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EJÉRCITO DEL FUTURO General

Gente peligrosa: los negadores de realidad

por mujerabasedebien
Fotografía en contexto original: subliminalien

El negador de realidad es, por definición, cobarde: le aterra cualquier cosa que pueda sacarle de su zona de confort, y es capaz de convencerse a sí mismo de que todo va bien incluso después de que le metas el cañón de la pistola en la boca.

El negador de realidad no tiene cojones para hacer frente a la vida ni deja que lo hagan los demás; incapaz de reaccionar ante el peligro, tratará de detener al héroe utilizando la palabra mágica: “mañana”.

El negador de realidad es muy peligroso para sí mismo y para quienes le rodean: en el incendio negará las llamas; en el barco, la vía de agua; y en la hemorragia, la sangre.
Por eso es tan importante aprender a reconocerlos, tu vida puede depender de ello: impedirán que apagues el fuego, se opondrán a que achiques y tapones, y mirarán para otro lado mientras te desangras.

El negador de realidad carece de instinto de supervivencia, a la larga su estrategia resulta suicida y acabará siendo arrollado por la bola de sus mentiras. Y mientras ese momento llega, se encargará de arrastrarte con él: cobarde como es, le aterra estar solo. Y tratará de retenerte con su verborrea hasta hacerte dudar de lo que estás viendo. Y, para que se calle, acabarás metiendo el cañón de la pistola en su boca.

Pero ni por esas se apartará de tu camino.
Es entonces cuando habrás de disparar.
Y salvar tu vida.

12 respuestas a «Gente peligrosa: los negadores de realidad»

Cuidado con ese catalanismo «haber de»… A ver si nos van a colonizar ahora los de las gafas de colores.

Por lo demás, de acuerdo: al capitán araña hay que echarlo al pilón a la primera.

Me ha llamado la atención tu comentario sobre el catalanismo y he mirado en la RAE. Que dice esto sobre la construcción haber infinitivo:

a) haber de infinitivo. En el español general, esta perífrasis denota obligación, conveniencia o necesidad de que el sujeto realice la acción expresada por el verbo —o, si el infinitivo es pasivo, de que le suceda lo expresado por el verbo— y equivale a tener que, fórmula preferida en el habla corriente: «He de reconocer que al principio me incomodó la idea de encontrármelo durante la travesía» (Padilla Imposibilidad [Méx. 1994]); «Hubimos de esperar varios meses hasta conseguir recursos económicos» (Laín Descargo [Esp. 1976]); «La imagen de la Virgen hubo de ser retirada» (Hora [Guat.] 14.7.97). A veces expresa, simplemente, acción futura: «¡No he de morir hasta enmendarlo!» (Cuzzani Cortés [Arg. 1988]); «Ni siquiera la guerra habría de aliviar el temor y el respeto que imponía aquel valle a trasmano» (Benet Saúl [Esp. 1980]). Tampoco en el caso de esta perífrasis es admisible en la lengua culta el uso de la forma habemos para la primera persona del plural del presente de indicativo: «Ahora los perdedores habemos de ahogar las penas en el vino y pensar en otras cosas» (RdgzMéndez Bodas [Esp. 1976]); debió decirse hemos de ahogar las penas.

Que bien pensados sois. La mayoría de las veces no se trata ni de salir de su zona de confort. Simplemente a algunos les es más cómodo no hacer nada y negarlo para justificarse. Procuran convencer a los demás de que no hagan nada también, para que ellos no se encuentren en el dilema moral de que los otros hicieron algo y ellos no. Yo he conocido a gente que no sólo además de no hacer quería que tú no hicieras, es que intentaba por todos los medios evitar que hicieras y si hacías se enfadaba. … Pero bueno que esto pasa igual que con la gente deshonesta. No hay algo que más le cabree a una persona deshonesta que las acciones de un honesto. Ya que las acciones del honesto le recuerdan continuamente que sus justificaciones de que: «todos somos deshonestos» no son válidas y le reitera al deshonesto por comparación sus acciones deshonestas. … Conclusión: Así que a veces parece más una cuestión de hacer mal las cosas y encima envidiar al que pone empeño en hacerlas bien.

Todos hemos sido alguna vez negadores de la realidad. Cada vez que nos dan una mala noticia, nuestra primera reacción es decir: ¡No puede ser! ¡Es imposible! Sin embargo, una vez que asumimos que sí puede ser y que es posible, pasamos a la siguiente fase.

El problema de los negadores de la realidad es que no pasan de esa primera fase, y se ven obligados a convertir su vida en una mentira. Otra de sus características es que, cuando se ven descubiertos, en lugar de hacer frente a la realidad, huyen.

El problema es que alguien que niega la realidad no se deja ayudar, puesto que al no ser capaz de ver la realidad, no puede admitir que tiene un problema. Yo lo intenté hace años por activa y por pasiva y no hubo manera. La única solución fue cortar todos los lazos que nos unían y alejarme de él. Al final la realidad terminó matándolo.

Me temo que lo único que puedes hacer es cortar todo vínculo con él y ponerte a salvo. Y cuanto antes mejor.

Hacerte a un lado 😉
Si fueras una negadora de la realidad, negarías serlo.
Pero en caso de que fueras una negadora de realidad con un destello de lucidez, yo pediría ayuda a un profesional.

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