por Robert Lozinski
Imagen: «Total Caos» por bubufr en deviantart
Hoy día la comunicación es más activa que nunca. Hablamos miles de minutos, enviamos miles de mensajes, escribimos comentarios… en una palabra «comunicamos». Y a un ritmo imparable como si hasta ahora todo eso hubiera estado prohibido y ya hubiera llegado la hora de soltarse, de poder decir, por fin, todo lo que queríamos y no podíamos decir. Y en esa comunicación sin freno alguno vamos siempre hacia adelante, no miramos hacia atrás, enviamos deprisa al espacio virtual nuestra momentánea reflexión, sin volver a leerla antes; quizás hayamos cometido algún error ortográfico, o -lo que sería peor- de pensamiento. Pero no nos interesa. Vamos siempre hacia adelante. Comunicamos, no paramos de comunicar. Las comas y los puntos hace tiempo que han volado al espacio. No existen. En cambio abundan los gritos !!!!!!!!!!!!, las jetas tristes, sonrientes o neutras. La falta de expresividad verbal la suplimos con dibujitos. Quizás deberíamos detenernos un poco, poner una coma o un punto. Las comas y los puntos son los respiros del pensamiento, paradas obligatorias para poner en orden las ideas. Si no hay orden en las ideas, no podrá haberlo en la vida.
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Robert Lozinski es autor de La ruleta chechena