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Espejos rotos

por mujerabasedebien
(música para escuchar mientras lees: John Frusciante)

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Cuando lo conocí, su vida había empezado a derrumbarse.
Pero su polla permanecía leal y seguía dándole pequeñas alegrías: los hombres de su edad envidiaban las mujeres jóvenes que solían acompañarlo.

Tenía un talento natural para el sexo muy semejante al mío, una extraordinaria capacidad de percepción y una inteligencia demasiado poderosa. Y era mucho mayor que yo: alguien de quien aprender. No hay mucha gente con el don, somos bichos raros y apenas tenemos referencias en las que fijarnos.

Nos veíamos cuando sus conquistas no saciaban su sed de que una mujer lo amara, y cuando mis obligaciones en el Ejército lo permitían. Yo me acurrucaba en él como una niña y él me envolvía con su cuerpo como si pudiera protegerme de algo. Eres el mejor espejo en el que mirarse, decía cuando estaba dentro de mí. Nos amábamos como se aman quienes saben que probablemente no vuelva a haber otra oportunidad: a mí me cambian continuamente de destino, a él podría acabar atrapándole una de las muchas novias que lo perseguían.

Cada vez que volvíamos a reunirnos, mis manos encontraban una nueva grieta en él y yo la cubría con mi cuerpo caliente. Él a su vez, besaba las últimas cicatrices que yo había traído del frente y me susurraba con tristeza: si nos hubiéramos conocido veinte años antes…. Los dos sabíamos que nadie podría evitar el derrumbe.

En los últimos meses ha acabado de perderlo todo. No había querido aceptar la ayuda de nadie, yo no voy con la manada, soy un macho solitario y yo sólo podía llamarle de vez en cuando a un teléfono que ya no tenía saldo. El último día que hablé con él, me dejó muy claro que se acabó. Que ya no podía más.

– Ya ni siquiera me empalmo.

Yo no dije nada. Él y yo, hermanados por el don, nos entendemos con sólo mirarnos. Y él sabe interpretar mis silencios del mismo modo que yo sé interpretar lo que hay tras sus palabras. Sabía que yo no trataría de convencerlo de que volviera a la batalla, que no intentaría aliviarlo con desgastadas frases de compromiso, que yo comprendería que cuando la lucha ya no merece la pena, es mejor abandonar.

Me puse en su piel y lo amé en silencio.

2 respuestas a «Espejos rotos»

Viéndolo y oyéndolo, me atrajo, mas aun, esta descripción tuya de este hombre de inteligencia poderosa. sexo de privilegio, y percibí su magnetismo. Bienvenidos los dias en que pudiste meterte dentro de él , cubriéndolo con tu cuerpo ante cada grieta.Debe de haber sido fuerte dejar de verlo, pero ante el deseo imperioso «del q

Tuve problemas en internet, cuando estaba terminando mi anterior comentario, creo que no quedó inmpreso, decia: que viendo y oyendo a este hombre me es mas fácil aun sentir la fuerza de tu relato. Que dificil dejar de ver a esta persona, de sexo fuerte, inteligencia «poderosa» que tan maravillosamente funcionaba junto a vos. Valentia e inteligencia la tuya el escuchar que ya no podia mostrar mas sus «grietas» para que las envolvieras con tu cuerpo.Jamás podrias haberlo alentado a seguir la manada. Era tu espejo. Yo tambien me hubiera puesto en su piel y amado en silencio. Solo eso era.Hermoso relato. Susana ( una mujer argentina)

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