por mujerabasedebien
“ Rather, those who would defeat cultural Marxism must defy it. They must use words it forbids, and refuse to use the words it mandates; remember, sex is better than gender.
They must shout from the housetops the realities it seeks to suppress, such as our
opposition to Sharia on a national and local level, the Islamisation of our countries, the facts that violent crime is disproportionately committed by Muslims and that most cases of AIDS are voluntary, i.e., acquired from immoral sexual acts. They must refuse to turn their children over to public schools.
Above all, those who would defy Political Correctness must behave according to the old rules of our culture, not the new rules the cultural Marxists lay down. Ladies should be wives and homemakers, not cops or soldiers, and men should still hold doors open for ladies. Children should not be born out of wedlock. Glorification of homosexuality should be shunned. Jurors should not accept Islam as an excuse for murder». (Extracto de «2083, A European Declaration of Independence», de Anders Behring Breivik) (La negrita es mía)
He dedicado unas cuantas horas del fin de semana a leer el manifiesto que Anders Behring Breivik firmó con el seudónimo de Andrew Berwick.
Son tres libros, 1500 páginas en total, llevo unas 400. Están muy bien escritas –tiene un ritmo que ya hubieran querido algunos de los iluminados que le precedieron e inspiraron, como Unabomber, por ejemplo-, documentadas y argumentadas.
Da qué pensar el hecho de que, para evitar la islamización de Europa, proponga que las mujeres se queden en casa con la pata quebrada y que se prohíban los hijos fuera del matrimonio. Como en el Islam.
Parece que él y sus enemigos tienen el mismo problema: sexo.
Y al poder, se pinte del color que se pinte, le interesa tener a la población atontada por el sexo.
Bien por defecto, como sería el caso musulmán.
Bien por exceso, como sucede en cualquier sociedad occidental.
A los musulmanes les prometen que habrá sexo ilimitado en el paraíso.
A los occidentales les prometen eso mismo en la tierra.
Aunque B. acusa a la izquierda de haber hipersexualizado la sociedad fomentando el amor libre, yo creo que se queda corto. A la corrección sexualmente política de la izquierda, hay que unir el triunfo del consumismo, que ha conseguido convertir el sexo en una mercancía más. En un fin.
A los occidentales les hacen creer que todos y cada uno de ellos pueden ser dioses del sexo.
Pero el sexo es un arte: precisa de talento natural, aprendizaje y dedicación.
Y, del mismo modo que no todo el mundo puede ser Picasso, no todo el mundo puede ser un dios sexual.
Es normal que muchos occidentales se frustren porque sus vidas sexuales son mediocres, o por todo lo contrario: porque están hartos del regusto a vacío existencial que deja a su paso el exceso de sexo intrascendente.
No sé cuál de los dos casos sería el de B. que, según he leído por ahí, a su edad vivía con su madre y no había vuelto a ver a su padre desde los quince años.
2 respuestas a «Leyendo una declaración de independencia»
Me ha llamado la atención una frase tuya: «del mismo modo que no todo el mundo puede ser Picasso, no todo el mundo puede ser un dios sexual». Interesante. Nunca se me había ocurrido que el sexo fuera, más allá de la técnica, un arte, como la poesía o la pintura. Pero, ahora que lo pienso, creo que tienes razón. Me encanta la idea.
Alguna vez tuve amantes con mucha técnica que me aburrieron soberanamente porque no transmitían nada.
Pareces un hombre de mundo, Ricky, seguro que a ti te ha pasado alguna vez.
Para que el sexo trascienda hace falta talento, aprendizaje y dedicación. Como para cualquiera de las artes.