por artistadesconocida
Fotografía en contexto original:
Sentada en el asiento de atrás, con la cara pegada a la ventanilla, veía pasar las calles de Madrid y sentía lástima de mis padres y mis hermanos, que no sabían que éramos insignificantes. Que éramos sólo unos más de los miles, cientos de miles, millones de personas que vivían tras las ventanas; que todos, nosotros y los de los otros coches, los que andaban por la acera, los que estaban en sus casas leyendo el periódico o viendo la tele éramos engranajes anónimos e intercambiables.
Un día que fuimos a dar un paseo por el Retiro, pasamos por un portal de la calle Príncipe de Vergara (en aquella época, General Mola) y me llamó la atención una placa que había en un portal: Aquí vivió el genial torero Antonio Bienvenida. Era demasiado pequeña para saber qué era el existencialismo, pero el descubrimiento de aquella placa me curó de él, e hizo que el corazón me diese un vuelco de alegría.
Y me dije entonces que, algún día, también yo tendría mi propia placa.
Aunque sea en Internet.