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Violencia visible Vs violencia invisible

Miguel Pérez de Lema

La violencia es fotogénica. Irresistiblemente fotogénica. El instante de su emisión se convierte en el todo, en el aquí y ahora absolutos, como un coño muy abierto y rezumante.

Las 50 horas de Francia han roto audiencias con unas pocas imágenes sangrientas, que sazonaban toneladas de periodismo chatarra y opinadores de fondo. Algunos, quizá, dijeron algo de provecho, pero nadie les hacía caso a la espera de una nueva repetición del balazo de gracia sobre policía abatido, del tiroteo final en el supermercado kosher, de alguna otra píldora de ultraviolencia yihadista por el mundo, emitidas en bucle.

Y eso es casi todo lo que nos queda. Las cosas, desde luego, no van a dejar de ser lo que son. La habitación sigue desordenada. Y ahora no queda más que el eco del ruido y la furia, políticos ineptos haciendo miserablemente el ridículo, postureo, internacionalismo de plexiglas y un poco más de rencor en el coctel de la multiculturalité. Más vapor en la olla.

Pero la larga serie de circunstancias que han llevado hasta aquí, los focos infecciosos, siguen vivos. Y todo el que se ha tomado la molestia de echar un vistazo sabe que la violencia sólo puede ir a más.

La violencia en los guetos de Francia -y de otra forma en los barrios pobres de España- ha permanecido casi todo el tiempo invisible, en estado gaseoso, como una nube tóxica que era fácilmente soslayable, sobre todo para el que no vivía en su vertical sino un par de distritos más allá, donde  corre la brisa. Pero su acumulación ha llegado a tal punto de saturación que está cambiando de estado, a líquido, o incluso a sólido, y puede dejar intensas tormentas de lluvia y granizo. Y entonces, nos haremos los sorprendidos y nos sentaremos ante las noticias a ver las impactantes imágenes de las inundaciones. Y los políticos volverán a hacer otro anuncio de Cocacola/al-mundo-entero-quiero-dar-un-mensaje-de-paz. Y los guetos seguirán creciendo.

La pista yihadista viene muy bien para meterlo todo en un mismo saco incomprensible. Pero esa muchachada de la gasolina que quema coches, canta rap, vende drogaína y odia al «sistema» del hombre blanco que ya no los necesita, acaba en el rollo islámico como forma de nihilismo, de post-punk elevado al cubo. Porque no hay futuro, y lo sabes.

Si esa chavalada estuviera a los 19 años apretando tuercas en la Citoren, blindados por un sindicato, con contrato fijo+vacaciones pagadas, como sus padres y abuelos, a los 25 ya tendrían su hipotecón, su mujercita y sus tres churumbeles, y muy, muy poco tiempo para cualquier otra cosa.

Pero eso se acabó. Se acabó y no volverá más. Los guetos de Francia no son muy distintos de los guetos de Los Ángeles. Y los disturbios raciales, religiosos, de gangs, siendo todo eso, son primero y siempre revueltas de pobres. Ya las había en la vieja Roma y son un síntoma de final de época.

Y ahora ¿qué?

Ahora nada, mirar para otro lado. Y si acaso pasa algo, put the blame on Marine Le Pen.

http://www.youtube.com/watch?v=9R-qFenjqw8

 

14 respuestas a «Violencia visible Vs violencia invisible»

En Francia hace muchos años que el rey estaba desnudo –y engordando. Pero es más fácil ser avestruz, sobre todo si vives en Montparnasse.

Por cierto, ese Hollande ¿qué es lo que fuma? Porque tiene siempre unos aires de colocao que tira para atrás. En realidad, la primera evidencia de la decadencia de Occidente es que todos los presidentes de Gobierno de Europa han sido *democráticamente* elegidos. Buf.

Me parece muy acertado el título. Y coincido contigo en ver muchas de las cosas como tu, y, no se si habrá sido el estilo del texto, el que me ha sacado estas reflexiones:
Ojalá que aciertes y que no vuelva el modelo “mujercita-3 churumbeles” a ser el trapo que vale para todos los arreglos, que de “ese retalito” te apañas el servicio doméstico, el cuidado, higiene y la salud familiar, etc por el módico precio de una esclava, y todo lo que hace desaparece de la economía formal.
Por cierto, ¿dónde aparece una sola mujer en los videos que has colgado? He visto imágenes brevísimas de una policía, dos familiares protestando con una foto en la mano, o una llevando de la mano a un niño en medio de una reyerta. En el segundo vídeo solo fijándose muy bien se ve a alguna de refilón entre la chiquillería, ¿se le habrá colado al editor del vídeo? Todo dice mucho de quienes son los últimos destinatarios de esos vídeos.
Asi que si no nos queremos quedar parados a verlas venir, como avisas que nos va a suceder (y creo que ahí llevas toda la razón): O se presta verdadera atención a la educación y derechos de las mujeres musulmanas en todo el mundo, no sólo en Europa, o no podrá haber cambios a mejor, sólo cabrá esperar a ver cómo la violencia de todos los hombres sin esperanza busca una ideología que le de apoyo para explotar. Hay que favorecer que las mujeres, musulmanas o no, con educación y derechos propios, individuales, encuentren otras maneras y caminos para que desarrollándose libremente como individuos, también cambien la sociedad en la que vivimos. Es una cuestión de lucha contra la pobreza, si. Es una cuestión de lucha por derechos individuales de hombres y mujeres: también. Lo que no me vale, es que para calmar los ánimos caldeados de unos, se quiten derechos y/o no se reconozcan los de las mujeres en detrimento de los derechos de los hombres para templar gaitas con la multiculturalidad, matar el “europeocentrismo” que dicen que oprime a los pueblos, y bla bla bla. Vamos, en resumen: que no me vale que la solución pase por la tolerancia con el velo en la escuela, que no sea exigible por el Estado que las chicas terminen la educación obligatoria y que se las escolarice cumpliendo la ley, (y sin velo) pero no solo va por las musulmanas, es que va por todas, y con más motivo por las que sean más pobres y me da igual su religión, sus padres o su nacionalidad, y todo lo que se ha escrito ya en este blog muchas veces. Como nos olvidemos de hacer esto, que me parece muy asequible y básico…me temo que no harán algo que sea útil y justo en política internacional, seguridad ciudadana, etc Entre los bestias de un lado y los idiotas de otro, nos llevarán de cabeza a la guerra.

Bueno, la «perspectiva de género» nunca está de más. Es lo que toca.

Supongo que los vídeos sacan pocas mujeres porque las mujeres tienen un papel más de puertas adentro en esos barrios, en esos contextos criminógenos y tradicionales. Curiosamente, en Europa sólo quedan dos tipos de mujeres hogareñas: las de los guetos y las esposas de los super ricos. No sé lo que pueda significar eso.

En cuanto al viejo modelo de familias estructuradas, está claro que está llamado a desaparecer y no puedo evitar sentir nostalgia por aquellos tiempos. Soy culpable. Aunque sólo sea porque la familia era el último refugio frente al Estado y el mercado, y nos la han desprestigiado y destruido con el mayor programa de ingeniería social de la historia.

Ahora naces, combates y mueres sólo en un campo de batalla ampliado -como explica H.-.

Eso también ayuda a explicar el deseo de reagruparse de los más débiles en torno a cualquier idea gregaria. Y es también un asunto de violencia visible contra violencia invisible.

Qué lio todo.

Ya en 1985 Costa Gavras produjo Té en el harem de Arquímedes, en la que chicos que hoy tendrán, mínimo, cincuenta años, se encontraban también sin futuro en un barrio de París. Este problema no es de ayer.
Durante mucho tiempo, yo también pensé que el origen de esta situación estaba en la pobreza. Pero a estas alturas del partido no estoy tan convencida de ello.

Apostaría a que el Estado (en sus múltiples variantes, como organizaciones que cobran del gobierno, mal llamadas oenegés), proporciona a todos los chicos que salen en estos vídeos casa, comida, calefacción, luz eléctrica y hasta estudios –otra cuestión es que pasen de estudiar-. No son chicos pobres: tienen motos, quads, coches caros, móviles de última generación, ropa de marca… cosas que yo, que trabajo muchas horas al día, no tengo.

Quizá el origen del problema esté en que fue un grandísimo error fomentar el reagrupamiento familiar de los musulmanes. En primer lugar, porque sus familias eran mucho más grandes que las francesas. En segundo, porque sus castísimas mujeres seguramente se sentirían amenazadas por las europeas de escote y minifalda (el sexo tiene muuuuuuucho que ver en todo esto) y se refugiarían relacionándose sólo entre ellas, jamás con esas “putas” que atraían las miradas de sus hombres. Y ya sabemos lo castrante que puede ser un grupo de mujeres que vigilan que ninguna saque los pies del tiesto.(Imaginad algo así como “el guetto de Bernarda Alba”)

Si no se hubiera permitido la reagrupación familiar, habrían pasado dos cosas:

a) Algunos de aquellos hombres habrían acabado casándose con nativas y, lejos de sus madres, sus hermanas, sus tías, sus primas, sus abuelas y sus imanes, habrían acabado integrándose.

b) Muchos habrían acabado regresando a sus países con el dinero y la experiencia adquirida en Occidente, y habrían podido liderar la modernización de África.

Y todos: asesinos, asesinados y las familias de todos ellos, serían más felices.

Pero el problema tampoco acaba en la reagrupación familiar.
Su religión no ayuda mucho a la integración en Occidente. Le guste o no a los defensores del multiculturalismo, el Islam tiene un muy difícil encaje en Europa: aquí las leyes de los hombres están por encima de las religiones porque hace siglos que separamos Iglesia y Estado. Pero el musulmán debe someterse a la voluntad de su dios.

En cualquier caso, ya es tarde para análisis. Ahora lo que necesitamos son soluciones. Y eso empezaría en decretar tolerancia cero contra el extremismo y empezar a exigir muestras de integración (totalmente de acuerdo con todo lo que ha dicho Ariadna sobre el velo y la igualdad de la mujer) a quienes se llaman a sí mismos moderados.

Ni una sola libertad para los enemigos de la libertad.

Siento no poder poner ahora el enlace a una entrevista a H. Su título: «la islamofobia no es un tipo de racismo»…haciendo ganas de leer su próxima novela, Sumisión. Todo viene al pelo.

gracias por el enlace, no se si tendrá miedo verdadero, a los ojos de un fanático seguro que tiene al menos una pedrada, pero de este tipo no hay que fiarse si lo hace por razones comerciales, de seguridad o porque a su madre se le cayó de pequeño y el es asi…

Puestos a tirar de hemeroteca, no dejen de echar un ojo a lo último de Juan Manuel de Prada.
Es muy top:

YO NO SOY «CHARLIE HEBDO»
JUAN MANUEL DE PRADA
Llegados a la culminación del dislate, hemos escuchado defender un sedicente «derecho a la blasfemia»
DURANTE los últimos días, hemos escuchado calificar a los periodistas vilmente asesinados del pasquín Charlie Hebdo de «mártires de la libertad de expresión». También hemos asistido a un movimiento de solidaridad póstuma con los asesinados, mediante proclamas inasumibles del estilo: «Yo soy Charlie Hebdo». Y, llegados a la culminación del dislate, hemos escuchado defender un sedicente «derecho a la blasfemia», incluso en medios católicos. Sirva este artículo para dar voz a quienes no se identifican con este cúmulo de paparruchas hijas de la debilidad mental.
Allá por septiembre de 2006, Benedicto XVI pronunció un grandioso discurso en Ratisbona que provocó la cólera de los mahometanos fanáticos y la censura alevosa y cobarde de la mayoría de mandatarios y medios de comunicación occidentales. Aquel espectáculo de vileza infinita era fácilmente explicable: pues en su discurso, Benedicto XVI, además de condenar las formas de fe patológica que tratan de imponerse con la violencia, condenaba también el laicismo, esa expresión demente de la razón que pretende confinar la fe en lo subjetivo, convirtiendo el ámbito público en un zoco donde la fe puede ser ultrajada y escarnecida hasta el paroxismo, como expresión de la sacrosanta libertad de expresión. Esa razón demente es la que ha empujado a la civilización occidental a la decadencia y promovido los antivalores más pestilentes, desde el multiculturalismo a la pansexualidad, pasando por supuesto por la aberración sacrílega; esa razón demente es la que vindica el pasquín Charlie Hebdo, que además de publicar sátiras provocadoras y gratuitamente ofensivas contra los musulmanes ha publicado en reiteradas ocasiones caricaturas aberrantes que blasfeman contra Dios, empezando por una portada que mostraba a las tres personas de la Santísima Trinidad sodomizándose entre sí. Escribía Will Durant que una civilización no es conquistada desde fuera hasta que no se ha destruido a sí misma desde dentro; y la basura sacrílega o gratuitamente ofensiva que publicaba el pasquín Charlie Hebdo, como los antivalores pestilentes que defiende, son la mejor expresión de esa deriva autodestructiva.
Debemos condenar este vil asesinato; debemos rezar por la salvación del alma de esos periodistas que en vida contribuyeron a envilecer el alma de sus compatriotas; debemos exigir que las alimañas que los asesinaron sean castigadas como merecen; debemos exigir que la patología religiosa que inspira a esas alimañas sea erradicada de Europa. Pero, a la vez, debemos recordar que las religiones fundan las civilizaciones, que a su vez mueren cuando apostatan de la religión que las fundó; y también que el laicismo es un delirio de la razón que sólo logrará que el islamismo erija su culto impío sobre los escombros de la civilización cristiana. Ocurrió en el norte de África en el siglo VII; y ocurrirá en Europa en el siglo XXI, a poco que sigamos defendiendo las aberraciones de las que alardea el pasquín Charlie Hebdo. Ninguna persona que conserve una brizna de sentido común, así como un mínimo temor de Dios, puede mostrarse solidaria con tales aberraciones, que nos han conducido al abismo.
Y no olvidemos que el Gobierno francés –como tantos otros gobiernos occidentales–, que amparaba la publicación de tales aberraciones, es el mismo que ha financiado en diversos países (y en especial en Libia) a los islamistas que han masacrado a miles de cristianos, mucho menos llorados que los periodistas del pasquín Charlie Hebdo. Puede parecer ilógico, pero es irreprochablemente lógico: es la lógica del mal en la que Occidente se ha instalado, mientras espera la llegada de los bárbaros.

Ummmm, no me lo creo, lo de los coleguis de más de 40 tacos viviendo juntos. Casos hay, pero que pasen la frontera de los cuarenta y pico…lo que si hay tipos/as que se van a vivir en pareja, dice ellos/as pero que realmente lo que hacen es meterse de okupas en la casa del otro/a hasta el siguiente desalojo…

No creo que el problema sea el dinero. La pobreza no ayuda, desde luego, pero para mi que el problema es otro. A mi juicio, el tema está en el desarraigo que produce la emigración forzada. Todo el que haya emigrado sabrá que el que se desplaza a otra parte del ancho mundo pasa a ser un apátrida con todo lo que eso conlleva. Ya no perteneces a nadie ni a nada. Nunca serás del lugar que te acoge por muchos lustros que te pases y ya tampoco serás del lugar de donde provienes. No digamos ya de los hijos de esos parias. ¿Qué le lleva al tal coulibali (un tipo con trabajo fijo de 3000€ mes) a seguir a un barbudo ridículo que le dice que mate y muera en su nombre? Pues creo que ese flautista de hamelín les da un pasado, una historia que les enardece y les da sentido a su vida, Les da una religión y vuelven a sus orígenes más rancios y oscuros, controlando sus formas de vestir, de comer, de follar y finalmente de pensar. Les inculca un odio hacia los que no han sabido o querido integrarles con el fácil argumento de que son diferentes y que lo diferente es malo. Por último, decir que a la gente hay que darle algo en lo que creer, que sino creen en nada están predispuestos a creer cualquier cosa y de ahí a ponerse un cinturón de explosivos hay un paso

Sí, creo que por ahí van los tiros Noname. Tras la ilustración y la modernidad, la resaca de vuelta a la Edad media, antes de la muerte de Dios, buscando un antídoto para el horror del vacío existencial, una hoja de ruta segura hacia el paraíso de Alá o de Jehová.

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