Categorías
General

Anotaciones dispersas en el diario de un Rodríguez del Siglo XXI. Barrio de Salamanca. La coleta

Miguel Pérez de Lema

Le llega a uno, ahora, el trance de aceptar un trabajillo de media jornada en el Barrio de Salamanca. A uno, que se ha hecho fiel a su pequeño territorio, a su milla acre y cañí entre Antón Martín y el Paseo del Prado, y que rara vez se aventura de Cibeles arriba, le toca ahora calcular el barrio de las marquesas, las chachas, los niños bien, las tiendas de lujo y los ricos de toda la puta vida.

Autobuseo y camino a fondo estos días el barrio de Salamanca, y me quedo con el código de la coleta. El barrio de Salamanca se explica y permanece en la presión de una coleta femenina.

La coleta es una categoría moral, de clase, una cosa muy seria, la coleta. La niña rubia y su coleta, la chica de COU y su coleta, la mamá, la abuela.

Coleta monjil y utilitaria. Ríspida coleta.

¿Con quién se sueltan estas tías la coleta?

Y el zapatito plano.

Van preparadas para la invisibilidad. Sin edad. Sin sexo. Con coleta.

Igual en su casa son unas geishas, pero lo dudo. ¡Y esas facciones endurecidas por el gesto de un leve desprecio!

Como si el universo entero fuera un trabajo de su chica de servicio al que deben poner rictus de «no es suficiente».

¿Cómo se diferencia tanto, siendo igual, esta coleta de la señora de la coleta de la chica de servicio?

En el color.

La coleta negra, azabache brillante de las razas del sur. Ese moreno prohibido para las señoras.

Una señora, por definición, tira a lo rubio, como los ángeles. Por eso no tienen sexo.

0 respuestas a «Anotaciones dispersas en el diario de un Rodríguez del Siglo XXI. Barrio de Salamanca. La coleta»

Miguel, me han parecido geniales tus observaciones.
No dudes, yo doy fe de que el barrio de Salamanca está lleno de geishas. Pero solo en la temprana juventud, es decir solo cuando verdaderamente son jóvenes y guapas se dedican en plenitud a ser geishas en el plano sexual. Luego son las geishas que acompañan a conciertos del Auditorio Nacional, que organizan «cenas divinas», y dedican todas y cada una de las mañanas enteras de su vida al cuidado personal en el sentido más amplio. En esos momentos, son más geishas que nadie.

El rubio y más en concreto las mechas rubias es un símbolo de grupo. Aquí, en mi pueblo, que es el barrio de Salamanca de la sierra, tienen además otro: el todoterreno. Cuanto más grande, más alto y más amenazante mejor.

Ariadna: ¿No serás tú una de esas geishas? ¿Y de ser así en que fase estarías?
Marisol: El coche grande solía ser un símbolo fálico compensatorio para el hombre de mediana edad. Dime tú cómo interpretamos que lo lleven ellas ahora.

Mmmmmm… Buena cuestión esa del coche.
Aunque yo creo que lo de que el coche fuera un simbólo fálico era en la época de nuestros padres, cuando las mujeres no trabajaban. Creo que hace mucho que el coche también es un reflejo de la mujer que lo conduce (los publicistas están empezando a darse cuenta de ello) Yo misma compré mi cochecito porque pensé que era un digno representante de mí en la carretera. (las chicas proscritas, que opinen)

En el caso de las señoronas de mechas rubias y anillos de oro, el mensaje es otro: «no tengo ni puta idea de conducir, pero tengo más pasta y mi coche es más grande, te haría mucha pupita, así que: cuidadín».

a mí todas en ese barrio, desde la señoras de visón a sus hijas quinceañeras (que son señoras de visón en ciernes), me parece que tienen cara de mal folladas. es un barrio prescindible.
saludos desde Oregón.

Miguel, sabía que te lo preguntarías. Yo escapé de un destino de geisha. Y soy muy mayor, muy, muy mayor.
Marisol, no se si soy chica proscrita, pero me encantaría serlo. A mi me gusta conducir, todos los coches me valen, tengo mis preferencias, claro, pero lo de revelar mi posible destino de geisha ya es demasiado para hoy como para revelar mis gustos sobre coches, demasiado para el mismo día. Pero coincido con Marisol en lo que dice sobre la identificación de las mujeres con sus coches. Aunque no todas las mujeres que conducen pueden elegir su coche.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *