Por Pedro Lluch
Fotografía: Popeye
El viajero está más inquieto aún que de costumbre. Hoy, antes de volver a casa, se parará en un colmado y comprará una botella de tequila. Sal tiene en casa, y un limón, aunque arrugado, seguro que lo encontrará en la nevera.
Cuando el viajero ha visto salir por el portón de la fábrica a su Director General ha visto salir un espíritu. Le han destituido las impaciencias de los financieros y los miedos mal fundados y peor aconsejados. Se nos va el espíritu de victoria, la ambición, las ganas de hacer las cosas bien, la voluntad de invertir para cosechar más grandes y mejores frutos, la visión que impone raciocinio, que urge y decreta orden. Encontró en él una dirección competente, a su amparo el viajero se sentía fuerte. Juntos habrían hecho mucho. El viajero adquirió color y ambición, adquirió herramientas, aprendió técnicas nuevas, modificó sus hábitos de trabajo, los mejoró.
Y esta noche el viajero descorchará la botella de tequila, y dará un trago, y luego otro; el viajero espera disolver la amargura del día de hoy. Y pensará en su futuro más allá de los próximos viajes. Pensará en su futuro en París, en Oslo, en Sevilla, en Argel, en Beirut. Y para cuando vuelva de su periplo, antes del día de la Constitución, habrá decidido qué hacer y cómo seguir. O quizás no: el viajero duda, tiene miedo.
0 respuestas a «Hoy caerá una botella de tequila»
Alégrate por él, viajero.
Cuando pasas por una situación así y te toca salir por el portón, antes has vivido situaciones que no has podido compartir con nadie, de soledad, de traición de colegas, de abandono incluso de una parte de tu equipo, que está más pendiente de sonreir al sustituto que de seguir al líder. Cuando sales por la puerta lo primero que sientes es el aire fresco en la cara y el primer pensamiento que te llega es: ¡Se acabó! ¡Por fin empieza el baile!
Las peores puñaladas no son las que te dan por la espalda, sino por los costados. Si él tiene fuerza, ya se habrá quitado los puñales y las heridas le cicatrizarán pronto. Seguro que, además, habrá aprendido algo de esto. Se aprende mucho más de los fracasos que de los éxitos.
Tu te quedas con lo que él te ha enseñado y él se va a enseñar a otros. Bebe el tequila tranquilo, sé feliz y aprende también de ello, por si algún día te toca a ti.
Seguro que él se está tomando otro.