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Regreso a la naturaleza

No todo el mundo vale para hacer lo que han hecho ellos. Hace falta mucho valor y, sobre todo, mucho amor.
Si no fueran una pareja enamorada y bien avenida, si no creyeran el uno en el otro, si no fueran un equipo, esta aventura no habría sido posible. Y eso ya lo tenían antes de irse.

por Marisol Oviaño

Hablábamos con frecuencia de la locura de vida que nos impone la sociedad de consumo, y comenzaron a investigar para buscar una alternativa.
Ella compró gallinas y un par de cabras, aprendió a ordeñar y hacer queso, y él preparó la tierra para la huerta. Empezaron entonces a contactar por Internet con gente que vive de otra manera y, un buen día, anunciaron que lo dejaban todo y que se iban a intentarlo al otro lado del mundo.

Dicho y hecho.
Desde entonces los amigos seguimos sus andanzas por el facebook. Hemos visto cómo levantaban en poco tiempo una hermosa casa de madera con la inestimable ayuda de gente que, como ellos, ha decidido vivir de otra manera. Ahora están revocando las paredes de paja del estudio de grabación de él (es músico).

No todo el mundo vale para hacer lo que han hecho ellos. Hace falta mucho valor y, sobre todo, mucho amor.
Si no fueran una pareja enamorada y bien avenida, si no creyeran el uno en el otro, si no fueran un equipo, esta aventura no habría sido posible. Y eso ya lo tenían antes de irse.
Desde luego, yo no recomendaría esta experiencia a nadie que no tenga una familia bien engrasada.
Porque eso es lo primero que hace falta. Lo demás, vendrá después.

(Pinchad para ver las fotos ampliadas)

22 respuestas a «Regreso a la naturaleza»

Pues si, totalmente de acuerdo contigo, la familia bien avenida es requisito imprescindible para un proyecto asi, y para muchos otros proyectos en comun, sean como sean. Cuenta mucho que los hijos, si son los de las fotos, por el momento no tienen ni voz ni voto por ser tan pequeños, y podrán vivir una infancia muy rica y plena. Pero ya veremos qué pasa más adelante.
Yo ya he pasado por todo esto y se de lo que hablo. Desde luego, les deseo lo mejor.

Yo también les deseo lo mejor, porque sé que es muy difícil.
La vida siempre lo es, da igual que vivas a lo hippie en el campo o a la última en la gran urbe: el amor puede romperse, puede llegar la enfermedad, pueden pasar tantas cosas que den al traste con todo…
Y, desde luego, sin una sólida estructura familiar, es imposible.

El otro día, hablando de la vida en el campo, Miguel decía que había que raptar mujeres y fundar Roma.
Pero Roma no es otra cosa que la familia.
Roma somos nosotros.
Roma es la educación que damos a nuestros hijos.
Y si los niños de las fotos mañana abominan del campo, tendrán herramientas para buscar otra vida, porque han visto a sus padres luchando por lo que creen. Han visto a sus padres fundando Roma.

Hola Marisol. Sabes que aparte de amiga soy una gran admiradora tuya así que lo primero muchas gracias. Quiero comentarte también que un extraño calorcito recorre mis mejillas. jejejeje.
Sin duda somos una familia unida, sin eso habría sido imposible hacer este cambio.
Comentaros que en esta, nuestra nueva vida rural, el reparto de tareas es mucho más ecuaqnime que cuando yo era una «profesional liberal» y esto tambien nos une más como pareja y como familia segundo a segundo.
En cuanto a lo que el futuro nos depare… Diós dirá. De momento nos dedicamos a disfrutar de este presente en conexión con la naturaleza y es muy gratificante.

Te quiero.

Desde luego que tienen un libro: son unos valientes. Y una gente muy guapa, además.

Fueron escribiendo sus aventuras en un blog Del río Cofio al río Azul , pero desde que empezaron a construir, no han vuelto a publicar nada más -me imagino que es imposible hacer tantas cosas-, y los amigos les seguimos por el facebook.

Y es alucinante ver cómo su proyecto va creciendo. Aquí podemos ir contando algo de sus avances, porque entiendo que son una esperanza para mucha gente (gran responsabilidad).

Almagatita mía, mis hijos y yo también os queremos mucho. Porfi, si tienes un rato, ilústranos un poco sobre ese asunto de que ahora las tareas están mejor repartidas, que aquí nos interesan mucho esas cosas.

No voy a repetir lo que con mucho acierto dice Marisol, pero además de eso, es que son coherentes con sus sentimientos, sus pensamientos y su proyecto de vida.
¿El futuro? …. yo creo que el futuro lo decidirá el presente del día a día.
Os quiero, besos

Que tiempos estos que vivimos en el que nos sorprende la vida misma. Es que acaso no es lo único coherente intentar construirse su pequeño paraiso y pasar lo mejor posible el rato que vamos a estar por aquí. En cuanto a los hijos lo que les quedará cuando ya no estemos es el ejemplo que les dimos, para bien o para mal.

El seno de la madre tierra siempre tira con fuerza de quienes tienen memoria.

Joshua Slocum, a finales del XIX, hizo algo parecido. Con las cuadernas de un pecio enterrado en el limo de una ría reconstruyó un barco pequeño, el Spray. Con él dio la primera vuelta al mundo como navegante solitario. Muchos habréis leído su libro.

Hay sueños que se sueñan toda la vida.
Por cierto ¿A dónde se fueron los personajes de la foto? ¿Sur de Chile?

El Bolsón, Argentina.
Hay sueños que se sueñan toda la vida, sí.
Y hay vidas que lo sacrifican todo por un sueño que quizá nunca se alcance.
Al final, lo que nos mantiene vivos es la ilusión.

Creo que me tendría que haber apuntado a unos de los talleres de Proscritos porque me cuesta bastante escribir lo que pienso y siento pero lo voy a intentar.
Yo aquí soy la encargada de la “producción” voy y vengo del pueblo a por las cosas necesarías para la obra y la vida, cocino para tod@s los que trabajan y para mi familia. me encargo de hablar con los “proveedores” y hago las labores de “intendencia”
Limpio el hogar, soy madre y esposa.
Todo esto también lo hacía antes y además pasaba un mínimo de 10 horas al día fuera de casa, trabajando como un hombre. Y digo como un Hombre porque pienso que la incorporación al mundo laboral que hicimos las mujeres fué eso, adaptarnos al trabajo como un hombre en lugar de crear nuestro espacio como mujeres. Esto núnca me preocupó ni me importó hasta que fui madre, momento en el que empecé a hacer mal mi tarabajo porque no quería estar allí, quería estar con mi hijo. Cuando llegaba a casa estaba tan cansada y ocupada que no me daba para ser madre y de mujer ya ni hablemos… Resultado: fustración.
Estoy con mi hijo Rafael casi siempre, aunque muchas veces el tambien tarabaja en la obra.
Dentro de poco tendré unas cabritas, unas gallinas, un invernadero y una huerta de las que ocuparme y para eso Josué está a construyendo, él con sus manitas y su motosierra, un establo, un gallinero, el invernadero y trabajará el terreno para la huerta conmigo.
Luego me dedicaré a la huerta, los quesos, los huevos y los envasados de las verduras y seguramente él estará con su música mientras yo quito las malas hiervas del huerto o hago unas conservas y cuando haya que calentar la casa él traerá la leña y yo encenderé la cocina.
Todas estas tareas, ambos, las hacemos junto a nuestro hijo lo que nos enrriquece como personas y como familia.
Yo no toco el hacha ni la motosierra y él no toca una olla. Disfruto del tiempo y el espacio para cocinar con amor para mi familia y también encuentro espacios para mi, para leer o para simplemente sentarme en el tocón de un arbol y contemplar o meditar.
Ahora estoy embarazada y realmente estoy disfrutando, respetando los tiempos que me pide el cuerpo porque no hay nada tan urgente que no pueda esperar a que me acueste un ratillo o a que salga a dar un paseo.
Yo, mientras estoy en la cocina de leña de la foto, le veo ir al cobertizo y agarrar la motosierra o el hacha para preparar la leña o para construir y me siento muy orgullosa de él, siento renacer el amor.
Nos estamos encontrando con un montón de desafios nuevos cada día y lo estamos haciendo juntos. El hecho de adoptar estos nuevos roles ya es un desafío en si.
Lo único malo es que él se esta poniendo cachas y yo me voy a poner enorme. jejejeje.

Queridos Enma y Josué, gracias por la inestimable lección de valor y coherencia. Enhorabuena por vuestro nuevo embarazo. Os deseo toda la felicidad que os mereceis.

P.D. : hablando de lecciones, tomen nota las lectoras sobre los roles de pareja en un entorno no contaminado por la corrección política feminista.

No echemos la culpa de todo al feminismo, Antonio, que los hombres tenéis arte y parte en esto.
Yo también cumplí con el rol del que habla Emma cuando mis hijos eran pequeños. De hecho, y habida cuenta de los graves problemas de salud que padecieron, no sé cómo habríamos salido adelante si yo hubiera tenido que trabajar fuera de casa. Siempre le estaré agradecida al padre de mis hijos por la seguridad que nos proporcionó aquellos años.
Él se encargaba de ganar dinero y yo de la intendencia, la cocina, la familia y los hospitales, que en aquella época eran mi escenario habitual. Pero nunca dejé de escribir –para mí sería como dejar de respirar- y, a ratos perdidos seguí trabajando como lectora editorial desde casa, que era una tarea que me daba poquísimo dinero y no entorpecía en absoluto nuestra vida familiar.

Los problemas vinieron cuando los niños dejaron de depender de mí y yo empecé a disponer de más tiempo para escribir y para moverme. El problema fue que los hijos crecieron y su padre no.
Algunas mujeres son felices quedándose en casa y no desean salir de los límites de su hogar. Pero ¿qué hacemos con las que tienen talento y ambición para más? ¿Qué debería haber hecho yo: aguantarme las ganas de escribir y quedarme quietecita en casa para que mi maridito no sufriera por la sombra que mi éxito podría hacer sobre el suyo? Te aseguro que si hubiera hecho eso, les habría amargado la vida a todos pero bien.

El feminismo no tiene la culpa de todo. Yo creo que el hecho de que muchos hombres acaben convirtiéndose en hijos de sus mujeres, también tiene mucho que ver.

Yo no he hablado de víctimas ni de culpables.
Hablo de pedagogía sobre la libertad de elegir rol, la bendita desigualdad y la eficacia en la unidad familiar.
Conociéndote, no me sorprende que tu hayas tomado opciones inteligentes al respecto en momentos dados de tu vida.

Yo no digo: – «mujeres encerremonos en casa a dar de comer anuestros maridos y a nuestros hijos»-, que cada quien haga lo que quiera y que se repartan las tareas. Tambien pueden ser ellos los que se queden.
El problema es que el banco y el consumo te exigen que estén los dos trabajando como hombres para poder reclamar el dinero a cualquiera y es entonces cuando por construir el nido renunciamos a La Familia.

Gracias Antonio y Azu. Un abrazote fuerte.

«el banco y el consumo te exigen que estén los dos trabajando como hombres para poder reclamar el dinero a cualquiera y es entonces cuando por construir el nido renunciamos a La Familia». No veo yo que te haga falta ningún taller proscrito 😉 Expresas muy bien lo que sientes y has definido a la perfección cuál es el problema. Si algún día tienes ganas de mandarme un artículo, no dejes de hacerlo.

Yo veo la familia como núcleo de resistencia contra el acoso exterior, como unidad de fuerza y de trabajo, algo vivo y en constante evolución. Me encanta que vuestro hijo ayude en la obra lo que pueda, que aprenda el valor del trabajo y el esfuerzo, que aprenda la importancia de formar parte de algo más grande que uno mismo. Y construir algo nuevo en familia une mucho. Mi hijo empezó a sentirse parte importante de nuestra familia el día que empezó a ayudarme a montar la trinchera proscrita. Mientras nosotros trabajábamos en nuestra pequeña obra -nada que ver con lo vuestro-, mi hija nos preparaba la comida. Él tenía quince años, ella trece. Desde entonces todos arriman el hombro para que el barco siga a flote.

Hoy he visto en el telediario que hay niños que agreden a sus padres porque, con la crisis, ya no ven atendidos todos sus caprichitos de teléfonos y consolas. Así de enferma está la sociedad de la que os habéis marchado.

A ver si ahora lo consigo.

Si lo han hecho en España, entonces todo es ilegal. Permisos de construcción, concedidos graciosamente si le da la gana a un montón de chupatintas. Licencias para edificar en el monte. Estoy harto de ver como derriban construcciones que son poco más que cabañas para aperos agrícolas.
Si utiliza las gallinas para autoconsumo se salta unas cuantas normas, si vende huevos o pollos entra directamente en la ilegalidad. Salvo que gaste una pasta en permisos, gestores e impuestos… con lo que le saldría cada huevo por el precio de las chuletas de cordero puestas en un restaurante.

¿Se han preguntado alguna vez porque hay tantos edificios agrícolas abandonados? Molinos que daban de comer a una gran familia en los años 70 y ahora se caen por falta de mantenimiento y abandono.

¿Se han preguntado alguna vez por qué no hay trabajo? No quien es el culpable. Eso lo suelen tener muy claro: los bancos, los políticos, los ricos, los especuladores… El por qué.

No, no es España (creo que en uno de los comentarios dicen que es Argentina)

Has puesto el dedo en la llaga, Fausto: el exceso de leyes y regulaciones es una de las lastras de este país, en el que el Estado impide la supervivencia porque te exige tasas, impuestos y que cumplas medidas absurdas desde el minuto 1.

En algún lugar leí que el gran problema de España es que todos sus presidentes han sido abogados y creen que gobernar es promulgar cuantas más leyes mejor. Y esto nos está llevando al caos. Yo ya lo comenté hace tiempo:
https://proscritosblog.es/2012/04/12/dictadura-legislativa/

Cada cual que encuentre su lugar y su espacio para ser feliz. Ellos son un ejemplo para todos nosotros, se liberaron del miedo hace tiempo y llenaron ese espacio de amor con mayúsculas. Os queremos a los tres y medio!

«… el corazón de una civilización habituada a no comprender, donde la memoria y su rastro de baba, la nostalgia, habían ido a refugiarse.» De la novela de Alonso Guerrero: UN PALCO SOBRE LA NADA, aún inédita.
En la soledad del editor de fondo sólo el privilegio de encontrar oasis para tanta SED.
De mi amigo Marino

Os leo y me gusta lo que leo, hoy no estoy muy inspirada pero en cualquier momento os cuento cual fue mi experiencia y mi proyecto de vida.
Un abrazo

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