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Ramón, el orador

Ramón o el ingenio. A esto hoy quizá lo llamaran stand up comedy. Él lo llamaba conferencia, y lo convirtió en un género personal. Una vez dio una sobre un trapecio, otra a lomos de un elefante, al final de otra se comió una vela (falsa), en muchas otras sacaba un objeto especialmente feo para denostarlo y acabar dándole un martillazo.
En este retazo milagrosamente salvado, llamado «el orador», juega con monóculos sin cristal, imita un gallinero y usa su mano persuasiva (por cinco razones…)
Amo a este hombre.

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0 respuestas a «Ramón, el orador»

¿Qué decir? Sublime. Es la primera vez que veo un documento audiovisual de Ramón y me ha fascinado; me confirma lo claramente dotado que estaba para el ingenio. Y sí, definitivamente es un precedente brillante de los actuales monólogos de humor, tan en boga.
No obstante, me parece cuando menos chocante que gente intelectualmente tan seria como los de proscritos reivindiquen este lado de showman frívolo de Gómez de la Serna. Estoy convencido que, de haber coincidido con él en el tiempo, habríais arrugado el hociquito y lo habríais calificado de gansada, de patochada impropia de un intelectual «digno».
En este país esnob y palurdo, celebramos estas cosas en los escritores de fuera; los de aquí han de seguir siendo solemnes. Esto es, pedantes, anticuados y aburridos. Y centrarse en lo suyo, que es escribir sesuda y densamente, dejándose de payasadas.
No me digáis que no, porque yo este prejuicio lo he sufrido y sufro todavía. Aquí, como seas escritor y te dé también por concursar en un programa de TV, por recitar textos tuyos con base musical en un bar o por cultivar una actitud y una imagen que no sean las clásicas y dogmáticas, los veladores del buen orden cultural te condenan al malditismo y no te toman en serio.
Lo que me lleva a convencerme de que, de haber vivido Ramón hoy día y haber explotado como monologuista su enorme talento en televisión (que es el medio además que hoy día da dinero de verdad a un escritor), seríais de los primeros en renegar escandalizados de él.
Ahora resulta muy fácil reivindicar este lado más atrevido y desenfadado de Ramón. Lo permite la perspectiva del tiempo y que sea una figura literaria consagrada. En otras circunstancias, lo habríais tildado poco menos que de bufón. O sencillamente, no lo entenderíais…

Sputnik, me alegro de que te haya gustado el video, pero como directora de este cotarro, me siento aludida en tus acusaciones. Dices que somos «intelectualmente serios» y que de haber conocido a Ramón, lo habríamos denostado.

No sé si alguno de nosotros te hizo una crítica desfavorable, pero en cualquier caso, sería un Proscrito, no todos nosotros.

Proscritos no es un ente indivisible. Colabora gente de muchas partes y con ideologías y gustos diferentes e incluso completamente opuestos. De haber conocido a Ramón, unos se habrían entusiasmado con él, otros habrían pasado.

Probablemente yo le habría invitado a un cocido en mi casa. Lo hago con toda la gente que tiene talento, ingenio y algo que decir. Llevo muchos años apostando por escritores en los que creo, y nunca les pregunto cómo se ganan la vida cuando no están escribiendo. Y si lo que escriben es una mierda, aunque salgan en la tele, se lo digo.

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