por Marisol Oviaño El otro día había dos mujeres marroquíes esperando que abriera la trinchera proscrita, querían saber cuánto les cobraría por enseñarlas a leer y escribir. Antes de tratar ninguna otra cuestión, les pregunté si tenían marido, pues sé por experiencia que muchos de ellos prefieren que sus mujeres sigan siendo analfabetas. Dependientes. De […]
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