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Esa libertad que fascina

por Robert Lozinski
Fotografía en contexto original: dispatch

El perro da brincos de contento y está feliz. Este chucho ha tenido suerte. Alimentado, acostado y cuidado como un bebé. Como un bebé afortunado, quiero decir, porque los hay en este maldito mundo tirados por ahí como viejos muñecos de trapo.

Siempre limpito y con el pellejo blanco y brillante. Le está permitido acostarse sobre la almohada de sus amos, puede comer de sus platos y si se hace pis sobre la alfombra no pasa nada.

Cuando lo sacan a pasear, echa a correr tras algún can vagabundo que anda a sus anchas por donde le da la gana. Casi todos son unos ejemplares grandes y robustos, espinazo grueso y tórax desarrollado. Casi nunca se dan por aludidos y siguen su camino aparentemente sin rumbo determinado.

Nuestro chucho parece envidiarle esa arrogancia y también algo más, esa libertad de caminar hacia ninguna parte. Se le queda mirando, correa tensa al cuello y patas delanteras en alto. Esa libertad que no sabría enfrentar porque se moriría de hambre y de frío pero que, a pesar de todo, le fascina.

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Robert Lozinski es autor de La ruleta chechena

8 respuestas a «Esa libertad que fascina»

Ahora los pobres no envidiaban la suerte de perros. Antes no, ser perro era una ofensa,pero desde que estos de ahora tienen escuela, el pobre desearía ser antes que otra cosa, un perro como ese de la viñeta.

Muy bueno, Lozinsky. Muy bueno. Breve, directo, con mensaje, sin personalizar en el autor, transmitiendo y, además, muy bien escrito y puntuado, con términos duros pero no vulgares. Se ha escrito mucho sobre la libertad. Pese a ello, esto es nuevo.
Enhorabuena.

Me ha gustado mucho tu art. Robert Lozinski. Leerlo ha sido un homenaje para las mascotas que han pasado por mi vida. Libres de cadenas unos, los de mi infancia, y con bozal social otros, en mi adultez. Los amé a todos.Susana ( una mujer argentina).

Los perros tal parece que entienden el mundo de la raza humana, estos participan en la misma cacería, se comportan de acuerdo a la conducta del humano, estos nos dicen que es lo que sucede realmente cuando al pasar por su lado estos miran hacia adentro, se quedan parado frente a una mujer ¿Por que?, es la que cocina, la que friega platos, la que recoge los desperdicios, la misma que capta al animal con hambre; mientras tanto el canino revisa el trasero del hombre con la finalidad de identificarle.

Los perros realengos o chuchos no siempre son felices, carecen de techo, de dueño, de alimento y deben de escudriñar las bolsas de la basura, dan vueltas y se arrastran cuando escuchan el sonido del silbato que aturde sus oídos, sonido metálico que martilla en el oído, se pelean por el dominio de la zona, se parecen al hombre, se pelean por una hembra, compiten por alimento, techo, algunas veces por no decir siempre estos andan solos, otros acompañados en busca de poder.

Los perros domesticados se comportan diferente, son obedientes, si no lo son les castigan, existen diferencias entre los chuchos y los que gozan de un lugar predilecto como mascota, si siendo mascota existen otros, se ven igual pelea para ver solo uno como líder, guía y este come primero, es el que primero recibe caricias, los otros esperan y si se acercan el líder pelara los dientes como amenaza, pues vemos entonces cierta similitud en el mundo de los caninos y los animales, algunas conductas son aprendidas, otras son naturales del animal, la pelea por comida es una de ella, hasta homosexualismo se ve entre los animales, las cadenas no hacen que los perros sean bravos, igual es el uso del picante, el no ver gente les hace desconfiado, el poco contacto con caricias les ayuda a ser guardianes, un perro consentido no sirve para cuidar, por lo tanto si deseamos aprender de los animales debemos de fijarnos con atención como es el reino de los humanos, veremos que existe una pugna, si deseamos compañía ciertamente el perro es un producto a elegir, pero si deseamos un animal que cuide, entonces debemos de saber escoger.

Los perros odian, los bozales, las cadenas, el castigo, el maltrato, la comida en descomposición, que estos comen comida descompuesta, son carroñeros, si, la situación les llevo a esos extremos, estos sufren de indigestión, alergias, se enferman y comen luego monte para purgarse y limpiar el estomago.

Criar o recoger un perro callejero nos lleva a tener un verdadero guardián, un ser que sera fiel, leal, sabrá cuidar y celara a su dueño, ¿agradecimiento?, si.

Chinca C. Salas R

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