Categorías
Cuaderno Ziplock General

CZ. 24 de mayo

por Claudio Molinari Dassatti

Hace una semana presencié el derribo de una torre de alto voltaje. O sea, de ningún voltaje. La iban a tumbar y desguazar para fabricar hojas de arado (los optimistas) y machetes (los realistas). Y es que, como nos hemos ido volviendo multitudinariamente pesimistas, la palabra se ha vuelto superflua. Ahora somos realistas, porque primero cambian las circunstancias, después la gente se adapta y finalmente muta la lengua. ‘Fabricar’, por ejemplo, es otra palabra que ha cambiado y mucho. Ya no significa lo que significaba AdE, ahora es sinónimo de raspar, golpear, atar o derretir. Es decir que fabricar ha adquirido tintes arqueológicos. Digamos que lo arqueológico es nuestra nueva normalidad.

Como iba diciendo, me acerqué y les eché una mano a los vándalos (que ahora llamamos emprendedores) para tumbar la torre. Y a cambio me dieron un trozo de metal por prestarles mi ayuda. Además no amenazaron con comerme, y después dicen que no hay generosidad en el ser humano. Este asunto de los significados, disculpen que vuelva sobre el tema, me recuerda uno de mis libros favoritos (además me limpié el culete muchísimas veces con él). Se llamaba LTI: La lengua del Tercer Reich. A lo largo de esas páginas, el autor —un filólogo judío que se ha salvado de los campos por estar casado con una alemana— comenta y reflexiona sobre la manera en que su idioma va mutando bajo el peso del totalitarismo. Nuestro lenguaje, bajo el peso de las pulgas y la mugre también ha ido mutando. La palabra ‘hambre’, como tantas otras, también ha modificado su sentido. Veamos un diálogo típico:

—¿Cómo estás, amiga?
—Con hambre.
—Me alegro, ¿y tú?
—Pues, a puro realismo.
—Qué bien.

Pero me he desviado de nuevo. Quería contarles del regalo que hube recibido de los vándalos. Y que pienso aprovechar ese fleje de metal y sacarle filo (y con suerte plusvalía) raspándolo contra las piedras. Porque, eso sí, piedras tenemos de a montones. Y aunque tarde un año en fabricar mi machete, valdrá la pena. Un hombre con machete tiene grandes ventajas: puede defenderse, partir leña, cortar perros… Un machete es mucho más útil que una aguja o un botón. Un buen botón, como decían los cuáqueros, es ostentación. Un machete no. Con un machete sobreviviré. Seré un potentado. Un partidazo. Un sex symbol.

Una respuesta a «CZ. 24 de mayo»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *