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El mono abogado

por Robert Lozinski
Fotografía en contexto original: Diegothegenerprox

– ¿Cómo ha sido el examen? –pregunto.
– Una chapuza –dicen unos.
– Una mierda –contestan otros.
– Nos han tomado el pelo –remata una chica con lazos multicolores en el pelo que siempre va a su aire, apuntes, libros y folios escritos a mano.

La reforma del sistema educativo, arranca así, con un gran desconcierto colectivo. Se han preparado para esto y aquello, han leído a tales y cuales autores, pero les pidieron que hicieran una estúpida descripción sobre qué es una cámara fotográfica, un móvil o una botella de agua. Maldita sea, como para chimpancés, loros u osos panda.

Chicos y chicas que sueñan con carreras de abogados, economistas, arquitectos, médicos. ¿Qué les damos? ¿Payasadas?

Mi hijo estuvo hace poco en el circo y quedó encantado. Un tigre muy listo que saltaba por un aro en llamas, un mono que reía como un hombre, un burro que daba vueltas y vueltas dentro del ruedo. Estoy casi seguro de que, con un poco más de esfuerzo, podríamos hacer del mono que ríe un buen abogado, del burro un excelente empleado de Relaciones Públicas (PR, en inglés) y del tigre, bueno, para el tigre no se me ocurre ninguna profesión humana digna.

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Robert Lozinski es autor de La ruleta chechena

0 respuestas a «El mono abogado»

Hablando de educación me ha llegado esto:

El síndrome Belén Esteban

…Como profesora, las preguntas de los alumnos que más me cuesta responder convincentemente son sobre porqué hay que estudiar cosas que a ellos les parecen inútiles o absurdas, como la Historia o la Geografía. Yo tengo claro qué me aportan a mí, pero de todas las razones que hay para estudiar estas cosas, yo les hago hincapié en lo necesarias que son estas disciplinas para comprender el mundo en el que viven: las coordenadas de espacio y tiempo, que al fin y al cabo son las que tratan la Geografía y la Historia, nos ayudan a conocer el sitio que ocupamos en el mundo y a comprender de dónde vienen todas nuestras realidades. Que todo eso les puede parecer ajeno y absurdo, pero que muchas de las cosas que estudian tienen que ver con su vida real y que, quieran o no, les afectan.

Por ejemplo, ¿quieres saber por qué tienes a tu lado a un compañero que viene de Ecuador? ¿por qué habla el mismo idioma que tú? ¿quieres entender por qué un señor, por nacer con el apellido Borbón, va a ser «rey» y el Estado Español le va a dar mucha pasta (que vendrá de los impuestos que tú pagues de mayor)? ¿por qué lo que digan unos señores europeos en Bruselas va a repercutir – y mucho – en tu vida? Todo eso es geografía. Todo eso es Historia.

Algunos entienden qué quiero decir, otros no. Yo no llevo mal las preguntas, las protestas… son críos. Es normal. Donde me desarman del todo y me dejan sin respuestas es cuando me dicen que todo eso les da igual. Que para qué quieren saber dónde está Marruecos, si no van a ir nunca. Para qué conocer el tipo de elecciones que hay en España, si ellos no tienen la intención de votar jamás. Que les resbala que haya una guerra en Irak, que media África se esté muriendo de hambre o que la Unión Europea diga «bla». Si ni siquiera les interesa eso, imaginaos lo complicado que me resulta hacer que se interesen por lo que hacían señores de hace cinco siglos, por muy apasionante que yo intente pintarlo.
Y, Lo que llevo peor con diferencia, es esa actitud de orgullo con el que exhiben su ignorancia y su cortedad de miras. Esa actitud de «no sirve para nada, no me interesa. Eso que cuentas y a lo que dedicas tu vida es una mierda. Yo quiero jugar a la Play/ irme de compras al Centro Comercial y ya». La tienen conmigo, que enseño Historia, pero también que los profes de lengua, de biología, de matemáticas. El desprecio por los libros, por el Arte, por la Cultura, por las Ciencias… no es algo tan raro, y puede conmigo.

Últimamente esa actitud está más de moda que nunca. Tenemos una perfecta encarnación en la dichosa Belén Esteban, que no sabe nada, no quiere saber nada y se jacta de ello. La mala educación, la zafiedad y la ignorancia puestos en un pedestal día tras día. Todo el mundo la aplaude porque ella es «auténtica» (signifique lo que signifique eso). Conozco a mucha gente a la que le gusta ver a la Esteban y es curioso, porque hay toda clase de personas entre su público. Entre ellos, los que más me llaman la atención son dos tipos: la gente que tiene (o cree que tiene) más educación que ella y la ve como un divertimento, incluso algunos como un consuelo (yo soy mejor que ella), o los que son como ella, que han visto como la ignorancia y la mala educación también te pueden hacer triunfar en la vida y que hay que sentirse orgulloso de ello. Eso me da miedo: que se extienda y que sirva de ejemplo a más bobos, que opinen que el no saber nada es estupendo. Que el presumir de ser zafio e inculto se convierta en políticamente correcto y sea bien visto.

«Eh, que yo no quiero ayuda de nadie, que no necesito ayuda, leche» dice la Esteban en un momento de estos cuatro minutos de despropósitos. «Como yo no he pillado esa revolución -la industrial- tres narices me importa»- un argumento que podría haber empleado uno de mis peores alumnos.

En fin… lo grande es que estoy convencida de que la mayor parte del público (y muchos de los de las mesas) no tenían ni idea de que la chica estaba metiendo la zarpa hasta el fondo y más allá y reían y aplaudían porque lo decía el regidor.

Entendedme: yo no critico a la gente que no sabe. Yo no sé mucho de tantísimas cosas… tampoco creo que tenga que ser motivo de vergüenza el no haber estudiado, el no hablar correctamente o el tener lagunas de conocimiento. Lo que me revienta es la actitud contraria, la exhibición con orgullo de la ignorancia y el menosprecio a cualquier cosa que huela a sapiencia. Me duele el desprecio a la educación, en todos sus sentidos. Me duele… y me da una pena que me muero.

A mi también me da mucha pena…que asco!!!!!

Ver video: clases de historia con Belén Esteban

He visto el video de Belén Estebán (no os lo perdáis) con mi hija de catorce años, y me ha tranquilizado mucho ver que a a ella le daba vergüenza ajena su ignorancia.

Pero Robert escribe desde Rumanía ¿hay un plan mundial para idiotizar a la población desde el colegio?

He visto el video de Belén Esteban y pensar que el programa estuviera preparado y montado como un guión simulando su ignorancia casi me aterra más que el hecho de que la tía sea un ceporro y se quede tan ancha. De Telecinco me puedo esperar cualquier cosa y creo que no viene mal tener prevención hacia lo que se emite en esa tv.

Para idiotizar al prójimo son buenos todos los medios, televisión, publicidad, educación, cine. Millones y millones de votantes tontos.

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