Miguel Pérez de Lema
Vuelve el desánimo a nuestros jóvenes. Como siempre.
Es España.
Las vanas ilusiones se pudren en el fondo húmedo y oscuro de sus corazones, aun antes de iniciar la pelea ya se saben derrotados, paladean, casi con gusto, el metálico sabor de su fracaso que es el fracaso de no haber siquiera fracasado, hasta para llegar a fracasar aquí hace falta un enchufe, un cuñado concejal, un soplo, algo.
Es España.
Nuestros jóvenes desanimados y silenciosos, estos jóvenes que sólo levantan la voz gracias al coraje que les presta el vino del botellón ocultos en el anonimato del rebaño, y se orinan en los portales como máxima osadía, son un patético ejército de fantasmas en retirada. Nunca estuvo la fatal España tan fatalmente española. Un tercio de ellos jamás ha trabajado y de los restantes al menos otro tercio acepta mansamente que no llegará ni a la condición de mileurista de la generación actual.
Es España.
Los llaman, ahora, Generación 0. La generación que no tiene nada ni cree que tendrá nunca nada, ni peleará nada, que cuentan amigos que no valen para nada en el Facebook y twitean sus insignificancias al mundo que los ignora, y que ni siquiera ensayan posturitas, ni gritan su asco de vivir, ni se meten un buco de jaco, ni se pintan los pelos de colores por joder, como antaño, ay. Son jóvenes españoles en estado último de abulia, la final degeneración de una raza castigada por todos los peores vientos de la historia, un fin de saga. Más blandos que la mierda de pavo.
Es España coño. ¡España!
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0 respuestas a «Es España»
¡Al fin llegan los refuerzos! Un placer volver a leerte, Maestro.
Para los lectores: no os perdáis los extras que componen el cuadro humano de la canción.
Hay que escapar del Barrio, de nuestros coetaneos, de España. No hay redencion colectiva posible. Huir de ellos o acabaremos como ellos, que si futbol que si viviviva la fiestaaaa. La nuestra es la segunda generacion mas estupida que ha habido jamas (la primera es la de esos seres a los que llamamos «papa y mama»). Abulia, mamarrachismo…¿que se puede esperar de una juventud que esta obligada a vivir en el hogar familiar hasta los treinta y no hace nada por evitarlo? Un pais donde esta situacion domestica no desemboca en un conflicto social generalizado en un pais muerto y maleable. A la mierda.
…del punto de vista del texto al noventayochismo queda poco. ¿Nos vamos a morir d modernidad? Criticar a las generaciones más jóvenes siempre es fácil, y muy conservador. ¿Por qué no miramos la viga de la nuestra? La propia de cada uno. Ahi es donde duele repartir estopa.
Estas pobres criaturas recogen la siembra de una maravillosa generación luchadora e idealista, que enfundados en pana han ido engordando y enriqueciendo con su cultura del pelotazo. Del idealismo a la total ausencia de ética, y lo que es peor, hipotecando el futuro de los hijos a los que sermonearán alardeando de todo lo que ellos lograron luchando.
Por favor, que nadie se atreva a criticar a estos chavales sin el mas mínimo atisbo de culpa.
Ariadna, gracias por captar el aire 98. De eso va el tema.
Miguelón. Culpa o no culpa, el tema es la sumisión. Nunca se vio un juventud más lerda.
Y tu paternalismo no les va a sacar las castañas del fuego.
Estos esperan a hacer la revolución cuando saquen el juego para la play.
Copón.
Desde luego, Miguelón, estoy de acuerdo contigo, sería muy bueno revisar las críticas pensando en lo que dejamos o vamos a dejar en herencia a los que nos siguen en generación.
Es muy fácil criticar a los demás en vez de a uno mismo, aunque sea criticando por generaciones. (Además, para los periodistas cada 6 meses hay una generación ¿»nueva»?, …la generación X, la generación Kronen, los mileuristas, la generación 0, y un largo etc. ¿Sociológicamente las generaciones no eran cada 15 años de diferencia…?pues habría que echar la cuenta…)
A mí me da la sensación de que los viejos siempre encuentran que la siguiente generación es mucho peor que la suya. Es lógico que esta generación no se mueva mucho: entre todos se lo hemos puesto tan fácil que nunca han tenido que luchar por nada. Pero supongo que cuando les corten la luz y no puedan seguir jugando a la play, saldrán a la calle. Igual que nosotros, cuando nos encontremos con que no podemos seguir pagando la casa, los recibos, la comida… Porque ¿qué estamos haciendo los de más de cuarenta para cambiar la situación?
Miguel, perdona, no vi antes tu comentario. A mi me gusta mucho leer a la Generación del 98, y sus inquietudes desde luego pueden seguir siendo interesantes. Pero a estas alturas yo no me atrevería a reivindicarlos para la actualidad. Al menos personalmente no me puedo identificar. El «me duele España» de Unamuno interesa estudiarlo en el colegio, en la Universidad, pero si vamos a ser una generación pesimista como aquella, al menos tendremos que ser radicalmente nuevos en algo…
Desde luego, Miguelón, estoy de acuerdo contigo, sería muy bueno revisar las críticas pensando en lo que dejamos o vamos a dejar en herencia a los que nos siguen en generación.
Es muy fácil criticar a los demás en vez de a uno mismo, aunque sea criticando por generaciones. (Además, para los periodistas cada 6 meses hay una generación ¿»nueva»?, …la generación X, la generación Kronen, los mileuristas, la generación 0, y un largo etc. ¿Sociológicamente las generaciones no eran cada 15 años de diferencia…?pues habría que echar la cuenta…)
Es España, Miguel, y es Argentina, es el mundo. Vivo en el interior del interior de Argentina. Muchos hijos de amigos se han ido a Europa, y están recontrafelices con lo que para ustedes son trabajos de mierda. Muchos chicos, acá, sueñan con irse a España, y se van, y prueban, y si tienen agallas, triunfan. Con esas mismas agallas, acá también podrían triunfar, pero necesitan cruzar el océano y estar lejos de casa para darse cuenta.
Es el mundo que nosotros, sus papás, les estamos dejando. Así los criamos: blanditos, con todo servido, dándoles todos los gustos y enseñándoles primero a consumir y después a pensar. En España, en Argentina, en USA, es lo mismo: vivir hacia afuera desentendiéndose de lo que verdad importa, el adentro. Y duele, porque el ser humano tiene potencial para muchísimo más que esto. Un abrazo desde Río Ceballos, Argentina. GRA.