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Fútbol General Lecciones de la vida ser madre

Que gane el mejor

por Marisol Oviaño
Fotografía en contexto original: marca

No es bueno ganar siempre.
Aunque mi padre se revolvería en la tumba si pudiera leer esto, me alegro de que el Barça haya hecho triplete. Me alegro de que ayer mi primogénito sintiera vergüenza ajena por Cristiano Ronaldo, El Arrogante.
En una de las ocasiones que falló un disparo a puerta, la sangre de mi sangre se levantó de un salto del sofá y le gritó: ¿Y tú tienes un balón de oro?¿Y tú eres el número uno?

Lo bueno del fútbol es precisamente lo que dicen quienes lo viven desde dentro: fútbol es fútbol. Hoy estás arriba y mañana abajo. Tan importante es saber perder como saber ganar. Porque en la vida, unas veces estarás en el bando de los vencedores y otras en el de los vencidos.

Mi hijo lleva varios años seguidos restregando las victorias de su Madrid a su mejor amigo, barcelonista, que vive en el piso de arriba. Jaime viene a buscarle cada mañana para ir al Instituto, y raro era el día que mi cachorro no le recibía con alguna bromita madridista. Hace meses que es él quien tiene que aguantar los sarcasmos culés.

Hay que aprovechar las oportunidades de educar que la tele nos ofrece, y la Liga primero, y la Champions después, me han brindado buenas ocasiones de hablar con mi hijo sobre la importancia de aprender a encajar los golpes. He podido explicarle que hay que extraer lecciones de los fracasos: si no eres capaz de ver dónde has fallado, volverás a fallar.

En este año ha aprendido a vivir con la enorme contradicción de odiar al rival, como es la tradición, y admirar sin límites a su entrenador (ese Guardiola que no parece humano). Hoy se ha levantado con cara de perdedor, se ha puesto ante mí como un polluelo desvalido, y le he abrazado- los cinco segundos que se deja abrazar- para darle consuelo. Ha desayunado rumiando la humillación que no tardaría en llamar a la puerta. Ha estado calculando que, si el Real Madrid desapareciera hoy, haciendo una regla de tres, el Barça necesitaría 250 años para igualarle en número de Champions.
Su hermana y yo nos hemos echado a reír.
Y él también. Antes de acabar el Cola Cao ya había encontrado dos o tres razones por las que la derrota sería positiva para el Madrid y ha vuelto a mirar al futuro con ilusión.

La copa de la Champions ha llamado a la puerta y el madridista ha ido a abrir resoplando.
– Enhorabuena, Jaime- ha mascullado- El año que viene os vais a enterar.

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Querido colega madridista:

Ayer fue uno de esas noches en los que no pudimos dormir tranquilos. Nuestro máximo rival futbolístico se ha coronado brillantemente campeón de su tercera copa de europa, con una superioridad no vista desde el Milan de Sacchi, hace casi veinte años. Ningún equipo ha ganado tres copas en la misma temporada con la autoridad y facilidad de este Barsa. Lo han hecho tan fácil que hasta parece sencillo.

Antes de comenzar el partido, todos vestíamos la camiseta blanca, y soñábamos, pese a su carácter infantil y caprichoso, que Cristiano Ronaldo, bajase de una vez por todas los humos a este nuevo «equipo invencible», creado por Pepe Guardiola. La cosa parecía comenzar bien para los de blanco, con el Manchester apretando arriba a los nervioso defensas blaugranas, pero pronto Iniesta nos devolvió a la cruda realidad. Que no es otra, aunque nos pese a los madridistas, que el Barcelona ahora mismo es el mejor equipo del mundo.

Hay que saber encajar las derrotas, para corregir errores, desde luego, pero de este triunfo, de esta manera con la que el barsa ha ganado se pueden sacar muchas más conclusiones que saber ganr o perder, o jugar un fútbol bonito o no.

El Barcelona, en los últimos tiempos se ha puesto en la cabeza en cuanto a estilo deportivo. No sólo tiene una manera de jugar claramente identificable, sino que, una vez elegído la forma, ha decidido crear en su propia factoría los jugadores adecuados para jugar de esa manera . Brillante, se mire por donde se mire. Jugar una final como la de ayer con siete jugadores de la cantera es algo insólito. Y no contamos a Bojan, Cesc, u otros jugadores de máximo nivel criados en la Masía. Los jugadores de la casa, se identifican totalmente con el club, como es imposible que hagan los «mercenarios» fichados a golpe de talonario. Nos sacan muchos años de ventaja en ese aspecto. Y no sólo al Madrid, sino a todos los grandes de Europa.

Por otro lado, esta generación increible de jugadores, han encontrado a un técnico sobradamente preparado, que nos ha dado una lección de dirección de recursos humanos, espectacular. Proponer a unos jugadores, cansados de ganar y multimillonarios, un estilo de juego que sólo puede funcionar con la solidaridad de todos, es un auténtico éxito. Pep ha conseguido que los jugadores se hayan creido invencibles y hayan tirado todos en la misma dirección desde el primer entrenamiento. Con esa mentalidad inquebrantable, han superado adversidades, han disfrutado con sus triunfos, han dado la cara en los malos momentos, en definitiva, han arrasado a todos los rivales.

La diferencia de este equipo con los demás, es que mientras el convencimiento de los barcelonistas en lo que hacían, era absoluto, los otros equipos no han encontrado nunca la manera de jugarle. Unos han impuesto el estilo, y otros hanintentado adaptarse a el sin encontrar nunca la fórmula adecuada. El resultado ha sido arrollador.

Así pues, proponer una idea; utilizar tu talento para llevarla a cabo; unirse con todos los que persiguen el mismo objetivo sin fisuras; superar las adversidades que se presentan, y lograr el éxito final, son lecciones que pueden extrapolarse claramente del fútbol a cualquier otro ámbito de la vida.

¿Aprenderemos los madridistas de nuestros errores, o tendremos qeu conformarnos con ser el mejor equipo del siglo XX, mientras guardamos pleitesía al nuevo monarca del siglo XXI?

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