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Educación General

La excusa del mensaje positivo

por Robert Lozinski
Fotografía en contexto original: proyectomatriz
11s

Cuando era niño y acaba de ver una película algo violenta, me molaba practicar lo que me había enseñado. Hua, hua, puñetazos y patadas, pum, pum, disparos con los dedos doblados imitando una pistola. Por suerte, cuando mi padre llegaba más temprano del trabajo, desenchufaba la tele y me preguntaba si no tenía cosas más importantes que hacer. Más útiles. Estoy harto de tanta tele, decía, quiero verte con un libro en las manos. Y no había remedio. Menos mal que tenía casi siempre por ahí alguno empezado y podía continuar leyéndolo.

Mi hijo también se lo pasa bomba viendo dibujos o pelis con monstruos que envían sobre sus adversarios torbellinos de fuego que acompañan con terribles gritos de guerra. Pum, pam, plaf, bum y el peque disfruta a tope, vamos. Luego se me acerca por la espalda y me aplica un tortazo silencioso, porque se lo pide el cuerpo. Se lo devuelvo, en plan broma y suavemente, y le explico que en la vida real, si das, te pueden dar y puede correr sangre de verdad.

Hace días un chico de unos 13 o 14 años apuñaló a otra persona, porque así lo había visto en alguna pantalla. Jugando un poco a matar, a ver qué pasa. Vivía con una pariente suya porque sus padres se fueron al extranjero a buscarse la vida. Eso sí, le enviaban dinero para que no le faltase nada.
¿Nada?

Hoy en el gran centro comercial de mi barrio es otra vez fiesta. Acaban de estrenar otra película muy de moda. La gente va saliendo de la sala y otra cola se ha formado para entrar. Los que salen, flipan de emoción. ¿Has visto qué efectos, qué cohetes y qué fogonazos? ¡Y el combate aéreo, qué brutal, madre mía!

Nadie toca el tema del mensaje positivo: alguien salvó a alguien, el bien de nuevo ganó la batalla al mal. Se han parado en la mitad del camino de este original proceso educativo. Lo mismo debió de ocurrirle al chico asesino; no se enteró. O no tuvo a mano a nadie que le dijera “mira, chaval, hay que quitarse las gafas especiales al salir de la sala. Que el mundo que nos rodea es 3D porque así lo hizo la madre que le parió. Que el avión cojonudo que sale de la pantalla es de verdad y tiene a bordo dos terroristas suicidas, entrenados para hacerlo estrellarse contra el piso donde vives».

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Robert Lozinski es autor de La ruleta chechena

0 respuestas a «La excusa del mensaje positivo»

Si veo una pelicula o leo un libro es porque me gusta. O sea que me situo desde el principio en un plan totalmente primitivo y elemental. Creo que este es el problema.
Abrazos a todos

Leyendo relatos anteriores, se me habia pasado este tuyo tan cotidiano como fuerte.Suerte ha tenido tu hijo cuando el cuerpo le pidió el tortazo y te encontró poniendole tu hombro y hablando de la vida frente a frente, seguro siguió disfrutando las gafas especiales, x que entendió el juego.Que mal en cambio le fue a ese niño de 14 años que arremetió a fondo con el pedido de su cuerpo y en vano quiso presentir a su lado que alguien iba hablarle de algo parecido a un mensaje positivo.Me ha gustado tu relato.Susana (una mujer argentina).

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