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El guru y otras hierbas, 40 (¡40!)

por Tímido Celador

Esta mañana pasó a ver al Guru.
Cuando Charlie corrió a la habitación del oligo, que estaba en fisio, encontró que alguien había cegado su observatorio colgando algo al otro lado de la pared. La Sacerdotisa le saludó con mucho cachondeíto cuando salió de la habitación de su amigo-amante, yo habría apostado por ella.

– Enhorabuena, Charlie, ya me han dicho que te casas.

Estaba resentido porque le habían fastidiado su perversión favorita, y se limitó a contestar con un gruñido. Después de acabar con el Guru y con Charlie, ella se volvió hacia este pequeño cachorrito.

– ¿A qué hora sales?- me preguntó sin rodeos.
– A las tres.
– Me voy mañana temprano ¿te apetece comer conmigo para despedirnos? No sé cuándo volveré por aquí.

Ser importante en su vida sólo depende de mí.
– Vale.

Y Charlie, que no se ha perdido una coma de nuestro pequeño diálogo, me dice muy serio en cuanto ella desaparece en el ascensor.

– Eh, eh, eh ¿qué está pasando aquí?

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0 respuestas a «El guru y otras hierbas, 40 (¡40!)»

Ay, ay, ay.
No te hagas tantas ilusiones.
Que yo me pongo nervioso y me retraigo (soy tímido, acuérdate).
Y tú, además, te llevarías una gran desilusión.

Hola cachorrito ó corderito con piel de lobo!!!! Tal y como te expresas me da la sensación de que eres más bien salvaje pero si tu dices que eres tímido yo me lo creo!!!

El encanto de tu timidez. El huracán que a buen seguro se desata cuando desaparece. Puff… Controlo mi taquicardia y los grados crecientes de humedad relativa aventurando tramas futuras:
a) Que a Charlie le trasplanten el cerebro para que pueda comprender lo que está ocurriendo «aquí».
b) Que el gurú tenga que ser hospitalizado de urgencia por insuficiencia respiratoria: la causa, la rotura de una bulla de enfisematoso fumador de hierba. Ya en el hospital, que seduzca al personal femenino de guardia.
c) Que La Sacerdotisa sea la hija del gurú, compensando su complejo de Electra con superávit de fases oroanales.
Ay, ay, ay, Tímido Celador.

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