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Cela, el hombre que quiso ganar (Ian Gibson)

por Ernesto Bark
cela

El libro de Ian Gibson sobre Cela no es un ensayo ni es, aunque lo parece, una biografía. El mismo autor repite varias veces que la biografía sobre Cela está por hacer. A lo que más se parece el libro de Ian Gibson es a una causa general, o a un proceso inquisitorial. Desde ese planteamiento, se rastrea la larga vida del último Nobel español en busca de cualquier mancha en su expediente, y se explaya sobre ella.
Gibson cuenta con varias ventajas para que su despreciable libro sea leído. La primera es su prestigio, ganado con sus biografías monumentales –ahí sí lo eran- sobre Lorca y Dalí. La segunda ventaja es el morbo que sigue despertando la figura pública de Cela, llena de altisonancias y ganadora de afectísimos enemigos. La tercera ventaja de Gibson, es su capacidad para desviar la atención y dar coba a su patrón (Prisa-Psoe).
En el libro se menciona cerca de 10 veces al PSOE, y otras tantas a El País. A un lector desinformado le llega la imagen de un Cela muy político y en conflicto permanente con el lobby político-editorial de la izquierda española. Y eso es mentira. El perfil político de Cela era muy bajo.
Gibson sabe darle interés a lo que escribe y escarba agudamente en los rincones más sórdidos de Cela, apoyándose en la documentación precisa. Así, se recrea en el ofrecimiento de Cela para ser delator de rojos en la posguerra y, sobre todo, dedica dos capítulos completos al asunto del plagio del Planeta, que es el morbo mayor del libro y por el que tal vez le lleguen más ventas.
La causa general contra Cela sitúa a Gibson como fiscal, lo que le hace restar importancia a los valores del Nobel. Por ejemplo, fundar la editorial Alfaguara, que es hoy propiedad del patrón de Gibson. Y, más aún, restar excelencia a la calidad literaria de Cela. Ahí es donde Gibson, muy hábil en lo demás, tropieza estrepitosamente. Sus juicios literarios son pueriles, dice, por ejemplo, que a Cela apenas le interesaba la literatura (cuando Cela era ante todo un erudito, antes incluso que escritor). Gibson no deja que la literatura se interponga en su diatriba y no relaciona a Cela con Quevedo, ni Solana, ni Valle Inclán, sino con Muñoz Molina y Llamazares, con los que tuvo un encontronazo.
Gibson juzga despectivamente la práctica totalidad de la obra de Cela, de la que apenas salva un par de títulos, y subraya los rasgos estilísticos del autor como una fórmula hueca de la que llega a hacer una parodia que a él se le antoja reveladora. La mala fe de Gibson le hace apartarse de las jugosas anécdotas que demuestran las innegables deficiencias del carácter de Cela y tratar de descalificar también su obra. El lector entiende que eso es un abuso y que Gibson, en el mejor de los casos, exagera.

0 respuestas a «Cela, el hombre que quiso ganar (Ian Gibson)»

He leído el libro completo. Realmente Ian es muy realista, muy concreto en su planteamiento. El libro no es una apología, dice lo que otros dicen, lo que Cela evidenció a lo largo de su vida. Y es interesante para la formación del caracter personal y literario del autor. Ian en ese sentido ha dejado una obra monumental que es importante leer.

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