– ¿Tú crees que a lo máximo que se puede aspirar en la vida es a tener una coartada?
El Guru me mira feliz, como antes, cuando sus ojos se iluminaban con preguntas que le darían ocasión de lucirse.
– La mayoría de la gente vive una coartada: llevan vidas que no quieren vivir.
– ¿Y qué tiene que ver eso con tener una coartada?
– Que siempre tienen una coartada para no hacer lo que quieren hacer: que si los padres, que si los hijos, que si el trabajo, que si la hipoteca, que si el que dirán…
– ¿Tú tienes una coartada?
Se pasa la mano por la cabeza. Ha recuperado su aspecto de gran sacerdote… no, no es exactamente así. Porque ahora parece más joven que cuando yo le conocí, ahora semeja un gran sacerdote guerrero, capaz de conducir a su ejército de dios a la victoria. Y la artífice de este cambio ha sido Laura.
– No. O mejor dicho, sí. Sí: morirme. Yo siempre he hecho lo que me daba la gana porque sé que voy a morirme.
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