a pesar de que hay algo que ha mejorado: La supervivencia perinatal. Hoy sobreviven casi todos los niños que llegan a nacer y hace 60 años morían más.

Si cada uno comprueba en su círculo se creará un estado de opinión contra la manipulación evidente que está sucediendo.

¿Cuánta gente conoce la generación entre 40 y 55 que hayan muerto de sida o por drogas? En la mía ninguno.

Con un agravante: que en muy poco tiempo un parado puede degradar su salud física y mental a niveles increíbles como sucedió en USA en la crisis del 29.

Se trata de eso. Un abrazo, Marisol,

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