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Diarios neerlandeses, 49

por Claudio Molinari Dassatti

49

En eso llega la amante eslovaca de Supertoff. Está completamente loca. La ex bailarina, y ex ser humano normal, entra gritando y gesticulando como una diva del cine mudo.

-¿DÓNDE ESTÁ LA FIESTAAAAA? ¿DÓNDE ESTÁ LA ALEGRÍAAAAAA?

Es una chica muy blanca, muy delgada y muy histriónica. Viene vestida de negro de pies a cabeza excepto por una capa plateada y una rosa tamaño botella de vino portugués tatuada en el brazo y la boca roja furioso. Cada palabra que dice parece dirigida a una cámara escondida cuyo trabajo es hacerla famosa. En este punto la reunión se degenera.
Steven saca una Gibson de media caja, destrozada pero con una sonoridad deliciosa, y se pone a tocar. La nieta espacial de Drácula sigue actuando para su público secreto. Supertoff e Imran hablan sin parar, pero no comprendo de qué. Los lituanos se ríen entre ellos y el gordinflón y el silencioso se chupan una botella entera de vodka negro entre los dos. Nosotros mezclamos el vodka con schnapps y porros.

La gente entra y sale, sube y baja, llegan invitados, se van, Nadie baila. Es una reunión de las que suelen armarse en las cocinas. Quizá el Imperio Romano se derrumbó de la misma manera, una noche de fiesta con un puñado de senadores tomando grappa.

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