por Robert Lozinski
Fotografía en contexto original:levmishkin
La novena compañía es una película rusa sobre la guerra de Afganistán. Tremenda, realizada a partir de hechos reales, donde los actores, unos chavales entre 18 y 22 años interpretan a personajes que murieron o que han sobrevivido al infierno y llegaron a contarlo. No es candidata al Oscar ni lo va a ser nunca, aunque se merece por lo menos un par de estatuillas doradas.
Cuando la vi me acordé de lo que me contaban amigos de la infancia, mayores que yo, que habían sido enviados allí, o compañeros de la facultad que estuvieron en el frente afgano. Nos enseñaban también fotos, rostros risueños que reflejaban serenidad y sensatez propias de personas que saben apreciar la camaradería, el pestañeo de unos ojos de mujer o un simple día con sol. El brindis preferido de estos chicos en las innumerables juergas que montábamos casi a diario era el invariable: Por seguir estando vivos.
Borea, pequeñito, compacto y rubio como un melón maduro, ojos color aluminio y jeta deformada por una cicatriz, caricia de un cuchillo chulesco, tocaba canciones militares acompañando su rasposa voz con una guitarra vieja cubierta de firmas que pertenecieron a compañeros vivos o muertos. Se ahogaba con el humo del cigarrillo que le colgaba siempre de la boca, y le daban unos horribles ataques de tos que solía calmar con una copa de vodka y con otro pitillo.
Arcadi, que nunca se quitaba la camiseta a rayas, alto, musculado y profusamente tatuado, nos describió una de las torturas afganas: al preso se le despellejaba vivo desde la cintura hasta las axilas y se ataba el pellejo sobre la cabeza en forma de bolsa que chorreaba sangre. La carne del torturado quedaba al aire y a la merced del sol y de las moscas. La muerte era lenta y terriblemente dolorosa. Arcadi era un chico sensible. En los ratos libres escribía en un papelito que apoyaba sobre la culata del Kalashnikov, poemas muy tiernos sobre la madre y la chica que amaba.
Un compañero de clase fue enviado en 1988 a hacer la mili en Nagorno Karabaj, la región sureste del Cáucaso.
– Cómo voy a aguantar dos larguísimos años sin follar- se quejaba el pobre- si ya lo he probado con dos tías maduras y tres chicas vírgenes.
Se llamaba Oleg y tenía un gran talento para el dibujo. Me han dicho que cuando se licenció dos años después, aprovechó su gran talento para ganarse la vida haciendo pasaportes falsos para los ladrones de coches que actuaban en el extranjero.
Veinte años después de aquellos acontecimientos algunos hablan aún del heroísmo inútil de esos chavales.
Para ellos no fue tan inútil: siguen vivos.
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Robert Lozinski es autor de La ruleta chechena
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0 respuestas a «Por seguir estando vivos»
Espero que ese tal Arcadi no sea Arcadi Espada.
Te aconsejo ver Traidor en el infierno (stalag 17) de Billy wilder. Un peliculón dodne, el último minuto, te descubren un dato que hace que toda la peli entera cambie radicalmente y, al verla de nuevo, todos los diálogos y acciones vayan en un sentido totalmente diferente. espectacular.
Esperemos que nos cuentes más cosas de esos amigos.
¿Seguían siendo seres humanos después de aquellas experiencias?
Y la foto ¿es de ellos? Ya veo que la habéis sacado de una página, pero es que, joder, ¡hay un tío con una guitarra! Como Borea.
la peli está completa en Youtube
¿en qué idioma?
Hola Manolín. Buena pregunta. Algunos han podido olvidar aquello y hacer una vida normal cuando volvieron de la mili. Se casaron y tuvieron hijos. Tenían ciertos privilegios como por ejemplo el derecho a una casa concedida por el estado. Para otros fue mucho más complicado. La vida de las personas normales les parecía sin sentido. A esos tipos sin brújula las mafias los pagaban por hacer los trabajos sucios. En mi libro, «La ruleta chechena» cuento más sobre eso. El protagonista es uno de ellos.
Acabo de ver Pota 9 (la novena compañía) en youtube, subtitulada al español.
No sé si diría lo mismo si la viera en pantalla grande, con calidad de imagen y sin cortes entre bloque y bloque.
Pero me ha parecido alucinante. No sólo por el tema de Afganistán (quien quiera saber por qué es un territorio inexpugnable, tiene que ver esta película), sino por el guión, los personajes, la fotografía, la dirección… Sólo le pondría un «pero» a la música. No es particularmente brillante y cuando «los fantasmas» atacan la colina, me ha chirriado, me ha jorobado el clímax.
Excepto por ese pequeño detalle, me ha parecido una extraordinaria película sobre la guerra. Sobre la naturaleza humana, vaya.
En mi ordenador era imposible ver los títulos de crédito. ¿podría alguien pasarme alguien la ficha técnica de la peli?
Gracias por ponernos tras la pista de esta película, Robert.
(Ah, por si alguien quiere empezar ya a verla: youtube . Es un largometraje dividido en 14 partes)
Me alegro que te ha gustado, Marisol. La foto que has puesto ha hecho la mitad del trabajo.
¿Sabes tú el nombre del director?
Fiódor Bondarchuk.
Conmovedor el tema de la película, «cualquier similitud es pura coincidencia» (se leería quizás en cualquier final que tocara el tema torturante de la guerra. Cuantos «Borea», «Arcadi» y Oleg desfilando en el horror.Se me viene la imagen inolvidable de los mios, hermanos, amigos,chiquillos inocentes, elegidos x el proceso militar de épocas nefastas en nuestra tierra, intentando salvar un continente inhóspito pero genuinamente propio en manos de los ingleses.Leyéndote,una vez mas los homenajéo (como dice nuestro himno «Oh juremos con gloria morir….!!hoy yacen debajo de una gran hilera de crucecitas blancas con el recuerdo identificatorio de una simple flor de plástico.Para ellos, como a tantos.Mi doloroso respeto.»A Los chicos de Malvinas».Susana (una mujer argentina).