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Bienvenido a la vejez

por hijadecristalero
Fotografía en contexto original: ojodigital
bienvenido a la vejez

Tendré que comprarme un cordoncito que sujete mis gafas cuando las deje caer sobre el pecho, como las abuelas de antaño.
Soy gafotas desde los cinco años, y siempre había creído que quienes lo utilizaban era porque se sabían tan despistados que temían perderlas: niños demasiado traviesos y abuelos olvidadizos.

Hace años que tenía que haberme hecho una operación de alargamiento de brazos, pero como la pasta no me llegaba, hoy he aprovechado un dinerito extra para acercarme a la óptica y hacerme unas gafas nuevas. Y he comprendido que los usuarios del cordoncito son gente que no tiene posibles para unos cristales progresivos.
Ahora tengo gafas de lejos y gafas de cerca.
Como los viejos.
Como los jubilados que viven limitados por su pensión.

Para sobreponerme al disgusto, se me ha ocurrido entrar en una tienda Movistar para ver si tenía puntos suficientes para cambiar de móvil sin soltar un euro: el mío hace meses que suena cuando le da la gana, y eso me cuesta una pasta, porque al final me toca a mí devolver las llamadas perdidas.
Bingo.
Nokia con altavoces completamente gratis. A cambio de la permanencia, claro.

Y cuando llego a casa, me pongo mis gafas nuevas para ponerlo en marcha. Y me habla uno de mis hijos desde la puerta de la cocina. Le miro y me mareo. Me quito las gafas. Mira a ver si te viene ese tono en el archivo. Y miro el móvil. Y no veo. Vuelvo a ponerme las gafas. ¿Lo estás buscando en tonos o en archivos de música? Vuelvo a mirarle, a marearme y a quitarme las gafas. Míralo, insiste mi hija. Lo miro, pero no veo. Me pongo las gafas. No recuerdo cómo se llama la canción que estamos buscando y me vuelvo hacia mi hija para preguntarle. Me mareo. Me quito las gafas. ¿Tú te acuerdas del nombre? A los viejos nos falla la memoria. Tropicana, contesta. Olvido ponerme las gafas, miro el teléfono y no veo. Olvido que tengo las gafas de cerca en la mano derecha y alejo la izquierda de mi cuerpo todo lo que puedo. Mi hijo mayor resopla.

– Trae anda- dice quitándomelo de las manos.- Ya lo hago yo.

0 respuestas a «Bienvenido a la vejez»

Delicioso tu articulo acerca de la vejez,lo he disfrutado mucho,quizas x que tengo hermosos recuerdos de mis viejos queridos.Me ha gustado el humor, quizás sea el arma mas poderosa para aceptar también mi futura vejez,ciclo temido,subestimado, melancólico,desamparado físico y economicamente.Todo eso,en este relato se vuelve maravilloso.Ni que decir de esa estupenda fotografia q

Sí, la anciana de la foto tiene una simpatiquísima pinta de contar buenas historias.
Al final la mejor medicina va a ser el sentido del humor.

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