Por Antonio Santos
No tengo a mano los datos estadísticos, pero creo no equivocarme al asegurar que la gran mayoría de las mujeres se inician en el sexo en la pubertad con compañeros de su misma edad.
Si es con chicas, empiezan mejor. Si no, se inician en tan importante materia sumando su inexperiencia a la de un adolescente menos maduro sexualmente que ella y con menos intuición.
Los frustrantes resultados probablemente marcarán durante años sus relaciones amorosas.
Son esas mujeres que luego fingen orgasmos, a las que aludía en cierta ocasión la comandante Inar.
Un porcentaje reducido de mujeres tiene la suerte de iniciarse junto a hombres maduros con experiencia, que saben elegir el momento y el lugar, que son seductores y libidinosos, pacientes y hábiles, considerados y poderosos.
Son copuladores por vocación, no por instinto.
Lógicamente, esas mujeres alcanzan un nivel de conocimiento erótico, sobre sí mismas y los hombres, que incrementa sus posibilidades de salud y bienestar, de felicidad en suma.
Las madres con hijas adolescentes deberían tener este asunto muy en cuenta.
Si desean lo mejor para sus hijas, deberían aconsejarles, o mejor aun, procurarles un maestro-amante de reputación conocida (por experiencia propia o ajena fiable) para su iniciación en el sexo.
Sería algo así como un master en erotismo que duraría entre tres y seis meses según los casos, lo justo para profundizar sin aburrir ni crear dependencia.
Madres e hijas interesadas en estos cursos, pueden contactar conmigo en este blog.
0 respuestas a «Master en erotismo»
no sólo estoy completamente, sino que añadiría más: también los hombres jóvenes deberían aprender en brazos de las mujeres maduras.
¿Te animas a montar una academia conmigo, Marisol?
Seguro que te iría mejor que con la literatura
¡yo ya la tengo montada!
Vendo vespino seminueva, con tubarro y transportín.
Muy de e acuerdo en todo menos en una cosa: De tres a seis meses…¿para que no cree dependencia?
¡ En la jovencita quizá no…!
En fin, genio y figura…
Evidentemente, en la alumna. El perfil del maestro que sugiero presupone su inmunidad ante los virus amorosos y/o pasionales.