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Llegan los señores de la guerra

 

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Imagen: Elpaís.com

Miguel Pérez de Lema

Releyendo «Ébano», de Kapuscinski -ni que decir tiene que es una lectura imprescindible- me paro a pensar en su descripción de los estados fallidos africanos, que tras la descolonización se enzarzaron en guerras civiles, y en la aparición de «los señores de la guerra».

El periodista polaco narra la proliferación de estas figuras, que ante la debilidad de los regímenes y su pérdida de legitimidad, se erigían en caudillos de un grupúsculo de hombres armados y se adueñaban de un pequeño territorio. Se convertían en un nuevo Estado sin otra función que el saqueo de la población y el decomiso de la ayuda internacional que debía tributarles lo que ellos quisieran para poder alcanzar en alguna medida a la población del área bajo su control.

La verdad es que no he podido dejar de hacer una lectura paralela de estas crónicas y la situación española. Donde pone descolonización léase transición, donde dice señores de la guerra entiéndase partidos nacionalistas.

Y aun más. En este momento de máxima debilidad de las instituciones, de desligitimación del régimen y de conciencia clara por parte de la población de estar sometidos a una tiranía que ejerce el saqueo por la violencia de sus leyes fiscales y acapara los recursos, las influencias y el dinero, el número de señores de la guerra se multiplica y los territorios -geográficos o políticos- se dividen.

Estamos ante un escenario político en el que todo el que junta una docena de kalasnikoves se interna en la selva y declara su propio Ejército de Liberación, a la espera de rascar sus dos escaños y sus siete concejales.

Todos a costa del presupuesto.

Todos deteniendo los convoyes de ayuda (dinero público) para requisar su parte, y dejando morir a la población, cautiva y desarmada.

Vamos a peor.

Cristina Seguí, José Antonio Ortega Lara, José Luis González...

Imagen:  elmundo.es

12 respuestas a «Llegan los señores de la guerra»

Me gustaría creer que te equivocas. Pero mucho me temo que aciertas.

Estos de vox no me gustan nada.
Alejo Vidal Cuadras, que se va del PP justo cuando se le acaba la mamandurria (sabía que no le iban a renovar de cara a las europeas), pero eso sí, sin renunciar al escañito, es decir, a la pasta.
Abascal, que no ha trabajado en su puñetera vida (era concejal a los 23 años) y es hijo y nieto de.
Ortega Lara, del que no puedo decir nada malo excepto que haber sido víctima de la tortura (no se me ocurre otra manera de definir lo que sufrió este pobre hombre) de ETA no cualifica a nadie para ocupar ningún cargo.

La Seguí, que es muy guapa, pero muy tonta. Ayer salía en un programa de televisión y me quedé a verlo por curiosidad: la muchacha es educada y agradable, pero no sabe expresarse más allá de lugares y comunes y se nota que no ha tenido una idea propia en su vida. La han debido poner ahí para que alegre la vista a sus compañeros -y así de paso, no les acusan de machistas-, porque no sé yo que puede aportar ella a la política nacional.

He puesto la foto de este último partido, pero podría poner igual la de toda una camada que ha salido -a izquierda y derecha- recientemente. Son legión.

Después de leer el texto un par de veces, mi pregunta: ¿hay alguna posibilidad por remota que sea de salvar lo nuestro? Esto es, ¿hay alguna posibilidad de que el sistema no termine aniquilándonos? ¿O debemos asumir las palabras de Dante y abandonar toda esperanza? ¿Hay fe en el trinchera proscrita o ahí reina la certeza de que la putrefacción es imparable>?

Interesante reflexión.

Yo intento ahora ser un poco optimista e interpretar este tipo de nuevas iniciativas políticas como la plasmación del cabreo ante la calle sin salida que nos está ofertando este régimen.
Tal vez la manifestación/toma de la calle pueda ser el reverso de la misma moneda. A mi estas segundas cosas que han pillado un poco mayor, por lo que tengo la esperanza que algo pueda cambiarse con lo primero (habrá que estar vigilantes).
Bueno, también cabe la posibilidad de algún populismo/caudillista que nos salve a todos de todo…
¡Y eso que ahora parece que descampa!

Casualmente estoy repasando la historia de la revolución francesa. Resulta que encuentro paralelismos asombrosos con lo que está ocurriendo en la actualidad. Rey absolutista sin responsabilidad penal ninguna, asfixia económica de la incipiente clase media con impuestos abusivos, para colmo en tiempos de malas cosechas durante varios años seguidos en el caso francés y crisis brutal de ya más de 10 años en nuestro caso. Una minoritaria clase privilegiada con todo a su favor a los que no les faltaba de nada, la aristocracia antes y los políticos y empresarios ahora. Solo falta ya que se siga el curso de la historia tal como antes para que la coincidencia sea total. ¿Donde estará nuestra bastilla? ¿Quién será nuestro Robespierre? De todas formas, al final entre Jacobinos, Girondinos y Sans coulottes se encargaron de enfangarlo todo hasta el punto de tener que pedir a un dictador iluminado como Napoleón que les dejara todo tal y como estaba antes con distinto collar. Será nuestra condición humana

Sr. Pérez de Lema: se dice ‘Señoras y señores de la guerra -y del guerro-‘ o, mejor todavía, ‘caudillas y caudillos’.

Sres. comentaristas: C’s VOX UPyD son la única esperanza de este eternamente cantonal conglomerado de tribus parásitas. Ojalá sumen fuerzas. O. Lara, A. Rivera y V. Quadras son de lo mejor que ha dado este país. La Díez, más dudosa, porque viene de la izquierda casposa. Y toda analogía con la Bastilla es fútil: en el XVIII no había ni automóviles ni hipotecas galore, como hogaño. Clase media = sociedad conservadora, quiéranlo ustedes o no.

Tras su estrepitoso fracaso en Galicia, el millonario no ha puesto un euro

El partido montado por Mario Conde para ‘regenerar’ España anuncia su «inminente» disolución

El exbanquero, condenado en 1997 a diez años de prisión por delitos económicos, impulsó Sociedad Civil y Democracia (SCD)

Periodista Digital, 06 de febrero de 2014 a las 12:57

El partido Sociedad Civil y Democracia (SCD), impulsado por el exbanquero Mario Conde, se encuentra ante su «inminente» disolución y su presidenta, María Jamardo, ha comunicado este 6 de febrero de 2014 su dimisión del cargo.

La dimisión de Jamardo se debe a la «alta competencia de partidos recién salidos al campo político, como es VOX», al que «muchos» militantes del partido SCD tienen pensado unirse «en breve», según ha explicado la responsable de comunicación del partido, Sofía Vidal.

«Se cierra así la carrera a contrarreloj que comenzó con las elecciones gallegas lideradas por Mario Conde como presidente y que termina con Jamardo como presidenta del partido a nivel nacional», ha concluido.

En una carta dirigida a los militantes, Jamardo asegura que, en los últimos días se produjeron «toda una suerte de reacciones más o menos acertadas, y algunas incomprensibles, que me han entristecido profundamente no sólo porque son injustas, sino porque se apoyan en argumentos que carecen de fundamento real».

Impulso y creación

Mario Conde, condenado en 1997 a diez años de prisión por delitos económicos, impulsó la creación de esta formación política meses antes de las elecciones en Galicia en 2012, y fue elegido su presidente en un congreso celebrado en octubre de ese mismo año.

El programa político de SCD estaba centrado en descalificar el Estado autonómico, al que definía como «muy ineficiente», y al que acusaba de haber creado «identidades falsas» y haber dado lugar a «sediciones organizadas» como la de Cataluña.

Conde también arremetió contra la clase política y los partidos tal como están concebidos, el poder económico, el mediático y el judicial.

El partido no pasó de los 16.000 votos en los comicios gallegos, y el exbanquero abandonó sus filas meses después argumentando «motivos personales».

El pasado septiembre, en una votación privada celebrada en Madrid, fue elegida como sustituta María Jamardo, que ahora abandona la presidencia.

Miguel: clase media es cuando tienes algo que perder. O cuando crees que tienes algo que perder. Vivimos en una sociedad del miedo: al colesterol, al tabaco, al azúcar, a la obesidad, al clima, a las carreteras, a las enfermedades, a las basuras, a las nucleares, a los ladrones, a los desahucios, a salirse del camino trazado, en suma. Esto es socialismo light (tirando a hard), convenientemente cultivado por los gobernantes de turno, sean del partido que sean (policía bueno, policía malo). Y, naturalmente, por los medios de comunicación, que balan al unísono la canción ideológica de moda. Es como el franquismo, sólo que ahora voluntariamente. El mundo progresa…

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