por Marisol Oviaño
Fotografía: ABC
Marcelino Camacho ha muerto.
Y no puedo evitar preguntarme qué habría dicho mi padre si hubiera vivido para verlo.
Aunque Marcelino era doce años mayor que él, compartieron el mismo momento histórico: uno como sindicalista, otro como empresario.
Marcelino Camacho era fresador y se hizo comunista a los 17 años, mi padre se subió al andamio a los 13 y no tardó mucho en descubrir que él no había nacido para tener un jefe. Uno defendió los derechos de los trabajadores y el otro dio trabajo a cientos de personas a lo largo de su vida empresarial, lo que les convertía en enemigos. Pero los dos, cada uno en su trinchera, trabajaron por el bien del país.
Marcelino seguía viviendo en su piso de Carabanchel, entre él y su mujer cobraban 1500€ de pensión. Igualito que los 114.000€ que cobraba Toxo –hoy cobra mucho más- cuando le concedieron el ático de protección oficial.
Y lo mismo podría decirse de los empresarios: parece que ya no quedan hombres honrados que arriesguen lo suyo y luchen por las familias que dependen de ellos, hombres salidos de la clase trabajadora que conozcan de primera mano lo que es el esfuerzo y el sacrificio; no tenemos más que mirar quién era hasta hace unos días el representante de la patronal.
Tal vez hoy haya terminado de morir la decencia.
0 respuestas a «Decencia»
La decencia está moribunda desde hace muchos años. Padece anemia crónica desde que un vampiro llamado sociedad de consumo le chupa las entretelas. Marcelino Camacho era más parecido a San Francisco de Asís, aunque nunca sabremos lo que habría hecho si los suyos hubieran tomado el palacio de invierno. Pese al pasado tenebroso que arrastra su ideología, me conmueve ver en él (y a su cónyuge) a una persona coherente, y eso despierta instintivamente mi simpatía. Analizar su historia más a fondo me llevaría -me llevará- meses, o años, ya que cuando él lideraba las subterráneas CCOO yo no tenía ni la sensatez necesaria ni, sobre todo, la perspectiva histórica imprescindible.
Poco a poco, se van cerrando capítulos que nos obligan a revisar nuestro propio pasado.
Qué gusto leer tu comentario (me produce la vanidosa satisfacción de ver que he transmitido lo que quería transmitir).
Tampoco yo sé gran cosa de Marcelino (me crié sabiendo que era el enemigo) . Aunque probablemente comulgaría con muy pocas de sus ideas, creo que tenía esa vocación de servicio que tanto echamos de menos en los políticos y sindicalistas de hoy.
El mero hecho de que no haya sido sindicalista para medrar o conseguir áticos, lo convierte en un héroe.
Claro que estuvo en la cárcel y las debió pasar putas.
Cosa que no han pasado los sindicalistas de hoy.
Mi padre pasó hambre.
Cosa que no ha pasado Díaz Ferrán, por ejemplo.
¡Cuánto daño ha hecho la definición de clase social simplificada para analfabetos que sustituye la causa psicológica de tal diferencia por el burdo síntoma de la posesión de medios (de producción)!
No soy asiduo de este blog por casualidad. Me encanta lo que escribes, en forma y en contenido, aunque sean menudencias de la vida cotidiana. Y sí, lo sabes transmitir. Al menos, a mí me llega. En mi próximo viaje a ¿Madrid?, me gustaría saber que hay un número de teléfono en el que puedo oír cosas como las que leo aquí. O incluso en una cafetería, tomando un café. Pero en cualquier caso, tanto si sí como si no, seguiré siendo asiduo.
Hay un número de teléfono. Y hasta la dirección de la trinchera proscrita.
Está en la página madre http://www.proscritos.com (en la presentación de la asesoría)
Ningunotro:
No sé si será la definición de clase social lo que te ha hecho tanto daño psicológico, seguramente sea algo más profundo, pero no se entiende nada de lo que dices.
Amigo Borntobefree, hay cosas que me duelen, muchas ajenas y algunas propias. A ver cómo lo digo para que no quede demasiado marcada tu psique… no doy clases de parvulario. Algo que desgraciadamente igual tampoco llegaras a comprender, supongo.
A ver, intentaré echar una mano utilizando mi experiencia (Mi trabajo es corregir textos y, en muchas ocasiones, interpretar lo que los autores quieren decir pero no consiguen decir porque desconocen los recursos lingüísticos.)
“Cuánto daño ha hecho la definición de clase social simplificada para analfabetos”, creo que eso se entiende.
“que sustituye la causa psicológica de tal diferencia por el burdo síntoma de la posesión de medios (de producción)!” : aquí se dice que una causa psicológica es sustituida por un síntoma. Y ese síntoma es la posesión de medios (de producción).
¿Problemas de la frase?
1.- No sabemos (o por lo menos, yo no lo sé) cuál es esa causa psicológica
2.- ¿Una causa psicológica puede ser sustituida por un síntoma? (Síntoma: fenómeno revelador de una enfermedad o señal o indicio de algo que está sucediendo o va a suceder, según la RAE)
3.- La posesión de los medios de producción es un síntoma. Y supongo que ahí está el problema ¿síntoma de qué? ¿de una enfermedad, de algo que va a suceder?
Si esta frase estuviera en alguno de los libros con los que trabajo, me sentaría con el autor y le preguntaría si lo que ha querido decir es:
Cuánto daño ha hecho la definición de clase social simplificada para analfabetos, que explica las diferencias de clases en función de algo tan burdo como la propiedad de los medios de producción.
Y digo que lo hablaría con el autor porque no estoy segura de haber sabido interpretar sus palabras.
Estimado Ningúnotro(mentiende):
Tu comentario huele a ….Victoria!
Por fin algo comprensible!
Saludos
PD: Marisol, gracias por el esfuerzo
¡Muy bien, Marisol!
La diferencia entre tu formulación y la mía no es trivial. La comprensión es importantísima, pero (mal) comprender lo trillado no aporta nada útil. Por eso doy pistas nuevas y obligo a explorar a quien quiera comprenderlas.
En la red, el equivalente al libro o los libros de un autor son los enlaces hacia sus escritos. Desde que dejo comentarios en este blog he recibido 11 visitas, tres desde la lista de comentarios recientes, una desde el panel de administración, y siete desde alguno de mis comentarios.
Mi «teoría» sobre las causas psicológicas se puede encontrar en: los okupas de la soberanía
Pues lo de «los okupas de la soberanía», no te lo pienso «traducir» gratis ¿eh?
Me alegra saber que recibes visitas desde aquí: pero once, teniendo en cuenta que dos o tres son mías (entro en todas las páginas que dejáis), no son muchas. Nos leen miles de personas, podrías recibir muchas más visitas si fueras un poquito menos críptico. Escribir es seducir, no castigar al lector con tu sabiduría.
Supongo que no aceptarás consejos, pero intentar comunicar escribriendo frases administrativas (de más de treinta palabras: se llaman así porque es el tipo de frases que utiliza la burocracia) con letra blanca sobre fondo negro, no es lo más efectivo. Me interesaba lo de las causas psicológicas y he pinchado en tu link, pero no he pasado del primer punto y aparte.
Una pena, porque parecía que tenías ideas interesantes.
No son muchas, pero de todas formas no me interesa tanto la cantidad como la calidad.
No busco entretener a quien busque pasar un rato agradable, sino orientar en la medida en que lo veo posible a quienes tengan suficiente inquietud para soportar un mínimo de molestia. Gente a la que no haya que empezar a enseñarles el alfabeto y entiendan una frase de más de diez palabras porque ya se han preocupado por capacitarse. No tiene ningún sentido simplificar el lenguaje en exceso, puesto que de entrada me dirijo a gente que ha de entender conceptos algo complejos y tener inquietudes más allá de las preocupaciones lúdicas. Empleando un lenguaje de complejidad comparable evito decepciones, pues no tiene sentido entretener al personal con un cuento de Grimm o Andersen facilón si en la página 83 de todas formas tienes que entrar en detalles técnicos sobre la teoría de la relatividad de Einstein (por poner un ejemplo).
De todas formas, todos los consejos se agradecen, y soy de los que alienta al personal a dar todos los que crea oportunos procurando no penalizar inmerecidamente las meteduras de pata exentas de malicia. Comprendo que como agente literaria apliques criterios de optimización acordes con tus principales preocupaciones profesionales.
Una pena, si. Para estar interesada y capacitada para manejar complejidades lingüísticas, un punto y aparte no es mucho.
No soy agente literaria (Proscritos lo fue hace muuuchos años y por muy poco tiempo).
Soy escritora, correctora, profesora de escritura y moderadora de este blog.
Digamos que soy como un entrenador de fútbol al que no impresionan las filigranas con el balón, sino que el balón entre en la portería contraria. Si además sabes hacer filigranas, la afición lo agradecerá.
Con gusto leeré tu teoría de las causas psicológicas si eres capaz de resumirlo en unas cuantas líneas que cualquiera minimamente leído -y el nivel de nuestros lectores es tan alto o más que el tuyo- pueda comprender. Si necesitas lectores que tengan seis carreras, hablen cinco idiomas y además puedan poner todo el tiempo del mundo a disposición de tu prosa, no cuentes conmigo. Las élites intelectuales me aburren. Y la vida es muy corta.