Mala

por mujerabasedebien

El señor Grande y yo lo hemos pasado tan bien, que cuando habla conmigo por teléfono no puede evitar susurrarme con voz ronca.
Ahora pertenece a otra.
A una mujer buena que le cuida y le hace sentirse querido.

Los dos sabíamos que yo no podía darle lo que necesitaba y, aunque no tenía que darme explicaciones, me las dio. Sus hijos ya son mayores, vive de las rentas, tiene todo el tiempo del mundo para cuidar de mí. Es una clásica, me dijo casi pidiendo perdón mientras yo esperaba el tren con el petate a los pies, rumbo a una nueva misión.

Me dio un último beso lento, casi trágico, un beso con vocación de inolvidable y se quedó en el andén mirando cómo me alejaba. Ya no volvería a decirme que era una niña mala, ni a darme lo mío, ni a aplastarme con su gran cuerpo. Yo ya no gemiría de placer bajo, sobre, junto a él, ya no volvería a arrancarme lágrimas de agradecimiento.

De vez en cuando le escribo desde el frente contándole como va todo.
Y él me contesta como un buen amigo.
Pero a veces, cuando le escribo soy mala.
Entonces él me llama con voz ronca y me dice:

– Eres una niña muuuuuy mala.