Miguel Pérez de Lema
Hay una mujer apagándose en el aeropuerto de Lanzarote. A su alrededor, una nube de polillas, me impide verla con claridad.
No soy un buen tipo. Lo sé porque en casos como éste, me gana el cínico que llevo dentro, y su visión panorámica que me señala el punto «Simpson» -aquel capítulo del pequeño Timmy caído en el pozo- y más aun el punto Azcona/Berlanga que rezuma el «entorno» de este festival mediático.
Respeto el lento suicidio de esta mujer colibrí, que apenas sobrevive de agua con azúcar. Pero desconfío tanto de sus palmeros.
¿Quieren una causa por la que luchar? Les doy un millón. ¿Por qué escogen siempre entre todas la causa oportuna, la causa brillante, la causa en-la-que-hay-que-estar, la causa que abre telediarios? ¡Qué ojo!
Al lado de mi casa, en Madrid, en la espeluznante Plaza de Benavente, hay una anciana en huelga de hambre viviendo en una tienda de campaña. En la tienda vive también su hijo, que está en coma irreversible. Llevan aquí seis meses.
Su hijo quedó en estado vegetal por una negligencia médica y no sólo no han ganado la reclamación en los tribunales sino que han perdido y les obligan a pagar 200.000 euros por enfrentarse a alguien más listo y poderoso que ellos. Anoche, en Madrid, estábamos a -5 grados.
Para hacer una huelga de hambre hace falta un enorme despliegue de medios. Varios médicos, un suero, alguien que te resuelva todo porque la debilidad te impide moverte. Así que esta anciana, que tiene que mover, limpiar, cocinar y dar de comer a su hijo, ni siquiera puede hacer una verdadera huelga de hambre. Come poquito, diríamos. Pero el frío y la rabia bastan para llevársela por delante.
La luz de la mujer que se apaga en Lanzarote, va perdiendo intensidad, va haciéndose más confusa, entre los focos y los flashes y las polillas, como también se apaga en soledad la luz de camping gas de la anciana que cuida de su hijo en coma dentro de la tienda de campaña. No se ve a ningún solidario-del-mundo-de-la cultura por aquí. Tampoco cámaras. ¿Habrá que esperar a las segundas para que vengan los primeros?
Yo no sé. Dudo entre la lucidez de mi cínico, la compasión de mi corazón, y la esperanza de que todo se resuelva como en un cuento de navidad, poniendo a cada cual en su sitio.
Que Dios reparta suerte.
Y en cuanto a alta diplomacia, complejas relaciones internacionales, e intensas negociaciones, no sé nada. Pero una cosa tengo clara, desde hace más de cien años, cada vez que se toca a Marruecos, España pierde. Y yo, que soy tan mala gente, quiero, primero, lo mejor para España. Ya ves tú qué cosa.
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0 respuestas a «¡Miradme!»
Y digo yo ¿no habría sido mejor contratar en secreto un comando mercenario que la devolviera a su casa?
Todas los servicios secretos del mundo saben falsificar papeles y mover personas. ¿Para que están, sino para evitar problemas como estos?
Coincido en todo con el artículo.
La pobre A. Haidar empieza a caer gorda por la farándula que la rodea, por todos aquellos que salen en la foto. Muchos de ellos ricachones que no ven el sufrimiento que padecen dos barrios más allá del suyo.
Mientras, la mujer de la plaza de Benavente, sigue sola.
Aunque alguien del mundo de la cultura ya se ha preocupado por ella: el autor del artículo.
Ahora que A. Haidar ha salido de Lanzarote, las polillas podían acercarse a la plaza de Benavente
La farándula nunca ha tenido mucho criterio. Hace populismo propio a costa de causas nobles de gran impacto. No son mala gente, simplemente ignoran lo que ocurre en derredor suyo y creen que sirven mejor a la comunidad de la manera que lo hacen. Me alegro de que Aminatu regrese a El Aaiun y pueda continuar con su lucha. Siento lo que está sufriendo la mujer que busca justicia con su hijo en coma por una negligencia médica. Pero mientras en España no haya médicos, políticos, abogados, empresarios y jueces en la cárcel, no habrá ni democracia, ni justicia. La mujer de la Plaza de Benavente caerá derrotada por un sistema, a su manera, opresor y despiadado, y la farándula apoyará a Btongo Ngema contra la infame opresión del dictador Mrogongo en la República Independiente de la casa de mi vecina que me abrasa todas las noches con la Pantoja a todo trapo.
1. Anónimo. Te agradezco que me culturices, pero yo soy un obrero de la sintaxis.
2. manolin. Sí, podían, pero no lo harán.
3. François. Me gustaría pensar contigo que no son mala gente. Pero no puedo, será porque yo sí soy mala gente.
Al menos, cada uno de los que por aquí andamos, sabemos de la situación de Juana y de su hijo Antonio a través
de Miguel . Nosotros conocemos a otras personas y estas a otras y así sucesivamente y de esta manera, se puede
crear una reacción en cadena y podemos llegar a ser muchos los que acompañemos a estos dos almas… pero claro,
ahora mismo, aunque se me ocurra la idea, miro por la ventana y veo como las pocas hojas que le quedan al platanero del jardín y hasta el mismo platanero, no dejan de menearse por el viento como locos , hace frío, mucho frío y mi culo está bien calentito aquí, mientras tecleo este insignificante mensaje. A la Plaza de Benavente, vente!!!
Vaya, hace tanto que no vengo que, ya ni me reconozco,
Anonimo esta vez es Silasoy.. besos
Al menos, cada uno de los que por aquí andamos, sabemos de la situación de Juana y de su hijo Antonio, a través
de Miguel . Nosotros conocemos a otras personas y estas a otras y así sucesivamente y de esta manera, se puede
crear una reacción en cadena y podemos llegar a ser muchos los que acompañemos a estos dos almas… pero claro
ahora mismo, aunque se me ocurra la idea, miro por la ventana y veo como las pocas hojas que le quedan al platanero del jardín y hasta el mismo platanero, no deja de menearse como loco, hace frío, micho frío y mi culo está bien calentito aquí, mientras tecleo este insignificante mensaje. A la Plaza de Benavente, vente!!!
¡Hola Eco!
Tú ya me entiendes…
Hola Miguel!!! siii, claro que nos entendemos- en el buen sentido de la palabra- me alegra y me gusta ser esa Eco!!!
me va que ni pintao’, como ves hasta mi comentario ha hecho eco! un abrazo, sila
Miguel, no son mala gente, solo que hacen cosas que están mal. A la ignorancia no le atribuyo una mala intención. No me hago mala persona por ser ignorante, pero hago cosas malas como las que hacen algunos famosos porque soy ignorante.